Esta puerta no se ha abierto nunca.
Cerrada permanece día tras día. A fuerza de mirarla ya nadie la mira. Todos saben que está ahí, pero ninguno la ve.
¿Cómo es la puerta? No podría decirlo. Sé que es de madera, como todas las antiguas puertas, pero eso es lo único que sé. Ignoro también su color y sus medidas, y desconozco si tiene cerradura o no. Lo más probable es que carezca de ella, pues una puerta que no se abre no necesita cerradura.
La puerta es un misterio.
Todos los misterios, sin embargo, acaban alguna vez por perder lo misterioso. Tarde o temprano lo desconocido termina siendo conocido.
Un día -o una noche- la puerta se abrirá para mí.
Sabré entonces que tras ella no hay nada. Nada.
La puerta existe para todos. Para la nada existe.
Tras el misterio no hay ningún misterio.
¡Hasta mañana!...