La COP29: Entre el Petróleo y la Esperanza

Resulta casi poético, por no decir irónico, que la COP29 se celebre en Bakú, Azerbaiyán, una nación que respira petróleo por sus poros. Es el segundo año consecutivo que una cumbre climática tiene lugar en un país productor de combustibles fósiles, como si el destino quisiera recordarnos la complejidad de la transición energética que enfrentamos.

La semana arrancó con una amalgama de contradicciones que bien podrían ser el reflejo de nuestra propia relación con el cambio climático. Por un lado, los datos son aterradores: 2024 promete pulverizar todos los récords de calentamiento global. Por otro lado, el presidente anfitrión, Ilham Aliyev, describe los combustibles fósiles como “un regalo de Dios”, equiparándolos sin pudor con recursos como el viento o el sol. “Cítenme”, desafió ante las críticas, en lo que podría interpretarse como un gesto de desafío hacia la comunidad internacional.

La ausencia de los líderes de las naciones más contaminantes del planeta es un termómetro preocupante de la pérdida de foco en la lucha contra el cambio climático. China, Estados Unidos, India, Rusia y Brasil han optado por enviar delegaciones de menor rango, como si la crisis climática pudiera esperar a que resolvamos otros conflictos geopolíticos. El mensaje simbólico es devastador: la urgencia climática parece diluirse en el mar de crisis que atraviesa nuestro mundo.

El fantasma de Donald Trump planea sobre la cumbre como una amenaza tangible. Su retorno a la Casa Blanca genera escalofríos entre los defensores del clima, y no es para menos. Ya una vez sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París, y nada sugiere que no lo haría de nuevo. Sin embargo, António Guterres, secretario general de la ONU, lanzó un mensaje desafiante: “La revolución de las energías limpias ya está aquí. Ningún grupo, ninguna empresa ni ningún gobierno pueden detenerla”. 

La financiación climática es el elefante en la habitación. Desde la COP15 de Copenhague en 2009, se estableció la meta de movilizar 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Pero la realidad ha demostrado que esta cifra es insuficiente ante la magnitud del desafío. La Unión Europea, tradicionalmente líder en este ámbito, ahora presiona para que países como China asuman también responsabilidades financieras. 

Los números son despiadados. El Global Carbon Project estima un incremento del 0.8% en las emisiones de CO2 para este año. Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, las emisiones del sector fósil han crecido un 7.78%. La paradoja es que este aumento ocurre mientras las energías renovables son cada vez más baratas y eficientes. Como señala Guterres, “en casi todas partes, la energía solar y eólica son las fuentes más baratas” para generar electricidad.

La desigualdad en la crisis climática es sangrante. Según un reciente informe de Oxfam, “los multimillonarios más ricos emiten más dióxido de carbono en una hora y media que una persona media en toda su vida”. Es un dato que debería avergonzarnos como civilización.

En este entramado global, la presencia de México en la COP29 podría haber sido una oportunidad para mostrar un compromiso serio con el cambio climático. Sin embargo, nuestra realidad dista mucho de estar a la altura de la urgencia ambiental que enfrentamos. Bajo el lema de la COP29, “Solidaridad por un mundo verde”, México parece más empeñado en promesas y discursos que en acciones concretas. Los proyectos de infraestructura, como la refinería de Dos Bocas, contradicen cualquier esfuerzo de descarbonización, mientras que el impulso de la energía solar y eólica sigue rezagado y sin el apoyo necesario.

Mientras la COP29 continúa sus deliberaciones en Bakú, una cosa queda clara: la lucha contra el cambio climático es como un enorme petrolero que intenta cambiar de rumbo. La pregunta no es si lograremos la transición energética, sino si lo haremos a tiempo para evitar los peores impactos del cambio climático. 

Delírium trémens.- El “Parque de Morales es Rehén de la Opacidad” ya que rehabilitación sigue detenida por una razón simple: la negativa del gobernador Ricardo Gallardo a presentar la documentación básica requerida. El expediente 733/2024 del Juzgado Primero de Distrito sólo exige la ficha técnica y el proyecto ejecutivo con su manifestación de impacto ambiental. Documentos que, desde mayo de 2024, podrían levantar la suspensión de inmediato. La pregunta es inevitable: ¿por qué tanta resistencia a mostrar lo que debería ser información pública de un proyecto que afecta a uno de nuestros principales pulmones verdes?

@luisglozano