Lección equina

No fueron suficientes  los millones de pesos derrochados en la Arena San Luis, ni los sobornos entregados por el Instituto Potosino del Deporte (Inpode) a manera de donativos a la Federación Mexicana de Charrería, para garantizar el lucimiento personal de Ricardo Gallardo en las suertes que como charro realizó dentro del marco del LXXX Campeonato Charro que por su capricho se realiza en esta ciudad.  

Lo que para los neófitos y aduladores fue una faena gloriosa, no fue más allá del cero como puntuación que los jueces le otorgaron en la que dicen es un de las suertes más sencillas de la charrería, y como no sea el disfrazarse para abrir los desfiles (y lograr que lo imiten sus serviles segundones) fue evidente que no sirve como charro. A nada lleva la presunción. 

Es un injusto decir que el caballo por su falta de obediencia no permitió el lucimiento del jinete; existe la posibilidad de que el caballo sólo entienda órdenes en árabe y como de esta lengua el gobernador no sabe nada, resultó imposible la comunicación entre ambos.

Parece que para Ricardo Gallardo Cardona resulta más fácil gobernar San Luis Potosí que el arte de la charrería; eso quizá lo puede explicar el que los potosinos sean bastantes dóciles y manejables y el caballo, acostumbrado a ciertas disciplinas derivadas de entrenamiento y educación especializadas, no lo sea. Desconoce la mano no especializada, la que no lo sabe manejar. Mejor un caballo protesta. 

Más allá del caballo y el portentoso ridículo del gobernador, del que por cierto casi ningún medio de comunicación hizo eco, viene al caso la manera en que vino a dar aquí por segunda ocasión el campeonato charro y los canales utilizados para concretarlo, porque quizá esto permita explicar el por qué no ha sido destituido el pandillero que dirige el Inpode. Recordemos que hace unas semanas su titular con una gavilla de empistolados protagonizó una violenta escena al tomar por asalto la dependencia y destituir por la vía de la intimidación a otra funcionaria.  

Pleito de “perros y gatos” llamó el gobernador; curiosa la forma en que se refiere a sus trabajadores y más curioso resulta que con todo y lo mucho que han dado de qué hablar los funcionarios de la dependencia en cuestión, todavía en los últimos días, el gobernador haga como que no los vé o como que no se entera. Lógico, un titular de cualquier dependencia que le sepa bien a la distracción del recurso, siempre le será de utilidad. 

Este mismo asunto, el de los pandilleros parapetados en el Instituto Potosino del Deporte, demuestra que los raceros gallardistas son muy disparejos. Ahí está el caso de los alcaldes de partidos de oposición en la Huasteca que con cualquier pretexto, como el uso de una camioneta blindada en un caso y en otro las licencias de portación de armas de la policía municipal, son acosados por la Guardia Civil, en tanto que un director que se hace acompañar de empistolados, o un subdirector dipsómano y armado, no le merecen ninguna atención.  Ahora resulta que les sorprende una camioneta blindada y los escoltas, cuando es sabido por todos que en el actual gobierno han superado con creces al doctor Toranzo y su esposa en niveles de paranoia, exhibicionismo de camionetas blindadas y guarurismo. El alarde de fuerza al gusto del poder. 

Cómo andarán las cosas que  hasta la presidenta estatal de Morena protestó por el trato que se le dio a sus alcaldes. Sorprende, ya que con todo y lo tibio del posicionamiento, es la primera ocasión en que se reconviene de una manera directa al ejecutivo estatal que hasta hace unos meses todavía era su aliado. Mientras, el gobernador le responde que  no es un asunto de  partidos; que desde que él llegó a la gubernatura  se quitó la playera del Verde. A nadie engaña, el verde sigue siendo el color de la casa, y la rúbrica en todas las acciones de gobierno.