Las necesarias treguas

Empecé a escribir esta columna a las dos de la mañana; no podía dormir, como tanta gente en tiempos de pandemia, y me quedé leyendo La Iliada. La envío poco después de escuchar los datos sabatinos locales:  59 infectados de Covid-19 y (milagrosamente) seguimos con 4 fallecimientos, pues a nivel nacional la cifra ya superó las 500 defunciones. 

En cadenas de whatsap, en redes sociales, hay mucho encono. «Tirar a león» puede funcionar en muchos casos, silenciar o bloquear en otros, pero en general el bombardeo de contrainformación, desinformación y propaganda disfrazada de información está a la orden del día. No recuerdo que así haya sido en 2009, cuando la cuarentena por influenza pero igual puede ser que, como muchos, mi memoria me esté ayudando a pasar ciertas cosas por alto. 

Urge una tregua. En La Iliada cada día griegos y troyanos hacen una pausa, y pactan treguas más largas para llorar y enterrar a sus muertos; incluso Zeus prohibió un tiempo a los dioses que intervinieran en la batalla apoyando a cualquiera de los bandos, aunque no faltaban los que faltaban al honor empeñado.

Una tregua política es lo deseable, aunque casi imposible donde hay quienes con razón o sin ella se lanzan al ataque y a la descalificación simplista a la menor oportunidad. De un lado lo toman como golpeteo y todo es revancha, y del otro no les importa hacer uso de bulos con tal de mostrar que «estaríamos mejor si…». Dirían los clásicos: «no son horas, caramba». Las diferencias sociales no siempre se han verbalizado igual pero siempre han existido. Por salud mental, hay que darnos un respiro para practicar la empatía y ver mundos posibles. 

Ojalá representantes, políticos y empresarios dejen de poner sus intereses, sus resentimientos, ambiciones y distractores por encima del bien común. Casi a la medianoche del viernes Azteca Noticias publicó en Twitter: «Hugo López-Gatell encabezó la conferencia sobre el Covid-19 en México. Pero sus cifras y sus conferencias ya se volvieron irrelevantes. Es más, se lo decimos con todas sus palabras, ya no le haga caso a Hugo López-Gatell». El sábado el presidente disculpó a Javier Solórzano, la cara de TV Azteca: «Fue una actitud no bien pensada… Cometió un error como cometemos errores todos… que viva la libertad, prohibido prohibir».

En la novela llamada justamente La tregua, el narrador creado por Mario Benedetti habla de esos momentos de felicidad que a veces no vemos, ocupados como estamos en la cotidianeidad, hasta que la vemos en retrospectiva. La posibilidad de tomarnos de la mano, por ejemplo: «Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor».

Allí el narrador, Martín Santomé, escribe en su diario: 

«Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más…»

Urgen treguas en varios frentes. Aceptar críticas, obviar los insultos, crear algo conjunto. Aún nos falta mucho por rehacer, por crear, y el tiempo corre.

Y poco antes de enviar este texto me entero de la muerte de la gran escritora zacatecana Amparo Dávila, quien por cierto durante su infancia y juventud vivió en San Luis Potosí, donde publicó sus primeros cuentos y colaboró con las revistas Estilo y Cuadrante. El Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí recientemente cambió su nombre a Amparo Dávila, con justicia y reconocimiento a la maestra. D.E.P. El mejor homenaje es leer sus cuentos y sus poemas. Ya están las ligas a varias de sus obras en mi blog.

Posdata: El 23 de abril es el Día Mundial del Libro y la Lectura. La liberación de PDF en las redes, las videolecturas o los «en vivo» con profesionales de la escritura son parte de la nueva realidad 2020. ¿Qué les parece si compartimos fotos, videos, lecturas, recomendaciones? Mis redes están abiertas, espero leernos, que nos leamos.

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