El martes pasado por la noche recibí a través de un chat la fotografía de los cinco jóvenes levantados en el pueblo de Lagos de Moreno en Jalisco. Todos maniatados, amordazados y brutalmente sometidos, sus caras con evidentes huellas de violencia física y su expresión marcada por una profunda zozobra, muy probablemente porque sabían que de ese encierro no iban a salir jamás.
A los pocos minutos vi el video en donde los muchachos son obligados por miembros de algún cártel a matarse entre sí… y no encuentro todavía una palabra que describa el abismal horror que presencié, al igual que cualquiera que lo haya visto. Mientras corrían las dantescas imágenes, en mi mente retumbaba: “malditos sean... malditos monstruos del infierno…”.
Cada vez que pienso que, ahora sí, ya tocamos fondo, los criminales traspasan sus propios límites y se superan a sí mismos en los sótanos de la podredumbre humana, si es que aún podemos catalogarlos de “humanos”. Nadie que no tenga podrida el alma y ennegrecido el corazón podría caminar en esas profundidades. ¿Por qué ese grado de crueldad?, ¿por qué destruirlos, no solo a ellos, sino a sus familias también con semejante barbarie? Para estos seres infernales pareciera que la simple muerte de sus víctimas ya no les es suficiente.
Aplaudo a los habitantes de Lagos de Moreno que decidieron no ser pasivos, y a pesar del miedo, a través de redes sociales convocaron el viernes pasado a una manifestación silenciosa y pacífica para exigir el cese de la violencia colocando una veladora en las escalinatas de la Parroquia de la Asunción, ubicada en el centro de la ciudad.
Para cerrar, dudo que no lo sepan aún, pero las cosas no van a mejorar en el corto, ni en el mediano plazo. Y no, no es pesimismo, es saber de dónde venimos, en dónde estamos parados y hacer una simple proyección (prospectiva) a futuro de las tendencias.
¿Y por qué digo que no van a mejorar? Porque toda la clase política, absolutamente toda, está volcada en ver quiénes serán las(os) candidatas(os) presidenciales, y una vez que eso quede asentado, empezará la pelea por las gubernaturas de nueve estados que se renovarán, al igual que cientos de presidencias municipales y el Congreso de la Unión en su totalidad.
Veo cercano a imposible que la administración 2024-2030 logre hacer lo que las últimas tres no han podido ni de cerca. No hay manera y repito, no es pesimismo, los malditos monstruos del infierno nos lo recuerdan una semana sí y la otra también.
Twitter: @CarlosSeoaneN