Todos los hombres son mortales.
Sócrates es hombre.
Luego Sócrates cree que es inmortal.
La mayoría de los humanos piensan que la muerte es cosa que no va con ellos. Cada uno supone que es algo que les llegará a todos los demás, menos a él. Woody Allen decía: “No le temo a la muerte, pero no me gustaría estar ahí cuando suceda”.
Desde tiempo inmemorial los inventores del más allá infundieron en los hombres un miedo irracional a la muerte. Deberíamos verla como algo tan natural como la vida, pues ambas -vida y muerte- se implican una a la otra. Pero lo dijo Shakespeare a través de Hamlet: el temor a soñar después de morir es lo que nos hace aferrarnos a la vida. Si no temiéramos a ese algo después de la muerte no temeríamos morir.
Hombres perversos inventaron lo del juicio de Dios, lo de la salvación y la condenación, y sus sucesores siguen medrando con ese temor. No tengamos miedo de morir. ¿Acaso tenemos miedo a descansar?
Pido perdón por esta gris divagación. Me la inspiró este grisáceo día.
¡Hasta mañana!...