Qué más quisiera que poder decir aquí estimado lector, que así lo creo, pero la verdad es que lo dudo mucho. Sin embargo, ello no me impide en esta primera colaboración del año, expresar mi más sincero deseo por que el año que empieza resulte venturoso para usted y los suyos, así como para nuestros queridos San Luis Potosí y México entero.
Pero aclarando que, obviamente, la felicidad no la experimentan las naciones ni los pueblos, lo hacen los individuos, y solo en la medida en que sean la mayoría de los habitantes quienes son o están felices, se puede decir de manera metafórica, que es un pueblo es feliz.
La pregunta de arriba “¿MÉXICO ES UN PAÍS FELIZ?”, es pertinente porque ya se ha expresado desde hace tiempo en las peroratas de cada día desde el Palacio Nacional, que, para medir el progreso del país, se debe descartar la medición anual del PIB y en su lugar deberemos usar un nuevo indicador que en la voz presidencial, sería “el bienestar y la felicidad del pueblo”, como dato importante a valorar. El problema es que todavía no se inventa un ”felizómetro” o algún aparato diseñado para medir o calcular la felicidad de los ciudadanos.
De entrada, no parece que ningún país pueda ser o parecer feliz en un porcentaje apreciable, si existe una violencia y un derramamiento de sangre imparable, como el que sufrimos en México. Si a esto le añadimos el 98% de impunidad que es el porcentaje reconocido por el INEGI, que arroja un promedio de casi 100 muertes violentas CADA DÍA, esto significa que siguen pululando por las calles y caminos de todo el país, cientos o miles de individuos que portan todo tipo de armas de fuego, sin que exista autoridad que contenga este estado de cosas. Vemos entonces un panorama nada favorable a la felicidad de los pobladores de este país. Añádase el hecho ya trágico de que el gobernante más responsable por la inseguridad y violencia que vivimos, no quiere tocar siquiera a la delincuencia, pues ahí tenemos un escenario que da temor, más que un asomo siquiera de felicidad.
Recién pasaron las festividades de Navidad y Año Nuevo, tiempo que es propicio para estrechar lazos familiares y de amistad, con nuestros más sinceros deseos de felicidad, salud y bienestar, llega el momento de la reflexión y de repensar los planes y propósitos de vida para el que comienza, afrontar la realidad cotidiana, con todo lo que es causa de preocupación, siempre en un ánimo positivo y de optimismo en la voluntad de ser mejores personas y hacer un poco más, por los demás.
La infelicidad tiene que ver con los cambios que se han venido dando en los últimos años en la pérdida y debilitamiento de los valores de orden superior que permitieron la evolución humana a lo largo de muchas décadas: El respeto a la vida humana desde su concepción, el respeto a la dignidad de cada persona sin considerar posición social, económica ni política, y la solidaridad con los más débiles.
Virtudes como la perseverancia, el sentido del cumplimiento del deber, la puntualidad, la honradez, la tolerancia, la responsabilidad, son también algunas de las cualidades, que deben prevalecer y alentarse en todos los ámbitos sociales, educativos y laborales, que contribuyen a hacer crecer la calidad de vida y la felicidad de las personas y la tranquilidad y bienestar sociales.
El informe Mundial de la Felicidad (WHR), creado por la ONU, mide la felicidad utilizando seis variables: ingresos, libertad, confianza en el gobierno, esperanza de vida saludable, apoyo social y generosidad. Elabora un reporte de 150 países, que encabezan Finlandia, Dinamarca, Islandia, Suiza y Holanda. En ese indicador de la ONU, México se encontraba en un nivel intermedio, pero cayó 13% en el 2021, para llegar a un 52% de personas que se sienten felices, apenas arriba de Argentina, Hungría y Turquía, en los últimos peldaños del listado.
Sin embargo, ya existen nuevos indicadores diseñados académica mente por los gobiernos de EUA y China, al mismo tiempo organismos no gubernamentales, en otros países cuyos gobiernos comunican que las EXPERIENCIAS SUBJETIVAS de sus ciudadanos, son el objetivo central de sus políticas.
PD.- Cómo nos verán los visitantes que vienen a México, ya advertidos de la situación de violencia actual, que mañana lunes que llegará a México el presidente Biden y, con toda la información de sus agencias de seguridad, desconfían en la capacidad del gobierno mexicano para su traslado seguro, desde el aeropuerto AIFA a la Cd. De México. Usarán la limusina super blindada del presidente norteamericano, en la que también se trasladará AMLO. Es penoso.