He seguido con atención la polémica que se ha desatado a partir de la inminente entrega de los libros de texto gratuito para la niñez mexicana, en el ciclo escolar que está a punto de iniciar. Como Usted seguramente ya lo sabe y como casi todo en este país, desde diciembre de 2018, otra vez hay un tema que polariza la vida pública, esta vez se trata de los contenidos de los libros de texto que tendrán en sus manos nuestros hijos, por un lado, encontramos a los defensores de la “transformación”, (cualquier cosa que eso signifique), quienes a poco menos de cinco años después de su llegada al gobierno federal, lanzan estos libros que modifican la narrativa tradicional bajo un concepto poco claro denominado la Nueva Escuela Mexicana. En el bando contrario, o “conservador” como se les llama desde el púlpito mañanero, hay voces que no sólo han evidenciado errores de dedo y de redacción, sino desatinos tan graves que han impactado al mismísimo Benemérito de las Américas, insigne guía moral del actual gobierno. Aunque ambas posturas han iniciado una férrea defensa de sus argumentos, aún los destinatarios de esos ejemplares no los tienen en sus manos, y justo ellos son la voz no escuchada en esta disputa. Al respecto, opino que ambas posturas olvidan algo que resulta fundamental en el proceso educativo, y es que en la Escuela la nueva o la vieja, la transformadora o la colservadora, o para decirlo de modo más técnico, en la edudación básica, la niñez debe aprender sí o si, primero a leer y escribir, segundo a efectuar las operaciones matemáticas básicas como lo son: sumar, restar, dividir y multiplicar. Una vez que estas capacidades se encuentren debidamente afianzadas, los docentes apoyados con los libros, comenzarán a elevar el proceso educativo hacia razonamientos de comprensión más complejos, como las ciencias naturales y por supuesto las sociales. En las ciencias naturales, no vislumbro mayor problema, pues el método científico es y seguirá siendo el gran referente para que tanto niños y maestros puedan lograr los objetivos del proceso enseñanza aprendizaje. Me parece entonces que donde se concentra gran parte de la discusión, es en la narrativa, y en ella va la forma de contar la historia, justo ahí está el punto neurálgico, pues luego de leer decenas de columnas y opiniones de ambos bandos, me parece que unos (los hoy vencedores) han plasmado en los libros una forma distinta de contar la realidad, lo cual no ha gustado por supuesto a (los hoy vencidos) y me refiero a ambos electoralmente hablando. Es decir, el gobierno de López Obrador, no ha hecho mas que ejercer el derecho de los vencedores, replicando casi con exactitud lo que hiciera el extinto López Mateos, o digame con toda franqueza estimado lector, ¿quién puede negar que los libros de texto gratuitos (sobre todo los de historia) de las décadas de los 70s y 80s, eran absolutamente pro revolucionarios? Recuerda Usted como nos contaron la historia, muy parecida a una novela ochentera de Televisa con final feliz incluido: Hidalgo y los Insurgentes los buenos, Iturbide y los españoles los malos; Juárez el héroe, Miramón el villano; Madero el demócrata, Díaz el dictador. Y los revolucionarios, todos ellos -aunque asesinándose entre sí-, fueron presentados impolutos, cuasi perfectos, creadores de instituciones, Obregón el martir, Calles el gran Estadista y de ahí la historia se cuenta sola, el “Milagro Mexicano”. Lo que duele, para quienes somos padres de familia, es que ni aquellos gobiernos “revolucionarios”, ni los de la “transición” ni ahora los de la “transformación”, se han atrevido a contar verdaderamente una historia sin sezgos ideológicos, le urge a la escuela mexicana, comenzar a formar una niñez libre pensadora, que sepa distinguir personas de falsos héroes, que aquellos que detentaron y detentan el poder no son figuras de bronce, son simples seres humanos, que tuvieron o tienen un mandato constitucional y un solo trabajo: el servicio público, punto. Deconstruir el como narrar la historia de México desde el libro de texto gratuito, será por decir lo menos, una asignatura que volverá a quedar pendiente, ojalá algún día, el Ego salga de los gobiernos y la niñez mexicana tenga libros libres, que provoquen a cuestionar, a criticar, pero sobre todo que ayuden a pensar con absoluta libertad. Los sigo leyendo en el correo: jorgeandres7826@hotmail.com.