El chip semiconductor o circuito integrado, que incorpora decenas de miles de millones de elementos electrónicos en obleas de silicio en un área de un centímetro cuadrado, es, sin duda alguna, el objeto más complejo jamás construido. Para fabricar un chip semiconductor se emplea como herramienta una máquina de una complejidad extrema, en la que se integran cientos de miles de componentes a un costo de cientos de millones de dólares. Esta máquina es esencial para la fabricación de los chips, y permite grabar sobre la oblea de silicio los patrones que darán origen a sus elementos electrónicos.
En retrospectiva, ciertamente mucho tuvo que suceder a lo largo de millones de años de evolución para que nuestra especie desarrollara la capacidad necesaria para fabricar dispositivos y máquinas tan extraordinariamente complejas. En este sentido, nos indican los expertos que el género Homo, al que pertenecemos, se originó hace unos dos y medio millones de años y que a lo largo de este tiempo surgieron diversas especies Homo, de las cuales solamente la nuestra sobrevive.
En la medida en que evolucionaron nuestros antecesores arcaicos, su cerebro creció en volumen, desarrollaron herramientas de piedra y eventualmente dominaron el uso del fuego. Todo esto antes de la aparición de hombre moderno, que habría ocurrido hace unos 300,000 años según los expertos.
La resistencia de la piedra al desgaste con el paso del tiempo ha facilitado que la evidencia de herramientas piedra fabricadas hace millones de años haya llegado hasta a nuestros días de manera relativamente eficiente. No ha sucedido lo mismo con las posibles herramientas de madera -material que se pudre fácilmente expuesta al medio ambiente- que hubieran sido fabricadas hace cientos de miles de años. Es por esto, que resultó sorprendente que se haya descubierto en las inmediaciones del lago Tanganica, cerca de la frontera entre Zambia y Tanzania, un trabajo de carpintería realizado hace casi medio millón de años. El artículo fue publicado en la revista “Nature” por un grupo de investigadores encabezado por Lawrence Barham, de la Universidad de Liverpool en el Reino Unido.
En su artículo, Barham y colaboradores reportan el descubrimiento, enterrados en arena, de dos troncos unidos transversalmente por medio de muescas rebajadas a propósito. Este arreglo probablemente fue parte de una plataforma de pesca o de una casa habitación. Los troncos lograron llegar hasta nuestros días debido a que permanecieron sumergidos en arena húmeda, lo que retrasó su deterioro. La arena en la que fueron encontrados enterrados fue datada con una antigüedad de 476,000 años, lo que es anterior a la aparición del hombre moderno.
Según comenta Barham: “Este hallazgo ha cambiado mi forma de pensar sobre nuestros primeros antepasados. Olvídese de la etiqueta “Edad de Piedra”, mire lo que estaban haciendo estas personas: hicieron algo nuevo y grande con madera. Usaron su inteligencia, imaginación y habilidades para crear algo que nunca antes habían visto, algo que nunca antes había existido. Transformaron su entorno para hacer la vida más fácil, aunque fuera solo haciendo una plataforma para sentarse junto al río a realizar sus tareas diarias. Estas personas se parecían más a nosotros de lo que pensábamos y eran menos nómadas de lo que se creía”.
El descubrimiento de Braham y colaboradores muestran, que aun, antes de la aparición de nuestra especie, nuestros antecesores estaban en el camino para fabricar dispositivos y máquinas con una sofisticación creciente. Si bien en un inicio el avance fue lento, a la larga el progreso ha sido impresionante: pasamos de ensamblar estructuras de madera con algunos troncos de árbol para usarlas como plataformas de pesca, a ensamblar decenas de miles de millones de componentes electrónicos en una pastilla de silicio para fabricar circuitos integrados. Todo esto en el curso de medio millón de años.
Y a quien objetara que medio millón de años no es un tiempo precisamente corto, habría que recordarle que la sofisticación de los dispositivos y máquinas construidas se ha acelerado de manera vertiginosa en los últimos dos siglos por la aplicación sistemática del método científico al desarrollo de tecnología. Y que no tendríamos que esperar todo este tiempo para ser testigos de avances tecnológicos tan grandes como los que separan a los ensambles de troncos, de los ensambles de componentes electrónicas en los circuitos integrados.