Nos cuidamos, nos cuidan

“Voy a una reunión con un amigo porque él se cuida. Vive con su hermana, y ella se cuida; sólo se ve con su novio, quien también se cuida; él sólo viaja en carro con dos compañeros de trabajo. Los padres de mi amigo también se cuidan y sólo se reúnen con sus amigos, en el club,  en café, y son los de siempre. Como todos nos cuidamos, podemos ir a reuniones con amistades que se cuidan igual que nosotros.”  

Así la confianza y seguridad que nos infundimos frente al virus coronado; bajo esta falsa perspectiva del autocuidado, todos acabamos alimentando la cadena de contagios.  

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La situación de enfermos de Covid19 en San Luis Potosí va en incremento, comienza a alcanzar cifras preocupantes; los hospitales privados se encuentran saturados, y los públicos en la intención de maquillar cifras, y continuar con camas desocupadas, no reciben pacientes contagiados. 

Se me ha dicho en dos  ocasiones, y no hasta el cansancio, como exageré en la columna anterior (el justo reclamo tardó en llegar lo que mi querido interlocutor, el burócrata palaciego, de primer nivel, duró en leer la columna pasada) que la situación está como está, porque la ciudadanía no sigue las indicaciones que las autoridades sanitarias se esfuerzan en compartir cotidianamente, que el gobierno del Estado nada puede hacer para obligarlos a cumplirlas; que los camiones, que las filas en los bancos, en los centros comerciales, son falta de voluntad y obediencia  por parte de la gente. 

¿Qué decir?, nada queda, son realidades muy distintas, él defiende su papel decorativo y a su jefe, el gobierno para el que trabaja; yo escribo sobre lo que veo y percibo entre la ciudadanía que está muy por debajo de ellos. Una realidad aparte. 

Lo cierto es que, como me dijo un muy querido amigo médico mientras escribía estas líneas, “se debe apretar desde el gobierno, Salud no tiene infraestructura para hacer un trabajo extenso o quirúrgico para actuar en puntos rojos. Declaraciones y sacar el petate del muerto.”  

Mientras tanto, regocijémonos porque nuestro gobernador alcanzó la presidencia de la Conago, y su primera alocución fue en un tono conciliador y de armonía, casi como una homilía dominical frente a la dureza de los tiempos. Pidamos a Dios que ojalá refulja como candil de la calle, aunque la casa está a obscuras, tanto como el alumbrado del centro histórico.  

Mientras el Ayuntamiento de la Capital esperará hasta la noche de hoy, para detener las actividades de los antros, bares y centros nocturnos (es decir, podemos contaminarnos un poco más), circula un oficio, el número 00205, girado por el Despacho de la secretaria de Salud, fechado el día de ayer y signado por la doctora Mónica Rangel Martínez, en el que se indica a los Ayuntamientos del estado: “toda vez que actualmente el Estado de San Luis Potosí se encuentra clasificado en dicho semáforo Federal en color rojo, es decir el nivel de riesgo máximo; lo que hace necesario sean reactivados los criterios de la Jornada de Sana Distancia para mitigar el riesgo de contagio, así como romper la cadena de dispersión y transmisión del virus SARS-CoV-2.

Lo que implica la suspensión total e inmediata de todas las actividades no esenciales en los sectores público, privado y social, con la finalidad de mitigar la dispersión y transmisión del virus SARS-CoV-2 en la comunidad y evitar que se acumule un gran número de casos y hospitalizaciones que colapsen el sistema de salud.

Por lo anterior y con fundamento en los artículos 134, 135, 140, 141 y 147 de la Ley General de Salud; 103, 109 y 115 de la Ley de Salud para el Estado de San Luis Potosí, solicito su intervención y colaboración en el ámbito de su competencia, para implementar y reforzar acciones tendientes a vigilar, difundir y hacer valer, las medidas de seguridad ya mencionadas, apoyándonos en los medios de apremio que les faculta su marco legal aplicable, en estricto respeto a los derechos humanos.”      

Bien lo dijo el periodista Juan José Rodríguez hace unas semanas en su columna: nos encerraron en la llovizna, y nos sacan en medio del aguacero torrencial. 

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El nombramiento del gobernador Carreras al frente de la Conago, me recordó que Gonzalo Santos también fue presidente del, llamado entonces, Bloque de gobernadores. Quizá lo relacioné porque el día de ayer se conmemoró el aniversario 92 del asesinato del general Álvaro Obregón, presidente electo de la República, a manos de nuestro paisano José de León Toral, hecho en el que también se vio involucrado Santos. Conseja popular o realidad, lo cierto es que por aquellos días, ante el cuestionamiento de la autoría del crimen, circulaba como respuesta: “Cállese la boca, no pregunte, y el Martes Santo[s] lo sabrá.” 

Gracias por la lectura; cuidaos los unos de los otros.