La reciente matanza ocurrida en El Paso, Texas, que Patrick Wood –el asesino de 21 personas– realizó por motivos de odio racial, trajo de nueva cuenta a debate, los artilugios argumentativos empleados por el presidente de México, y que según dice la oposición, incitan a la violencia.
En realidad López Obrador sí emplea recursos de cierta perversión verbal, pero de ahí a que en ellos vaya implícita una invitación a la agresión física, hay mucha diferencia. Picaresca trasnochada.
Más peligroso es el discurso de la oposición, quien a través de algunos personajes como
periodistas e influenciadores de redes sociales, indistintamente
realizan apologías de actos de violencia contra el presidente o sus simpatizantes.
Casi inmediatamente de saberse que el crimen de Texas ocurrió por los motivos ya conocidos, algunos miembros de Acción Nacional (y sus corifeos) salieron a exigir al presidente y sus seguidores, detuviera su retórica de odio contra aquellos que difieren y cuestionan su estilo de gobierno. El panismo potosino no fue la excepción.
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Los caminos del Señor son incomprensibles, dice el adagio, tanto como la calidad moral del panismo; y no es que lo diga yo, reflexionen ustedes. Salen a pedir un alto a las agresiones quienes hace no mucho violentaron innecesariamente a una exmilitante, quien finalmente los puso en su lugar gracias a resolución judicial.
Habla de pacifismo un partido cuyo dirigente estatal arremete a golpes, contra aquellos que cuestionan su ausencia de liderazgo. Ahora, cuando se solicitan los videos que debieron registrar el incidente, se responde señalando que no hay grabaciones porque las cámaras estaban descompuestas. Sería conveniente recordarles que uno uno de los primeros actos de la nueva directiva fue el de aplicar recursos para cámaras de video vigilancia. Mejor invertir en camisas de fuerza.
El colmo, en redes sociales se denuncia a Manuel Alejandro Velázquez Rodríguez, como el desquiciado que asesinó a patadas a una pequeña perrita preñada. El personaje en cuestión se desempeñó como coordinador general de oficina de la Secretaría General del PAN estatal, y actualmente atiende en el mismo partido temas de vinculación con los ayuntamientos. Pensemos en el nivel de desequilibrio mental que se debe tener para actuar con esta brutalidad contra un ser indefenso.
En febrero de 2014, habrá quienes recuerden, como resultado de cierto incidente que desencadenó en la muerte de un perrito en la plaza comercial El Dorado, un nutrido grupo de potosinos se manifestaron contra la empresa que manejaba en ese tiempo la seguridad en la plaza. Recuerdo entre los concurrentes a un hombre que en medio de la protesta llevaba de la mano a su nieta; el hecho que a mis ojos lo enalteció, queda en el pasado. Connotado miembro del panismo potosino, hoy –asesor en el Congreso– guarda silencio.
No es escándalo por los golpes lanzados por un salvaje, ni porque un psicópata asesinara a una perrita a patadas, son cosas que se ven y saben del diario; pero éstos son los que claman en contra de la violencia. ¡Líbrenos el Divino Profesor de toparnos con estos desquiciados!
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La cosa no acaba allí, el maestro Xavier Nava Palacios, alcalde capitalino, de inmediato redactó un sentido mensaje en el que lamentaba desde lo profundo del alma, la masacre de El Paso.
Dejando aparte el discurso y la controversia filosófica por la existencia o no del alma, y la consideración de que el alcalde debería de reemplazar a quien le redacta esos textos, valdría la pena preguntarle si el alma no le dolió de la misma manera con el ya viejo tema de la oficial del registro civil, y en esta semana, el también violento desalojo de los comerciantes informales de la calle Villerías.
Todos estamos de acuerdo en que es una acción de gobierno que debió llevarse a cabo hace tiempo (no hasta que presionaron las reaccionarias dirigencias del comercio establecido), y que el comercio informal debe ser regulado y puesto en orden, como ocurrió a mediados de la década de los 1990, pero hay formas y éstas no se les dan.
El costo político seguramente lo asumirá, pues no le queda de otra, pero se está dando a conocer –aunque no lo sea– como un alcalde poco afín al tema de los derechos humanos.
Por el otro lado está la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que pareciera encantada con atizar el fuego; recordemos que durante el trienio gallardista –por agradecimiento– permaneció silente, y miren que hubo excesos; seguramente por la misma razón hoy arremete contra el alcalde.
Quien entendió bien su papel de traidor a las causas que antes representaba, es el legislador Emilio Álvarez-Icaza Longoria, uno de los padrinos políticos de Nava, que mejor ha optado por el prudente silencio frente al tema de los derechos humanos.
Así es esto, tampoco hemos visto a Nava salir a defender a Emilio Zebadúa, su antiguo jefe, hoy estigmatizado por la Unidad de Inteligencia Financiera por su actuar en la llamada estafa maestra. Hay pues motivos, para andar entristecidos y con el alma dolida.
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Insisto, en el Congreso potosino de plano no tienen remedio, ni madre. Luego de que la organización de transparencia Ciudadanos Observando, dieran a conocer que el suegro del diputado federal Xavier Azuara, cobra como asesor en esa instancia, salió el diputado Rolando Hervert a decir que él puede contratar a quien se le pegue la gana. Lo que no se le pega es la ética.
Todos los diputados se vuelven silentes cuando a otro se le evidencia, y los evidenciados muestran su cara de madres de delincuentes perseguidos por la policía. Recordemos el caso de Beatriz Benavente cuando hace años –siendo también diputada– a capa
y espada defendió a su etilizado colaborador, accidentado en un vehículo del Congreso.
Por cierto, quiero recomendar a los señores diputados –no analfabetas– la lectura del libro de Peter H. Smith, Los laberintos del poder. El reclutamiento de las élites políticas en México, 1900-1971, publicado por El Colegio de México, en 1981; a ver si así ya dejan de decir tantas estupideces sobre el tema de sus asesores.
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El hecho de que la ya mencionada Unidad de Inteligencia Financiera, congelara las cuentas de tres magistrados, en Jalisco, por irregularidades y nepotismo, debería ser un aviso para que varios de los magistrados potosinos, incluido alguno de los electorales, pongan sus barbas a remojar.
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Dicen los que saben, y los que no, repiten, que hoy es sábado social, disfrútenlo, pero no se excedan.