Las lecciones de 2020

Estamos en el preludio del fin de un año que recordaremos toda la vida, un año que inició de manera muy semejante a otros más, con celebraciones, vino, uvas, abrazos y besos, donde la cercanía entre las personas, la familia, los amigos, era lo cotidiano y no alcanzábamos a imaginar que eso cambiaría radicalmente en cuestión de días. Llegó 2020 y desde la República Popular China se informaba cada vez con más frecuencia en los segmentos noticiosos internacionales, la aparición de un virus que comenzaba a enfermar y a cobrar la vida de miles de personas en aquella nación, el SARS-COV2 mejor conocido como Covid19, de a poco nos familiarizamos con esos nombres y el también llamado coronavirus dejó de ser una enfermedad de la nación China y se convirtió  en una gran pandemia que afectó a todo el mundo, la emergencia sanitaria más mortal de cuando menos los dos últimos siglos, incluyendo el actual. Más de un millón y medio de personas fallecidas en todo el mundo, 122 mil muertes en México cifra oficial. Frente a estos datos duros ¿qué lecciones nos deja este año atípico?. Seguramente varias, aunque quisiera reflexionar sobre cinco lecciones que no pueden ni deben ser olvidadas. La primera que me parece, es un punto de partida para conectar el resto, fue el golpe directo al ego colectivo humano, pues nos recordó la fragilidad de nuestras vidas, puestas en jaque por un ente microscópico. La segunda, la grotesca desigualdad social persistente entre naciones que se reproduce también entre las personas, un mundo dependiente de un sistema económico monetizado, que al detenerse dejó en el desamparo a millones. La tercera, las capacidades y contrastes de respuestas eficientes de los gobiernos, pasando por Estados Unidos, Brasil y desde luego México. La cuarta, la abrupta interrupción de la cercanía entre humanos, la aquí denominada sana distancia, que colocó una barrera invisible entre personas y la familiarización de todos con vocablos novedosos como: home office, zoom, videoconferencia, clase en línea etc. La quinta, la que representa el principio del fin de esta pandemia, o al menos su control: las vacunas, así en plural. Si concatenamos todas estas lecciones podremos establecer algunas reflexiones para el futuro inmediato, como por ejemplo reconocer que hoy  la vida nos presentó una nueva oportunidad para reconsiderar lo que somos, -si Usted está leyendo esto es porque Usted es un sobreviviente- poco más de millón y medio de seres humanos no lo lograron; sin duda las prioridades del mundo deben cambiar, más y mejores clínicas, hospitales, la ciencia y la tecnología al servicio de la salud; hoy durante la pandemia muchos jovenes han visto en la medicina y la enfermería una posibilidad de futuro profesional, nobles actividades que han salvado millones de vidas, pero que por supuesto requieren de infraestructura, de insumos ambos de calidad. Luego de esta crisis sanitaria que aún no concluye, nos dimos cuenta de las verdaderas capacidades, sobre todo las de reacción de nuestros gobiernos, es cierto, ninguno estaba preparado para una pandemia de tal magnitud, sin embargo esto no puede ser una justificación válida cuando el costo ha sido el más alto: las vidas de las personas. Después de la pandemia la sanidad pública, deberá ser una prioridad, deberá convertirse en un servicio de excelencia para todos, pues no podremos siempre estar culpando al pasado, ese argumento ya no será válido. Finalmente ya con la vacuna en puerta, su aplicación tendrá que ser universal, es decir, para toda la humanidad, pues la desigualdad social generada por el sistema económico prevaleciente en el mundo, no deberá ser impedimento para que, por razones humanitarias cada habitante de este planeta la obtenga; desde luego ha quedado más que claro que el modelo económico de capitalismo voraz que ha generado millones de personas en pobreza extrema, urge replantearlo. Se percibe una luz al final del tunel pero la pandemia aún no termina, las lecciones ahí están, nos corresponde tomarlas y esperar, esperar que el próximo diciembre, el de 2021 sea el de la nueva normalidad, la de una humanidad mejor y más fraterna. Felíz Año Nuevo.  

Hasta el próximo año.  

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