Mirador

No me digas tu nombre. 

Ya lo sé.

No me cuentes tu vida. 

Ya la sé.

No me hables de tus sueños. 

Ya los sé.

No me confieses tus temores.

Ya los sé.

No me hagas la relación de tus esperanzas, de tus ilusiones.

Ya las sé. 

Dime, sí, por qué me amaste, por qué me amas todavía.

Eso no lo sé.

Eso nunca lo sabré. 

¡Hasta mañana!...