La caminera

Pues se acaba un año y, si bien nada es definitivo, se encamina a que lo supere el inmediato veinte-veinte.

Hoy, día de los inocentes, estamos a horas de que termine este annus horribilis. Según veo: matemáticamente cambiamos de decena en 2020, e históricamente vamos a una nueva década en 2011… aunque Einstein nos hizo ver que físicamente el tiempo es relativo. De hecho, muchos agregamos que políticamente parece 1976, lo que también se aplica a la estrategia “económica” y social.

Bueno, se trata del corte anual en un proceso que empieza a resultar horrible para México, y nos queda claro el deseo de que el próximo pueda ser mejor. Lo que toca al 2019 ya no cae en las predicciones catastrofistas de que podía ser muy malo en la economía (y en sus efectos sobre perspectivas sociales) o en cuanto a la violencia e inseguridad (sin una estrategia seria y eficaz).

La economía sufre los primeros efectos de un fracaso, y en seguridad viene a ser evidente la carencia de resultados o vías de solución.

Por otra parte, se confirma a fines de año la falta de solidez del discurso medular de la 4T en contra de la impunidad y la corrupción. Es lamentable que se sigue desmoronando la expectativa que se pudo haber formado (en mi caso, por ejemplo) sobre estos temas fundamentales que han sido recurrentes y centrales en mis artículos a lo largo de años.

Aunque trata de resaltar lo hecho por la Unidad de Inteligencia Financiera, los escándalos en torno al ya famoso Director General de la CFE nos confirman que con todo ello van quedando muchos pendientes de elevado costo para el país, cuyos efectos negativos se vienen acumulando y acrecentando. Esto tiende incluso a arrastrar al propio Ejecutivo y a varios miembros de su Gabinete.

La incongruencia del presidente al avalarlo y protegerlo con una “investigación” amañada lo hace perder credibilidad en un tema fundamental para su gobierno y para el país. Además genera críticas desmedidas y burlas crueles contra el exonerado y la exoneradora que cumplió sus instrucciones. Se dice, así, algo como “Las empresas no son sus empresas, las numerosas casas no son sus casas, su mujer no es su mujer, y sus hijos no son sus hijos. Es más, él no es él”.

Aunque ha dicho que lo apoya contra los “conservadores” que lo atacan porque ha defendido “los intereses del pueblo”, su postura es regresiva, estatista y de un nacionalismo fuera de tiempo, lo que no resulta progresista para el país ni para el pueblo. A mí no me constan sus presuntos robos o crímenes, pero sí sé que no tiene posiciones adecuadas para el desarrollo energético de México.

No sin cierta razón se dice también que “Hay una brutal campaña de desprestigio en contra del gobierno de AMLO, que es orquestada por el Presidente de la República”. Mucho es el daño que ha hecho y que se ha ocasionado él mismo, lo cual luego tendrá que pagar.

En fin, lo más triste viene a ser que los derramamientos de sangre se vayan a incrementar aún más a partir de tantas divisiones y equivocaciones, que sabemos bien dónde se originan o transmiten. Ya ha sucedido lo peor en la historia de México, y resulta lamentable que quien las comete o provoca no parece reparar en ello a pesar de su afición por la historia.

Ya dijo que la economía mexicana cierra el año muy bien, y que no esperemos “cuesta de enero” ni sorpresas desagradables. Ojalá, pero tengamos en cuenta que ni la economía ni la verdad son lo suyo, y que todo ello tampoco se ve nada probable… Es cierto que no ha habido inflación elevada (no suele haberla al inicio de las recesiones) ni una debacle generalizada (no tan pronto), aunque todavía quedan por delante problemas muy difíciles de enfrentar.

Las críticas al presidente se han desbordado y endurecido, de tal manera que cada día resulta más difícil compensarlas con artimañas de comunicación en cuanto a que “no pasa nada” o “vamos muy bien”. Incluso los cuestionamientos ya tienden a superar los insultos y las descalificaciones que él ha usado contra quienes considera sus adversarios, además de que ahora trascienden al extranjero.

Podremos decir que se lo ha buscado, pero creo que esto ya llega demasiado lejos y puede afectar su seguridad personal y su limitada capacidad de gobernar. Necesita y pide unidad entre buenos (liberales) y malos (conservadores), aunque no está claro de qué lado queda él en esta división o segmentación.

Ayer en su última mañanera del año, expresó sus mejores deseos y pidió una tregua por unos días… ¿A cambio de qué?

* LAS FRASES QUE ESCOJO en las redes nunca se van a terminar, decíamos, y siempre quedarán muchas para mejores ocasiones. Si acaso inserto aquí unas cuantas que han sido seleccionadas como su identificación por diversos usuarios.

1.- Caer está permitido, levantarse es obligatorio.

2.- No quiero que pienses como yo, sólo que pienses.

3.- El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años… 

el segundo mejor es ahora.

4.- Soy una persona cabrona pero confiable.

5.- No den nada por perdido, ni por ganado.

6.- Los amigos son de acero inolvidable. No soy Bot.

7.- El último ríe mejor, y yo no tengo prisa.

8.- Las buenas intenciones se deberán evaluar con resultados.

9.- Cometo errores, y a veces me salen bien.

10.- Uso Twitter para relajarme y tratar con gente de ideas similares. No interactúo con fanáticos.

11.- México requiere un cambio muy amplio y de fondo.

12.- Ciertamente el PRI nos llevó a una desgracia. Y esa desgracia se llama Morena con su 4T.

13.- Libertaria, soñadora y melómana. O sea, a toda madre.

14.- El populismo fracasa cuando se le acaba el dinero de los demás.

15.- Soy tu tipo de novia, pero bien.

16.- Si luchamos, podemos perder; si no luchamos, estamos perdidos.

17.- La mejor manera de predecir el futuro, es ayudar a construirlo.

18.- No soy conservador, pero sí fifí, liberal, estudioso y trabajador que busca el éxito y está contra gobiernos de caprichos y ocurrencias.

19.- Aquí, por el placer de informarme, sólo soy un fifí respondón.

20.- El mercado no es un invento del capitalismo. Siempre ha existido como un invento de la civilización (Mikhail Gorvachov).

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