Hace algunas semanas fui invitado por la Coordinación de Fortalecimiento Institucional Municipal a dar una charla de inducción a los nuevos Presidentes y autoridades municipales de San Luis Potosí, y me pidieron que hablara sobre los retos que hoy en día enfrentan las alcaldías en general en México.
Como sabrán, la gran mayoría de los Alcaldes son nuevos, es decir, a pesar de que ya es posible la reelección en ese orden de gobierno, prácticamente ninguno repitió, ya sea porque ni siquiera alcanzaron la nominación de su Partido, o compitieron para otros puestos, o algunos otros se lanzaron y no pudieron repetir.
¿Qué nos dice esto? Que la sociedad se cansa fácilmente de sus autoridades, que hoy en día es complicado lograr credibilidad y respaldo, o bien que la buena gestión en el orden municipal es un tema complejo de alcanzar y consolidar.
¿Cómo lograr ser un gobierno municipal exitoso? Son muchas las respuestas, vías y caminos para conseguirlo. Sin duda, una de las premisas es ser innovador. ¿Pero qué implica esto? Va más allá de tener buenas ideas, ocurrencias o buena voluntad.
Hace un par décadas los municipalistas del CIDE y algunas otras instituciones académicas, comandados por el Doctor Honoris Causa de la UASLP, Enrique Cabrero Mendoza, realizaron un profundo estudio que nos da luz y pautas por ser un gobierno municipal exitoso, lo cual a decir de ellos mismos, no ha cambiado mucho el panorama en México. Veamos.
Se establecieron cuatro niveles de análisis para identificar los detonantes de un esfuerzo innovador en la gestión pública, el nivel funcional, el estructural, el comportamental y el relacional.
El nivel de análisis funcional de la innovación trata acerca de hacer nuevas cosas, de hacer cosas de una nueva manera, con una nueva combinación de recursos o componentes, así como desarrollar y establecer nuevos sistemas de gestión.
El nivel estructural habla de la creación de nuevas estructuras, nuevas formas organizativas y de nuevos marcos regulatorios.
El comportamental se vincula con la gestación de nuevas actitudes, nuevos valores, nuevos arreglos institucionales y nuevas prácticas de los servidores públicos.
Y por último el nivel relacional, que trata acerca de reconfigurar y desarrollar nuevos modos y mecanismos de vinculación del gobierno con la sociedad y otros actores sociales y privados.
Así, tenemos que un impulso innovador no se puede basar solo en el liderazgo de los alcaldes, o en solo modificar los reglamentos internos y estructuras, o en impulsar solamente nuevas actitudes en los servidores públicos, o nada más crear consejos de participación social, no, es un todo, un conjunto de medidas que profundicen en la gestión municipal y que verdaderamente se modifiquen de manera integral las prácticas gubernamentales, y sobre todo que permanezcan y se mejoren a lo largo de diferentes trienios. Es decir, institucionalizar la innovación.
De lo anterior se desprende un decálogo a seguir por los nuevos alcaldes, el cual adecué a las nuevas circunstancias y realidades potosinas, basados en los casos de éxito investigados a nivel municipal en todo el país y por varios años, a saber:
1.- Gobiernos basados en la participación
ciudadana como mística de gobierno
2.- Interacción dinámica con otros ordenes
de gobierno
3.- Equipos plurales de gobierno
(capacidades profesionales)
4.- Cabildo abierto y participativo
5.- Liderazgo, compromiso abierto, credibilidad.
6.- Visión de largo plazo
7.- Generación de recursos propios
y fuentes externas
8.- Orden administrativo
9.- Participación femenina
10.- Integridad y transparencia
Este conjunto de principios, es sin duda un “must” para los Ayuntamientos que recién comenzarán a partir del primero de octubre. Ojalá y así sea por el bien de San Luis Potosí.
Twitter: @G_Rosillo