Mirador

El Señor Dios no suele preocuparse.

La indiferencia es su estado de ánimo habitual.

Displicente, apático, crea galaxias y las desaparece.

Da y luego quita.

Es Dios. Con eso queda dicho todo. O con eso queda dicho nada, según la interpretación de cada quien. 

Un día, sin embargo, el Espíritu vio desasosegado a Dios.

Quiso saber:

-¿Qué te preocupa?

Respondió el Señor, inquieto y alarmado:

-Gutenberg acaba de inventar la imprenta.

¡Hasta mañana!...