Lectura de cartilla

El señor López fue a los Estados Unidos a reunirse con el presidente Joe Biden, luego de intentar boicotear la Cumbre de las Américas, neceando que debían invitar a esa reunión sobre democracia a los más deleznables dictadores de Latinoamérica.

Fue sin duda un viaje cargado de simbolismos, cortesía de la diplomacia norteamericana y, por supuesto, de la comedia involuntaria que López lleva a donde quiera que va. 

Han dado cuenta los medios de comunicación como Biden no sale a recibirlo a su llegada a la casa Blanca, como no lo invitaron a hablar en el Capitolio y como lo despacho lo más rápido que pudo para irse a medio oriente, sin asistir a convites o reuniones con empresarios, pese a que López así lo había anunciado.

También se dejó en claro como a López lo hospedaron en un hotel distinto a aquel que comúnmente se empela para este tipo de visitantes y que éste se encuentra adyacente a la casa que fuera de James Monroe y frente al parque que lleva su nombre. Este señor Monroe fue el presidente de los Estados Unidos que expandió las fronteras del país, llevándose buena parte del territorio mexicano. Por eso resultó anecdótico que López recibiera muestras de apoyo de esos mexicanos que viven lejos de sus políticas y sus dislates, que no los sufren todos los días, con sus pies en el parque Monroe. ¿Si a España había que exigirle disculpas por la conquista, qué hacer entonces con Estados Unidos?

Los medios y las redes han estallado con las imágenes de López arrullando a Biden, a quien se le ve aburrido, cansado y con la mente divagando en todo menos que en su interlocutor, como se ve en el video donde López lee un largo discurso que mereció la sorna del presidente americano, cuando felicita a la reportera que aguanta el celular, grabando todo, con mano firme pese a la larga duración de la perorata del mexicano.

Análisis de lenguaje corporal, interpretación de palabras y expresiones, de actos y omisiones han dado para llenar mucho espacio, demostrando la pobreza de imagen de López y sus acompañantes.

Sin embargo, queda claro que también hubo leída de cartilla.

Esta expresión, “leer la cartilla” se remonta a la España del siglo diecinueve, cuando se funda la Guardia Civil y a los miembros de ese cuerpo se seguridad se les recordaba el cumplimiento de sus deberes leyéndoles en público el manual que contenía las normas disciplinarias que debían cumplir, la “cartilla”.

Si usted revisa la relación de López con la Drugs Enforcement Adminiustration, (DEA), queda en claro que ha querido sacudirse su presencia desde hace ya rato: les quietó oficina y hangar en el aeropuerto de Toluca y sus vasallos legislativos limitaron la intervención de agentes extranjeros en materia de seguridad a meros “corre ve y dile”.

Sin embargo, luego de más de doce intentos de capturar al prófugo Caro Quintero por las autoridades mexicanas, es conjuntamente con la DEA que se detiene al más buscado personaje que esa agencia quería atrapar, por el asesinato de Enrique Camarena Salazar, apenas un par de días luego de regresar de los Estados Unidos el señor López. Se ve que no le quedó más remedio, luego de una lectura formal de cartilla. Secreta, pero formal.

Me queda claro que, así como esta detención, habrá noticias en el futuro sobre estos temas, en los cuales de pronto saltan nombres de cercanos a López, como han dado cuenta ya la historia y medios de comunicación.

Bartlett ha de estar pensativo, muy pensativo.

@jchessal