Con la degustación de la rosca, terminó oficialmente la temporada navideña y nos disponemos a retomar las actividades “normales”, aunque eso de “normal” ya es muy relativo y se aplican restricciones. El regreso a clases presenciales se detuvo por unas semanas, pero habrá que hacer lo que nos toca y seguirnos adaptando a los cambios constantes, a las transformaciones sociales y personales y a las mutaciones de los virus y de otras especies.
Este principio de año se ve difícil. De por sí cada año enero parece durar una eternidad, hay que tomar aire para este de 2022. Como cada año, es tiempo de proyectos a corto, mediano y largo plazo. La mutación es la constante y no hay inercia que valga. Mutatis mutandis, decían los latinos. “Cambiando lo que se debía cambiar”.
Arrancamos este año con un récord en el número de casos diarios de contagios de Covid-19: más de mil 100 se reportaron oficialmente ayer sábado 8 de enero en San Luis Potosí. Los contagiados no reportados (por negativos, falsos negativos, asintomáticos, antivacunas o los que piensan que “nomás es gripa”) deben ser tres o cuatro veces más, bajita la mano.
Desde el pasado domingo hasta la tarde de ayer he sabido de al menos unas 15 personas contagiadas en mi entorno cercano, hasta eso la mayoría no muy graves. Muchas más que en otras olas, aunque siempre hubo alguien por aquí o por acullá. Ya la mayoría de los de 60 y más recibieron su vacuna de refuerzo, y está abierto el registro para los mayores de 40. La ciencia ha salvado muchas vidas y ha permitido que la mortandad se mantenga baja en comparación con las olas anteriores, aunque con este bicho (SARS-CoV-2) nunca se sabe y no es pretexto para confiarse. Menos, pero las muertes siguen (y seguirán, dijo don Teofilito) y aún no tenemos certeza de las secuelas que dejará en los que ya libraron el periodo de gravedad.
Cifras ocultas e invitaciones a festejos contribuyeron a esta cuarta ola. Las voces de prevención de los expertos fueron acalladas por los villancicos oficiales y los festejos masivos que potenciaron el desdén al peligro y el cansancio ante el encierro. Del “salgan todos” al “actuemos como si estuviéramos en amarillo” y a la aplicación de pruebas (rápidas). Sí, como en la película sensación de la temporada, No mires arriba (Don’t look up, 2021), que sí, no es la gran cosa, pero da una buena proximación a la realidad. Meteorito o epidemia, el comportamiento de ciertos personajes de la ficción de Netflix ante la catástrofe inminente debe preocuparnos, porque tienen símiles de carne y hueso.
Ya se han anunciado cambios en los ámbitos federal y estatal, hay obras en proceso, ya empezó la cuesta de enero con algunos aumentos y en todo hay muchas dudas. Yo por lo pronto me decanto por “la dicha inicua de perder el tiempo” y por no enojarme por lo que no puedo cambiar. Por lo pronto, como Elizondo o Jung, quiero leer algo del I King o I Ching, “El libro de las mutaciones”, jugar con las combinaciones posibles y darle un sentido a las líneas continus o quebradas. Me despido esta semana con un poema de Jorge Luis Borges: “Para una versión del I King”.
El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
Nada nos dice adiós. Nada nos deja.
No te rindas. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está Dios, que acecha.
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Correo: debajodelagua@gmail.com
Twitter: @corazontodito
Posdata 1: Se reabrieron ya las inscripciones para el taller literario sabatino del Centro de las Artes de San Luis Potosí, que tengo el gusto de coordinar. Las sesiones son de 11 m a 2 pm y habrá teoría, sugerencias y tips, lecturas compartidas, algo de chisme y mucho ánimo constructivo para quien quiera escribir y compartir.
Posdata 2: Están a la venta algunos ejemplares impresos de El otro taller de Santa, un libro de cuentos de José Buendía, Diana Gutiérrez, Gisela Muñoz, Lelia Acosta, Emmanuel Orlando Rivera, Lesly Ita Andehui, Miriam Gabriela Reyes Zermeño y Mónica Reynaga. Solamente 100 pesitos. Informes y firmas con los/las autores/autoras o conmigo.
Posdata 3: El Colegio de San Luis, centro Conacyt para la investigción, docencia y difusión de las ciencias sociales y las humanidades, cumple 25 años de haberse fundado. El programa luce muy interesante, les invito a seguir sus redes sociales.