Más allá del homo economicus: La revolución neuroeconómica

En el mundo volátil y frío de las finanzas, donde los números se mueven a un ritmo ajetreado en los mercados, siempre hay un factor que obviamos: el funcionamiento del cerebro humano. La neuroeconomía, un campo interdisciplinario emergente que entrelaza la economía, la psicología y la neurociencia, nos ofrece la oportunidad de echar un vistazo en lo recóndito de nuestros cerebros, dándonos una perspectiva profunda sobre el comportamiento de los inversores y mercados.

¿Alguna vez al salir de una tienda te has preguntado por qué compraste cosas que no necesitabas? ¿O por qué optamos en invertir en opciones riesgosas a pesar de conocer los riesgos potenciales? La neuroeconomía nos sugiere que no son sólo cálculos matemáticos los que precisan nuestras decisiones como pensamos, si no una red de emociones y sesgos cognitivos. En el gran juego de las finanzas, entender tu cerebro podría ser la ventaja que necesitas para salir victorioso.

Lejos del “homo economicus”, este individuo tacaño y sin remordimientos, la neuroeconomía revela que nuestras elecciones financieras no son tan racionales como pensamos. El miedo, la aversión al riesgo o incluso la incomodidad pueden hacer que una persona evite inversiones que, estadísticamente, podrían ser más rentables a largo plazo. Por otro lado, la euforia y el exceso de confianza pueden llevar a otro inversor a tomar riesgos innecesarios.

Imagina que tu cerebro es un banco central, controlando las finanzas de nuestras vidas. Los neurocientíficos han descubierto que cuando tomamos decisiones financieras, se activan áreas específicas de nuestro cerebro. Para poder observar dichas imágenes se utilizan técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET) para observar la actividad cerebral en tiempo real mientras realizamos tareas económicas. Los investigadores diseñan experimentos que simulan situaciones económicas reales, como inversiones en bolsa o negociaciones, mientras los participantes se encuentran en escáneres cerebrales. Esto permite observar qué áreas del cerebro se activan durante diferentes tipos de decisiones financieras.

También estudian a personas con lesiones cerebrales para ver cómo eso afecta su comportamiento económico. Un estudio de 2005 mostró que ciertos pacientes con diferentes tipos de lesiones cerebrales eran capaces de obtener mayores beneficios económicos que la población general. El estudio permitió concluir que la audacia permitía a estos pacientes llevar a cabo inversiones y obtener ganancias. No obstante, este estudio sugiere que un perfil de personalidad que muestra una inclinación marcada hacia conductas arriesgadas y la búsqueda de ganancias rápidas y elevadas, rasgos comunes entre corredores de bolsa, podría estar asociado con problemas neuropsicológicos. Así, las funciones neuronales involucradas en estas decisiones podrían ser claves para entender las transacciones económicas de alto riesgo, la formación de burbujas especulativas o incluso crisis económicas.

En el mundo de la neurociencia, dos áreas cerebrales juegan un papel crucial en nuestras decisiones: el cerebro límbico y el córtex prefrontal. Este dúo forma la base de nuestro procesamiento emocional y racional, influyendo profundamente en cómo navegamos por la vida y los negocios. Dentro del cerebro límbico, encontramos la amígdala, una especie de guardia de seguridad, siempre alerta ante posibles amenazas. La amígdala es experta en estimular respuestas emocionales negativas, especialmente el miedo. En ella se encuentran conexiones las cuales son como una red de comunicación ultrarrápida que permite a la amígdala influir en múltiples aspectos de nuestro pensamiento y comportamiento. Cualquier daño en estas áreas o en sus conexiones puede tener consecuencias significativas, como las compras de criptomonedas a las 3 de la madrugada.

La comprensión de la toma de decisiones económicas ha evolucionado significativamente gracias a la neuroeconomía, que revela que las emociones y los sesgos cognitivos son factores determinantes en el comportamiento financiero. A diferencia de los modelos económicos tradicionales que consideran a los individuos como agentes racionales, la realidad muestra que nuestras decisiones están profundamente influenciadas por nuestra psicología. Esta revelación incita a una colaboración interdisciplinaria entre economistas, psicólogos y neurocientíficos, lo que podría enriquecer nuestra comprensión de las dinámicas del mercado y ayudar a prevenir fenómenos como las burbujas financieras. Además, este enfoque integral resalta la importancia del autoconocimiento financiero y la inteligencia emocional en la gestión de las finanzas personales. Al reconocer la interconexión entre emociones y decisiones financieras, los individuos pueden desarrollar hábitos más saludables y tomar decisiones más informadas y equilibradas.

Andrea Domínguez Rosales, estudiante de 5to semestre de 

Finanzas de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey

Dr. Jesus Cuauhtémoc Téllez Gaytán, profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey