En la Feria Internacional del Libro (FIL), que organiza anualmente la Universidad de Guadalajara (UdeG), presentamos el libro “Al borde del Abismo: actualidad y perspectiva de la educación básica”, que coordinaron Gilberto Guevara Niebla y José Navarro Cendejas (ambos de la UdeG). El libro aborda una diversidad de temas sobre el Sistema Educativo Nacional (SEN): desde su masificación y crisis, tamaño, presupuesto, infraestructura escolar, inequidad, formación docente, sindicalismo, hasta la propuesta curricular de 2022 y las percepciones que tienen docentes y directores sobre los nuevos planes de estudio. El capítulo que me tocó escribir centra su atención en los resultados de aprendizaje que el país ha obtenido en los estudios nacionales e internacionales, en lo que va del siglo XXI. A continuación, resumo su contenido.
Las evaluaciones de aprendizaje tienen tres grandes propósitos: 1) conocer lo que los estudiantes logran aprender en su recorrido escolar, 2) conocer en qué medida un país mejora sus resultados educativos en el tiempo, 3) comparar los resultados educativos que obtienen los países, con el fin de obtener puntos de referencia e interpretar correctamente sus resultados y 4) aprender de las naciones más sobresalientes en materia educativa, a fin de diseñar políticas educativas que mejoren el aprendizaje.
En lo que va del siglo XXI, México fue parte de 11 estudios internacionales y coordinó 13 estudios nacionales. En general, los resultados obtenidos por los escolares mexicanos en estos estudios indican que el país ha sido incapaz de garantizar que una gran mayoría adquiera aprendizajes básicos, que les permitan seguir aprendiendo.
Aunque los resultados no son halagadores, tampoco son catastróficos; corresponden al nivel socioeconómico de la población y a la inversión que el gobierno destina al rubro educativo que, desgraciadamente, en los últimos años ha disminuido respecto al PIB. La evaluación educativa no cambia por sí misma la calidad de la educación de un país, pero sí la visibiliza; condición que ayuda a mejorar la transparencia, la rendición de cuentas y el diseño de políticas públicas. Por desgracia, la presidenta Sheinbaum no comparte esta visión, razón por la que desapareció a la Mejoredu y al Coneval (sumándose al extinto INEE). Esto nos hace suponer que México no participará en PISA-2025 y que la SEP no se autoevaluará ni hará públicos sus resultados. Pareciera que México regresa a una época obscura, donde se toman decisiones en ausencia de evidencias, lo que resulta paradójico para una presidenta conocedora del valor que tiene la información científica.
@EduardoBackhoff
(Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A.C.)