Mujica y Bergoglio

José Mujica y Jorge Mario Bergoglio vivieron vidas paralelas, el primero nació en 1935 y el segundo en 1936, el uruguayo y argentino más influyentes del siglo XXI, no creyente y católico, respectivamente. Líderes de otra época. Su partida nos deja un vacío en América Latina. Pocas veces observamos despedidas que logren consensos en un mundo polarizado.

Ambos se opusieron a los regímenes militares en Sudamérica, Mujica se convirtió en el comandante Facundo de los Tupamaros y Bergoglio emprendió su trabajo social en las villas argentinas. Ambos cuestionaron el consumismo y al capitalismo salvaje. Ambos nos exhortaron a cuidar el medio ambiente y desde las instituciones que encabezaron, su estilo personal de gobernar fue la austeridad.

Mujica implementó una agenda progresista en Uruguay: aborto legal, legalización del cannabis y matrimonio igualitario. Bergoglio como jefe del Estado Vaticano impulsó cambios de avanzada en la institución católica. Probablemente, quisieron y no pudieron concretar mayores transformaciones, la política, sus circunstancias y la correlación de fuerzas. Entre la realpolitik y el pragmatismo.

Los políticos latinoamericanos deberían aplicar la austeridad como un principio de gobierno, no deben imitar a Mujica, ni a Bergoglio, únicamente tenerlos como una brújula moral en el ejercicio del poder.

Definitivamente, la izquierda Latinoamérica perdió a su mayor referente, Mujica, un demócrata que nos enseñó sobre el perdón al represor en los regímenes autoritarios. Considero que puede darse un relevo generacional en la región: Gustavo Petro de Colombia, Claudia Sheinbaum en México y Gabriel Boric en Chile, quienes comparten preocupaciones ambientales, por ejemplo.

El caso de la Iglesia Católica es más complicado, siendo una institución cerrada y conservadora se resiste a los cambios. Bergoglio tenía el respeto de ateos, no creyentes y otras religiones, sus encíclicas en defensa de la casa común y cuestionamientos a la acumulación de la riqueza tuvieron simpatías. El nuevo Jefe del Estado Vaticano es una incógnita: norteamericano, pero no es trumpista, cercano al Perú y aparentemente alejado a la teología de la liberación.

Las vidas paralelas de Pepe y Jorge, no creyente y creyente, guerrillero y clérigo, uruguayo y argentino, no se repetirán. Quedémonos con las similitudes de ambos: defensores del medio ambiente, críticos del modelo económico y del consumismo, austeros en su estilo personal de gobernar y preocupados por los nadies. Que tengan un buen viaje, gracias por todo, hasta siempre queridos Mujica y Bergoglio.

Profesor de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí