En la entrega anterior, previo a las elecciones, pronostiqué que estaríamos frente a un hito histórico contemporáneo en el municipio de San Luis Potosí, ante la muy probable eventualidad de que por primera vez un alcalde de la capital se reeligiera para el periodo inmediato, lo cual finalmente sucedió en la persona de Enrique Galindo Ceballos.
En otra entrega aún más anterior, escribí sobre el la situación crítica financiera y administrativa que imperaba no solo en el Interapas, sino en la inmensa mayoría de los organismos operadores de agua potable, ante lo cual avizoraba ya que debieran reconfigurarse para darle viabilidad en la gestión del agua y que debiera otorgársele al municipio la capacidad de fijar sus propias tarifas del servicio.
Hoy día ya Enrique Galindo ha planteado salirse del Interapas y asumir como municipio la administración del servicio en la demarcación municipal, y similar postura ha adquirido ya el Presidente electo de Soledad de Graciano Sánchez, disolverlo y que cada quién asuma su responsabilidad.
¿Qué tiene que ver un tema con el otro?: el municipio. Evidentemente tengo un sesgo hacia el tema, y es que si bien desde que hace justamente 30 años comencé a estudiarlo en las aulas del CIDE, sobrada cuenta de lo que ya había adquirido de conocimientos en nuestra Alma Mater, la UASLP, se ha avanzado mucho en las formas de gestión y su desarrollo institucional, en lo sustantivo sigue siendo un espacio que sufre de mucha fragilidad para la gestión y toma de decisiones públicas, y en consecuencia consolidar proyectos
En los dos temas mencionados anteriormente, subyace uno de varios asuntos de fondo para el estudio y alternativas de acción para el ámbito municipal, la gran heterogeneidad de realidades municipales, tantas como realidades sociales tiene nuestro México, y visto está con los resultados electorales del 2 de junio. Quien no quiera reconocerlo y seguir viviendo en su burbuja está destinado al ostracismo y al fracaso.
Pues bien, esa gran heterogeneidad se ha visto reflejada incipientemente en las legislaciones locales, donde a partir de cierta población, bajo un esquema de estratificación, se inscriben ciertas obligaciones de organización para los municipios. Por ejemplo, en el caso de San Luis Potosí, a partir de 40 mil habitantes los ayuntamientos deben contar con un Oficial Mayor, por citar un ejemplo.
Pero para cosas de mayor relevancia, como la gestión de sus ingresos, la posibilidad de aspirar a gestiones de mayor plazo, y en general a tomar decisiones de mayor responsabilidad e impacto, creo que también debieran impulsarse, y en su caso conservarse y fortalecerse
¿Por qué digo esto? La Presidenta Electa, Dra. Claudia Sheinbaum, ha incluido en su agenda legislativa el revisar la reelección de legisladores y Presidentes Municipales. Concretamente ha dicho que “No debe haber reelección a ningún cargo de elección popular a partir del siguiente elección presidencial del 2030”, indicó en sus “100 Pasos para la Transformación”.
De ser así, lo que estaríamos experimentando los potosinos de la capital, que por primera vez veríamos una gestión municipal que ya trae un impulso de tres años, y que eventualmente este impulso se renovaría para consolidar procesos y proyectos, se podría ver interrumpido por esta reforma.
La instauración de la reelección en 2014 se fraguó como una especie de artilugio político para promover la profesionalización política y administrativa en el eslabón más débil de la cadena municipal, esta fue la intención, al menos a nivel municipal.
Mire Usted, de los diputados y senadores no me preocupa mucho que se dejen de reelegir, es más, creo que ahí sí la reforma para posibilitarlo ha ayudado poco, pues casi nada se sabe sobre su labor, pero a nivel municipal, que su impacto se puede medir más claramente con mejores proyectos y acciones, creo que vale la pena que se mantenga, al menos en los municipios con mayor número de habitantes, porque creo que fortalece el desarrollo institucional del municipio, ¿O usted cómo la ve?
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