Humberto Dardón

La vida institucional es frágil y a la vez tenaz: se construye con voluntades, con sacrificios, con gestos diarios aparentemente invisibles que, con el tiempo, levantan muros de confianza y puentes de futuro. La madrugada del sábado 20 de septiembre, la estructura institucional de El Colegio de San Luis se cimbró de manera profunda. El maestro Jesús Humberto Dardón Hernández, Secretario General desde 2011, nos dejó un vacío que trasciende las funciones administrativas para adentrarse en los cimientos mismos de la gestión académica de las ciencias sociales en México. Su partida representa una pérdida institucional de magnitudes profundas que transformará la continuidad institucional y la memoria organizacional del COLSAN. Durante catorce años, fungió como el eje articulador entre la visión académica y la gestión administrativa. 

En los pasillos de Parque de Macul #155, donde se alza el edificio que alberga nuestra institución, el silencio administrativo es la manifestación de su ausencia. Humberto Dardón no era simplemente un servidor público; era el arquitecto silencioso de los procesos que permiten que la investigación fluya, que los estudiantes de posgrado encuentren su camino, y que la planeación, gestión y transparencia institucional no sea solo un requisito legal, sino un compromiso ético. Su labor simbolizó algo más profundo que el cumplimiento normativo: representaba la promesa de que las instituciones públicas pueden ser, simultáneamente, espacios de excelencia académica y de construcción de conocimiento social. En una época donde la desconfianza hacia las instituciones públicas permea el tejido social, Dardón encarnaba la posibilidad de que la gestión pública fuera, también, una forma de servicio eficiente y eficaz en beneficio de la sociedad.

Podría argumentarse que las instituciones sólidas trascienden a las personas, y que los procedimientos administrativos establecidos garantizan la continuidad operativa independientemente de las ausencias individuales. Sin embargo, es probable que su pérdida genere disrupciones significativas en múltiples dimensiones institucionales. El proceso de transición requerirá no solo el nombramiento de nuevos (as) responsables, sino la transferencia de conocimiento tácito acumulado durante catorce años. La dimensión relacional presenta desafíos igualmente complejos. Los centros públicos de investigación funcionan mediante redes de colaboración que trascienden las estructuras formales. Las relaciones interinstitucionales que cultivó con la SECIHTI, el CONACYT, SHCP y otras entidades del sistema representan un capital social que no se transfiere automáticamente con el organigrama.

La dimensión simbólica quizás sea la más profunda. En instituciones académicas, los liderazgos administrativos exitosos generan culturas organizacionales específicas. La pérdida de estos referentes puede desencadenar procesos de reconfiguración de identidad que, mal gestionados, comprometen la cohesión institucional. El dolor de su pérdida no debe paralizar la reflexión institucional. Su ausencia nos convoca a repensar los modelos de gestión académica, especialmente en instituciones públicas que deben equilibrar la excelencia en la generación de conocimiento con la responsabilidad social. Sin embargo, el desafío es más profundo: construir una nueva estructura institucional donde su memoria se traduzca en método, su generosidad en política cotidiana y su capacidad estratégica en brújula compartida.

En la tradición de los grandes servidores públicos, Humberto Dardón nos ha legado algo más valioso que procedimientos administrativos: nos ha mostrado que la gestión académica puede ser, también, una forma de amor institucional. Su ausencia nos duele porque su presencia significaba la certeza de que las instituciones públicas pueden ser espacios de conocimiento técnico, rigor y servicio. Que su memoria nos inspire no la nostalgia, sino la construcción de instituciones más sólidas, más transparentes y más comprometidas con la transformación social que justifica nuestra existencia como centro público de investigación. En El Colegio de San Luis, el legado del maestro Dardón seguirá escribiéndose en cada proyecto de investigación desarrollado, en cada tesis defendida, y en cada acto de planeación y gestión que honre su memoria. Descanse en paz, maestro. Su obra trasciende su ausencia. Puma hasta la eternidad. 

@jszslp