El gobernador del estado, José Ricardo Gallardo Cardona, ha calificado como “La herencia maldita”, al estado que guarda la administración pública, (AP) que recibió, de parte de sus antecesores en el poder ejecutivo. Y en verdad, si es una herencia maldita, motivada, entre otras cosas, por la falta de ética política en el servicio público y que data del año 2000. A partir de entonces y hasta el año 2021, la AP., sufrió un deterioro una, descomposición que, se caracterizó por la impunidad, la corrupción, la violencia, la inseguridad --y los negocios-- entre algunos servidores públicos en complicidad con algunos empresarios. Negocios y más negocios, puro crimen organizado, pero eso sí, de cuello blanco. En estos periodos la Deontología (disciplina que trata de los deberes y normas morales) estuvo ausente, fue ignorada por los gobernantes y sus secuaces en turno.
Cada que terminaba un sexenio, abrigábamos la esperanza, de que el próximo gobernador no continuara con esos vicios de la herencia maldita. Bueno, hasta hubo cambio de partido político en el poder ejecutivo, del PRI al PAN, y otra vez PRI: y fue lo mismo, pero aumentada y más sofisticadas las formas de hacer negocios con el poder. Nadamos para recordar a los amables lectores, y como ejemplo, citare algunos de los casos más emblemáticos de corrupción e impunidad, no por su cuantía (existieron otros que perjudicaron más al erario) si no, porque ganaron mayor atención en los medios y el pueblo los identifica fácilmente:
A los invernaderos de Santa Rita, le siguió Cd. Satélite. Luego vinieron los famosos desayunos del DIF, que costaron como si hubieran llevado a los niños a desayunar al lujoso y carísimo “Restaurant Hunan”, (donde ceno pato Lozoya). Y el recién desastre administrativo que dejaron en el Sector Salud: secretaria, Hospital Central y otros nosocomios. Este último caso, -- poner en riesgo la salud de los enfermos potosinos, suministrándoles medicamentos falsos y/o alterados--, se puede considerar, como un delito de lesa humanidad. Repetimos, sí que ha sido una herencia maldita, donde la ética pública estuvo ausente.
¿Qué pasa con nuestros gobernantes? ¿Por qué esa codicia, porqué ese afán de enriquecerse, abusando del poder que les otorgo y les confío el pueblo? ¿Por qué traicionaron al pueblo, que esperaba tanto de ellos? Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, --Dale poder a un individuo e inmediatamente le brota su naturaleza humana--. Dice Aristóteles ..”Solo en la medida en que se conoce la naturaleza del hombre, con sus vicios y virtudes se puede aspirar a la política..” Naturaleza, que, en estos casos, en todos, fue negativa, aberrante y estulticia.
Creemos que un gobernante, con preparación y experiencia en la función pública. Preparación que le costó al Estado Mexicano, (universidades públicas) y la experiencia que acumuló en diferentes puestos públicos, por los cuales tuvo un salario significativo: si, ese gobernante, está Más obligado a dar Más, a hacer su mayor y mejor esfuerzo, por servir al pueblo que lo eligió. Considerando su nivel jerárquico, mayor es su poder para ejemplificar con su actuación, e influir en sus subalternos, para llevar una buena A.P. para realizar un buen gobierno. Cuando el superior es corrupto pierde autoridad moral para exigir probidad a sus subordinados. En México, coloquialmente se dice “lo que hace la mano, hace la cola”. Si el de arriba roba, nosotros también. Así, ha sido desafortunadamente. No solo los gobernantes, también los miembros de los diferentes gabinetes, coludidos con algunos personajes del sector privado y social., contribuyeron para dejarnos esta herencia maldita.
Considerando lo anterior, nos damos cuenta de que, aparte de la preparación, la experiencia, y el carisma, de un gobernante; se requiere, --son más importantes-- los Valores y los Principios, que ostenten esos ciudadanos que llegan al poder. En el caso que nos ocupa, todos ellos profesionistas egresados de instituciones de educación superior públicas, algunos becados por el Edo. Mexicano para hacer sus posgrados en el extranjero, otros profesionistas exitosos. Precisamente por eso el pueblo los eligió, pensando en que gobernarían considerando ese Activo acumulado. Pero no fueron congruentes, (vivir como se piensa) engañaron al pueblo, al manifestar en sus campañas políticas para obtener el voto, que velarían por su bienestar. Y al llegar al poder, les salió su naturaleza humana. Dejaron una herencia maldita.
El fin que todo servidor publico debe perseguir, es el bien común del pueblo y la realización y salvaguarda de aquellos valores sin los cuales no sería posible la vida en común. Para lograr este objetivo, --estos gobernantes-- debieron haber puesto en práctica esos valores y principios de la ética pública, que son, entre otros: legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad, diligencia, eficiencia, capacidad, responsabilidad, honor, autoridad, prudencia y, Justicia y Libertad. Valores y principios, que le dan al servidor público, las herramientas para actuar correctamente en cada situación por difícil que sea. De esta manera, la ética pública, es el mejor de los instrumentos, porque ayuda al servidor público a su autocontrol mediante el uso correcto de la razón. Bien lo dice Adela Cortina. >>El interés del Estado no puede depender de las pasiones del príncipe, ni siquiera de sus deseos de ser malo o bueno, sino que exige un autocontrol<<.Así las cosas, enderezar al gobierno, a la A.P., después de la herencia maldita, será una gran tarea para la actual administración y con ese gabinete, todavía será mas difícil.
También en el municipio de la capital del Estado, en el mismo lapso, se recibió otra herencia maldita, de parte de las presidentes municipales del PRI, PAN, y PRD, que en su momento ostentaron el cargo de alcaldes y alcaldesas.
Hoy coma ayer, abrigamos la esperanza, de que el gobierno que se inicia, y que denuncio la Herencia Maldita, no repita los errores de sus antecesores. Que actué con eficiencia, eficacia y economía. Y, sobre todo, que ponga en practica los Valores y Principios de la Ética Pública. Pasados ya los cien primeros días de gobierno, (son pocos para hacer una evaluación), solo hemos visto improvisaciones, falta de planeación y decisiones a destiempo. Mucho apreciamos su política social, que beneficia a los que menos tienen, a los más pobres. Pero ojo, -- Con esta ayuda a los pobres no se viola ninguna ley-- si esto se hace, con espíritu de caridad es loable. En cambio, si esta ayuda, tiene el propósito de congraciarse con el pueblo, para lograr fines políticos mezquinos, este acto es moralmente reprobable.
Nota: para la elaboración del presente, considere los siguientes textos: La Ética en el Servicio Público. INAP, Reflexiones Éticas y Políticas. de Mario Magallón y Ética para Gobernar de Oscar Bautista. No hago las citas correspondientes por ahorro de espacio.
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