La sociedad de los poetas muertos

En 1989 se estrenaba el filme “La sociedad de los poetas muertos” en cuyo papel protagónico estaba el inolvidable Robin Williams, quien dio vida al Profesor John Keating un sencillo maestro de literatura que sacudió hasta la médula a un grupo de jovenes privilegiados quienes, antes de la llegada de este disruptivo catedrático, no habían reflexionado sobre lo efímero de la vida y la oportunidad extraordinaria que tenían frente a si mismos, llenos de juventud y deseos, de hacer que esa vida, la suya, valiera la pena vivirla, antes de convertirse como todos, en alimento para los gusanos, como se los hizo descubrir el Profesor Keating. Así, reflexionando sobre la juventud que se dibuja en ese filme, no puedo dejar de pensar en las personas jovenes mexicanas en edad de encontrarse en un aula de bachillerato o de universidad, personas quienes de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda INEGI 2020, en México ascienden a 31 millones de entre 15 a 29 años, que representan 25% del total de la población en el país. De acuerdo con datos del mismo INEGI en 2019, de los 2.9 millones de jóvenes en México concluyeron sus estudios de educación media superior, solo un millón dijo que continuó con sus estudios de universidad. La Encuesta Nacional de Inserción Laboral de los Egresados de la Educación Media Superior 2019, ese año reportó también que 1.3 millones de jovenes continuaron sin éxito la Universidad y 603 mil desistieron de seguir estudiando apenas concluyeron su bachillerato, siendo que el 32% de esos estudiantes, dejaron de serlo por la falta de recursos económicos y 19.9% por desinterés. Con esos datos y porcentajes abrumadores, es posible aseverar que el acceso a la educación superior para los jovenes en países como México puede considerarse más que un derecho, un privilegio, tal como les ocurre a los alumnos del profesor Keating, quien siendo un personaje de ficción, fue inspirado en un profesor de inglés de la Academia de Montgomery Bell en Nashville. Lo valioso del personaje contrastado con la realidad es incalculable, muestra a un docente que enseña dentro de un aula lecciones de vida para sus alumnos, quienes poco apreciaban -hasta antes de su llegada- la infinidad de posibilidades que tenían, al encontrarse primero vivos, luego saludables y después adquiriendo conocimientos que per se les colocaba ya en una ventaja social para enfrentar el mundo. Al final, los espacios educativos universitarios son santuarios donde comienzan historias de éxito para muchos jovenes inquietos, que en múltiples ocasiones no aquilatan en su dimensión la oportunidad de estar donde millones de jóvenes, igual que ellos quisieron pero no pudieron estar. Por eso la columna de este lunes está dedicada a ese contraste de realidad que ocurre todos los días en las juventudes mexicanas, esas mismas juventudes que han sido desde siempre parte de los discursos oficialistas, siempre colocando la juventud en el distante futuro patrio, se les nombra constructores del futuro pero hoy la realidad, los datos duros nos dicen que del total de los homicidios registrados en 2020, asciende a 2,803 homicidios que correspondieron a personas de entre 1 a 19 años de edad, aunque el rango etáreo que registra un mayor número de homicidios fue el de 25 a 29 años, con un total de 5,624 asesinatos. Personas jovenes hoy víctimas, que debieron quizá encontrarse en otra realidad, probablemente en un aula universitaria conversando con un profesor, discutiendo la película ganadora del Oscar en 1990 sobre los poetas muertos, y no siendo una cifra más de los miles de jóvenes que mueren todos los días en las calles de este país. En su memoria. Hasta el próximo lunes. Los leo en: jorgeandres7826@hotmail.com