“Inconstitucional” ¿proteger la vida desde la concepción?

Más allá, mucho más allá del hecho trágico de que la Suprema Corte de Justicia de nuestro país, haya declarado, que “es inconstitucional proteger la vida humana desde la concepción”, y consciente de mi responsabilidad como ciudadano, como ser humano y como católico, quiero dejar hoy un testimonio de absoluto rechazo al hecho de que la  más alta institución de justicia en México, concede más protección y derechos a criminales que atentan o atentaron contra la sociedad, que al ser humano inocente e indefenso que ya vive, sin duda alguna, ya vive, en el seno de su madre, quiéralo ella o no, desde el instante de la concepción. Lo anterior, sin dejar de expresar respeto a opiniones divergentes.

Se trate de un embarazo producto de una relación consentida por la mujer o de un abuso de fuerza o de influencia, hay un ser humano cuya vida nadie ha podido demostrar científicamente, que no es real desde el momento en que se produjo la fecundación del óvulo.

No encuentro una explicación admisible al hecho de que, como mejor, mucho mejor alternativa, quienes apoyan la despenalización del aborto, ciudadanos, instituciones y entidades gubernamentales, aun reconociéndoles buena intención, no hayan podido dedicar tiempo y atención a generar un nuevo esquema jurídico que garantice la protección del estado a las mujeres que por cualquier motivo deseen abortar, para no llevar a su término el embarazo. Además de que se priva injusta y brutalmente de la vida a un ser humano, se causa un tremendo daño moral, psicológico y emocional de sufrimiento para la mujer, a lo largo de muchos años, tal vez, para toda su vida.

Leyes humanistas y sensibles al dolor humano, podrían perfectamente establecer instituciones para apoyo social, económico y psicológico a la mujer que no desea que nazca su criatura, para hacerle más llevadera su situación, perseguir al autor violento o abusivo del embarazo y procesar la adecuada adopción del ser que nacerá para que sea recibido en una familia que le brinde amor y seguridad.

También se puede avanzar en el endurecimiento de las penas de cárcel, a quienes abusen de una mujer, en cualquier circunstancia en que ello ocurra, en especial contra quienes abusen de menores. 

Nadie le garantiza a la mujer que aborta, que no caerá en manos de un médico o pseudo médico que lo único que querrá será obtener un beneficio económico de tal acción, como ocurre con el personal de las clínicas norteamericanas auspiciadas por el gobierno de Obama, llamadas “Planned Parenthood”, que obtienen un subsidio por cada aborto que practiquen.

La película INESPERADO, producida o coproducida por el actor mexicano Eduardo Verástegui, en la que se da a conocer al mundo la tragedia humana institucionalizada que implican las clínicas abortivas del sistema norteamericano denominado “Paternidad Planeada”, basada en hechos reales y muy dramáticos de lo que significa un aborto para la mujer, se habrá percatado de que, al menos en aquél país, esas clínicas son un negocio muy rentable para quienes reciben la concesión o los permisos de aquel gobierno para explotarlas comercialmente.

También del terrorífico cuadro de crueldad y brutalidad que significa no solo para la criatura en proceso de ser despedazada, sino para la madre que, a querer o no, sufre un trauma físico, moral y psicológico profundo.

En los Estados Unidos de Norteamérica, cada año se practican un millón de abortos y más de 40 millones en todo el mundo, según lo relata el actor Verástegui, quien añade un razonamiento más de orden moral y justiciero: Si nuestras madres hubiesen practicado el aborto durante el embarazo en que nos dio a luz, no existiría la humanidad, ni los ministros de la SCJN, ni los partidarios del aborto, y habrían dejado de existir grandes hombres y mujeres de todas las razas, de todos los credos religiosos y países de la tierra, que aportaron y siguen haciéndolo, grandes bienes y avances sociales, materiales, culturales y morales para la sociedad humana.

La SCJN, ignora que la gran mayoría de los mexicanos está en contra del aborto. Su decisión es un atropello a esa gran mayoría de los mexicanos.

Por último, ¿Quién es el ser humano que puede decidir quién debe nacer y quién debe morir?

Ni siquiera la madre, puede cuestionar o negar el derecho que tiene a vivir el ser que lleva en su seno. 

Absolutamente nadie.

¡Dios es el único autor de la vida y de la muerte! 

PD.- Según el Resúmen Ejecutivo Sobre Encuesta Nacional de Vida y Familia, México es una sociedad de corte más tradicional, apegada a valores familiares y religiosos:

Dos de cada 3 mexicanos de ambos sexos, manifiestan estar en contra del aborto

La vida es vista como un derecho enormemente superior al derecho al aborto

Solo una parte del segmento más joven de los mexicanos manifiesta estar a favor del aborto, sin embargo, no es significativamente superior.

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