Los chapulines

“Así como tú, estoy cansado de los políticos chapulines de siempre”. 

José Sabino Herrera, 

senador electo chapulín

Nuestros partidos son diferentes. Somos una coalición, es cierto, pero cada uno toma sus propias decisiones. Nosotros somos los verdes, no nos pueden poner en la misma canasta que a los morenos o a los petistas. Todos somos independientes. 

Es verdad que solo registramos a 40 candidatos en distritos uninominales como partido mientras que los otros 260 iban en la coalición, Sigamos Haciendo Historia. Pero no pueden decirnos que no cumplimos con el artículo 54 de la Constitución, que dice que un partido debe registrar a 200 candidatos en distritos uninominales para recibir diputados de representación proporcional, porque, aunque no lo hicimos como partido, sí como coalición, y la coalición es como un partido grandote, ¿o no? 

Nuestra candidata a la Presidencia pidió todos los votos para Morena y el pueblo bueno le hizo mucho caso. Morena ganó solita 39 distritos uninominales; la coalición, 219, pero 213 fueron de Morena. Nosotros solo logramos seis, el PT ninguno. Nuestros amigos de Morena, sin embargo, no nos iban a dejar nada más con seis curules de mayoría relativa, ¿verdad? Así no sale el negocio. Por eso nos regalaron 51, para llegar a 57, mientras que a los del PT, que no ganaron nada, les dieron 38. ¿Por qué no? La coalición es como un mismo partido.

Ahora bien, la Constitución dice que para recibir diputados de representación proporcional los cálculos de la elección uninominal deben hacerse sobre “la votación nacional emitida”. Afortunadamente, la secretaria de gobernación, que es cuata, les dijo al INE y al Tribunal Electoral que el partido ganador de los distritos se definiría no por la votación emitida sino por el convenio de coalición, al fin que todos somos compañeros. No importa que los electores hayan votado por Morena; nosotros convinimos que, en algunos distritos, si triunfaba la coalición, el partido ganador sería el Verde o el PT, al fin que somos uno mismo. 

Pero luego, al repartir plurinominales, nos querían tratar como si fuéramos realmente uno mismo. Querían que toda la coalición tuviera un máximo de 300 diputados o una sobrerrepresentación de solo 8 por ciento, como si solo fuéramos un partido. ¡’Magínense! Que dizque los límites se crearon para tutelar el pluralismo político y que lo dijo en 1998 una ministra de la Suprema Corte, Sánchez Cordero. Pero eso fue hace mucho tiempo y, además, todos los ministros son conservas. Afortunadamente, nuestra secretaria de gobernación les dijo a los del INE y del Trife que no por estar en coalición dejábamos de ser partidos independientes. Así nos dieron una sobrerrepresentación total de 20 puntos porcentuales. Nada mal, si pensamos que la Constitución dice que el máximo es 8. 

Ahora resulta, sin embargo, que los amigos de Morena nos regalaron tantos diputados que ya no les alcanzaba para controlar la Junta de Coordinación Política los tres años de la legislatura. Así que nosotros, solidarios, les cedimos 15, al fin que ellos nos los dieron. Y luego se vino otro problema. Nosotros los diputados logramos el objetivo y conseguimos 364 curules para la mayoría calificada. Pero los brutos del Senado solo llegaron a 83. Había que comprar tres para darle a nuestro presidente su regalo de despedida. ¿Y qué creen? Que los muy canijos del Senado se compraron a uno que decía que estaba cansado de los chapulines y a otra que criticaba a nuestro amado líder. Ya nomás nos falta un tercero para la mayoría calificada. 

A nosotros nos dicen que somos chapulines. Es verdad que saltamos de una alianza a otra para estar con el ganador, o entre partidos según se necesite, pero no porque seamos chapulines: somos políticos y sabemos caer siempre parados. 

Dos visiones

AMLO declaró ayer: “Se va cumpliendo la voluntad de los ciudadanos expresada en la elección”. En cambio, la expresidenta del Tribunal Electoral María del Carmen Alanís me dijo en radio: “Eso se llama fraude a la ley. Y es un fraude de la Sala Superior del Tribunal Electoral”. 

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