Se acaba el año y quiso el calendario que esta última entrega de Crimentales de 2025 fuera en el Día de los Inocentes. Recuentos y noticias más vistas, obituario extenso y triunfos, sueños, sonrisas, no faltan.
Herodes, el paranoico rey de Judea, mandó aniquilar a todos los recién nacidos y menores de dos años para acabar con la supuesta amenaza de alguien enviado a gobernar el mundo, según el relato bíblico. La tragedia se repite, como dijo el papa Francisco en 2016: «En nuestro mundo, […] seguimos escuchando el lamento de tantas madres, de tantas familias, por la muerte de sus hijos, de sus hijos inocentes». Escribió el poeta salvadoreño Joaquín Meza: «Herodes: / Fuiste menos sutil / que los norteamericanos: // Ellos distribuyeron píldoras / condones / NAPALM / y bombas de fósforo blanco».
Ya las bromas del Día de los Inocentes están muy gastadas: embarazos, trabajos, declaraciones de amor o haberse ganado una camioneta en una rifa del gobierno no dan risa. ¿Titulares falsos? Los he hecho, pero siempre gana el mal chiste, el humor negro de quienes ordenan castigos y condenas. Al final, el día de las bromas surge del ansia de un tirano por impedir una profecía y ya se sabe que ir en contra de las profecías suele terminar mal.
A los inocentes los mató Herodes, dice el dicho. No siempre, pero a veces (inocentes, ingenuos o sesgados) seguimos cayendo en videos de inteligencia artificial, en noticias falsas o a modo de quien no sabe reconocer la verdad o simplemente quiere ver el mundo arder. La incongruencia ha suplido al humor en muchos ámbitos.
Y sin embargo el miércoles, quienes podamos, con comida y música haremos un ejercicio de imaginación para desearnos suerte, salud y amor. Ya no prosperidad, quizá sobrevivencia digna. Haremos planes y memento mori. Recordaremos mientras abrazamos a quien esté a nuestro lado al sonar las doce campanadas.
La pirotecnia y las bocinas estarán poniéndonos de nervios, el humo contribuirá a una emergencia ambiental que ninguna autoridad quiere reconocer, pero aquí seguimos. Brindaremos en nuestro sitio. Sonreíremos con alegría o nostalgia, si ha lugar.
Me “encantó” la diferencia que hace el filósofo Miquel Seguró Mendlewicz entre encantamiento y encandilamiento, leída en ethic.es: «etimológicamente el encanto tiene que ver con una melodía, es plural, relacional, relaciona varias notas. En cambio, cuando uno se encandila, queda prendido por una luz, por la candela que ilumina y ciega, es ir hacia afuera, buscar aquello que se cree que no se tiene para poseerlo, comprarlo, adquirirlo. […] Una situación encantadora […] nos obliga a ponernos en diálogo con el resto de la sinfonía. En el encandilamiento, luego llegan los disgustos al ver que esa luz no lo es tanto y que lo que aporta a nuestra vida es más oscuridad más problemas».
O esto otro, de Irene Vallejo, que leo en la revista digital Letras Nómadas: «La publicidad se filtra por las grietas de nuestra autoestima: nos empuja a odiar lo que somos para vendernos soluciones individualistas y perfecciones envasadas, desde la cirugía plástica a la autosuperación. […] Frente a los accionistas de la ira, podemos fortalecer los vínculos y decidir que confiamos en nuestros vecinos. Urge usar las palabras no como arma, sino como argamasa: cultivar el debate frente al combate. No podemos permitirnos tener más odios que ideas.
Comparto El misterio de los Santos Inocentes, poema de Charles Péguy:
Innocentes pro Christo infantes occisi sunt.
«Esos inocentes han pagado por
mi hijo.
Mientras ellos yacían en el suelo...
en el polvo y en el barro,
abandonados sobre los cuerpos
de sus madres,
durante ese tiempo mi hijo
huía...
Les cogieron a ellos por él. Les
degollaron por él.
En su lugar. En su puesto.
No solo por su causa, sino por
él, valiendo por él...
Cuando Herodes quería matarle».
Que nos vaya bien, o al menos que no nos vaya tan mal. Que sigamos vivos y haya con quien compartir esta vida. Como Sísifo, hemos llevado una gran piedra hasta la cima este 2025. Imaginémonos dichosos. ¡Salud!
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Posdata: Cerramos el año con estas publicaciones: la plaquette colectiva de cuentos Viñetas navideñas, el colectivo 903 km, BCS & SLP: poesía de los desiertos, la novela El Espíritu de la Navidad de Filiberto Juárez Córdoba y la segunda edición de Crisol para las sustancias cercanas de Fabiola Amaro. Pueden encontrar sinopsis y precios de estos y otros libros en los que he colaborado en https://librospotosinos.blogspot.com.