Nominar Jr.

En eso del nombrar hay de todo. El Jr. del título de hoy, apócope de ‘junior’ se usa regularmente para referirse al hijo de alguien que lleva el mismo nombre. Como segunda parte de un escrito sobre el mismo tema suena raro, sí, pero me gusta como suena.

Hay quienes añaden ‘y’ o ‘de’ a sus apellidos para que suenen “más acá” o “más pro”: José de Pérez y Hernández, por ejemplo. Otros se quitan de firmas oficiales el apellido que consideran más común y resuenan con el que es más llamativo. En otros el apodo de la primaria o de la familia se les queda como nombre “real”: Nena, Tito, el Chaparro, el Loco... 

Hace unos días causó revuelo la propuesta de Donald Trump de ‘rebautizar’ al Golfo de México como ‘Golfo de América’. Cierto es que México está en América, pero el mandamás del vecino del norte piensa que América es Estados Unidos y viceversa. Y no toma en cuenta que buena parte del territorio que bordea al golfo era parte de México. ¿Bravuconada? ¿Por qué no nombrarlo nánaatl (‘Madre agua’ en náhuatl)?

Hace tiempo sugerí y lo reitero: el tramo de la calle de Pedro Vallejo que va del Jardín Guerrero (San Francisco) al de San Miguelito, en la capital potosina, debería ser renombrado Ramón López Velarde, en honor al vate jerezano que en ese rumbo vivió buena parte de su juventud. Cerca de la alameda Juan Sarabia debería haber una calle llamada Miguel Álvarez Acosta, pues por ahí está la casa en que nació. Y así, aquí y en todas partes, cambiar la nomenclatura de tantas calles que podrían provocar memorias de personas y hechos ya casi olvidados.

Compartí hace poco el meme del gato despeinado que dice “Está potente el año”. Muchos seres queridos se han ido, malestares diversos se manifiestan en salud y sociedad, y parece que hay muchos cambios en todos los ámbitos. Uno de ellos, el expresidente de Uruguay, José (Pepe) Mujica, se despidió de la vida pública (con tristeza: “me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo”), aunque las paparruchas, bulos o fake news ya lo daban por muerto.

Willebaldo Rangel Moreno falleció el pasado 17 de enero en San Luis Potosí. Fue mi profesor de literatura en la preparatoria Jesús Silva Hérzog, en la primera generación, allá por la parte final de la década de 1980. Allí presenté una exposición pictórica y fue un presentador generoso, como gran orador que era. Una vez nos preguntó si conocíamos a algún escritor potosino y yo mencioné a una compañera de mi mamá en la Escuela de Enfermería de la UASLP: Andrea Saldaña. La invitamos a la prepa y de ahí pal real hicimos los tres buena mancuerna. Era un gusto ver al maestro Willy en casi todas las actividades literarias de San Luis Potosí, y oírle algún comentario, generalmente laudatorio. 

También en estos días, el 16, se confirmó la muerte de Julio Trujillo, poeta mexicano nacido en 1969. Estaba en el Reino Unido como profesor y se le vio por última vez con vida el día 10. Sus últimos mensajes en X (antes Twitter) preocuparon a propios y extraños; el último: “Ya no va a dolerme el mar, / porque conocí la fuente”. 

De él escribió en Materiales de Lectura 210 (UNAM) el maestro David Huerta, también ya fallecido: “Ha entendido cómo un poema es un objeto de combinaciones inéditas que hacemos ingresar en el mundo, como los hronir de Tlön. Esa entrada poemática en el mundo está a cargo de los poetas mismos, desde luego, pero también de los lectores”.

Muchos de sus poemas están en las redes. Léanlo. Les comparto algo, también nominal, de su pluma: 

Poder mirar sin nombres,

como antes,

poder hurtar las cosas de sus guantes.

Pero en el iris ya se forma

un alfabeto,

un glíglico fatal.

También el ojo está en el paladar. 

Por sus clavellinas, hoy casi desaparecidas (de flores color violeta, púrpura), Rosamorada, Nayarit, tiene ese nombre. Felicidades al escritor y crítico de arte César Delgado por hacer de ese lugar, su lugar, un sitio de arte. Visiten Rosamorada y apoyen las iniciativas de César.

La criatura de Frankenstein no tiene nombre. A veces no es necesario. A veces la poesía sirve para renombrar el mundo, tan ingrato, que nos tocó. 

https://alexandroroque.blogspot.com

Correo: debajodelagua@gmail.com

Twitter: @corazontodito 

Posdata 1: Ya está disponible el libro En la ruta navideña, con estupendos textos de Eva Govea, Emmanuel Orlando Rivera, Diana Gutiérrez, Xavier Eduardo López, Eva Ortega, Tutis Alebrije Infinito, Alejandro Preciado, Fabiola Amaro y David Octavio, así como los estudiantes de secundaria Diego Ayala, Alexia Estefanía Vázquez, Ángel Tadeo Ramírez y Axel Iván Montaño. A la venta con las autoras y autores.

Posdata 2: siguen abiertas las inscripciones para el primer semestre 2025 del Centro de las Artes de San Luis Potosí. Vamos a crear, a publicar, leer y compartir.