Mirador

Los monjes pasaban hambre en el convento donde vivía San Virila.

Gozaba él fama de operar prodigios, así que le dijeron:

-¿Por qué no haces el milagro de la multiplicación de los panes?

Respondió él:

-Tengo una idea mejor.

Puso a los hermanos a sembrar trigo en las tierras conventuales.

Después construyó con ellos un molino de harina.

Luego hicieron un horno para cocer el pan. 

Entonces no hubo ya hambre en el claustro.

Gozoso, San Virila les dijo a sus compañeros:

-¿Lo ven? ¡Todos juntos hicimos el milagro!

¡Hasta mañana!...