En este análisis nos enfocaremos en JAPÓN, un país que los mexicanos tendemos mucho a admirar por su desempeño económico, su educación, su limpieza y demás atributos. Pero su lado oscuro es que, al ser la tercera o cuarta economía del mundo, como se ha demostrado debe de ser el tercer o cuarto país que más contamina el planeta.
Además de su alto consumismo tiene una gran falla por su ancestral costumbre cultural de consumir CARNE DE BALLENA. En la mayoría de los países del mundo pensamos que el consumo y MATANZA INDISCRIMINADA DE BALLENAS terminó en los años 50’s del siglo pasado, con la firma en 1946 de la CONVENCIÓN INTERNACIONAL PARA LA REGULACIÓN DE LA CAZA DE BALLENAS, la cual fue conformada por 15 países en su inicio y llegó a tener 88 países firmantes en su mejor momento. Muchos países han entrado y salido varias veces en dicha convención, como BRASIL, JAPÓN, NORUEGA, ISLANDIA y NUEVA ZELANDA.
Pues ahora, Japón se ha convertido en el principal asesino de ballenas aprovechando su alto grado de tecnificación y empleándolo para matar ballenas más eficientemente a partir de 2019, en que se retiró de la convención nuevamente. Una empresa de nombre KIODO SEMPAKU acaba de construir un buque ballenero de 9,300 toneladas de desplazamiento, 112 metros de eslora, un costo de 50 millones de dólares, con la capacidad de procesar en su interior ballenas de hasta 70 toneladas de peso, además de una autonomía de 13,000 kilómetros, lo que le permite hacer su trabajo de exterminio hasta por dos meses sin tocar puerto, almacenando hasta 600 toneladas de carne de ballena para el mercado JAPONÉS. Para completar su labor de exterminio, cuenta con auxilio de satélites que mandan información de dónde se encuentran las ballenas, además de una flota de DRONES que lo auxilian en su labor de exterminio. Lo anterior financiado en parte por los subsidios provenientes de los impuestos que paga el pueblo JAPONÉS, lo que los convierte en copartícipes de este ECOCIDIO MUNDIAL.
En el discurso de inauguración del barco, el director general de la empresa justificó el motivo real económico de la matanza, argumentando que “las ballenas están en la cima de la cadena alimentaria de los océanos, compitiendo contra nosotros los HOMO SAPIENS y la solución es matarlas para conservar un equilibrio ecológico y de esta manera protegemos el futuro de nuestros océanos”.
Este tipo de declaraciones que son apoyadas por el pueblo japonés al consumir la CARNE DE BALLENA POR MOTIVOS CULTURALES, es como si hoy se permitiera en INDONESIA COMER CARNE HUMANA como se hacía hace apenas 3 siglos como parte de su cultura guerrera. De ese tamaño es la falsedad del argumento, y nuevamente -como lo repetimos desde esta columna- la solución está en manos del PUEBLO JAPONÉS, dejando de consumir carne de ballena y manteniendo estacionada la flota ballenera por falta de demanda de la misma carne.
La reacción de las organizaciones conservacionistas como Greenpeace no se ha dejado esperar y están empezando a boicotear la matanza en altamar, arriesgando las vidas de los manifestantes que estorban a los balleneros de las formas más ingeniosas, aunque su efecto es mínimo, logrando realmente evidenciar y dar a conocer esta matanza y ecocidio.
Por conclusión, países como Japón también tienen alto grado de culpa a nivel mundial, aunque se nos manejan como países con una cultura ecológica avanzada, pero en realidad son altamente culpables de nuestra crisis ecológica mundial. “En todos lados se cuecen habas”.