Empecemos por definir para qué existe un IMPUESTO ECOLÓGICO en el mundo; su razón de ser es que el DINERO RECAUDADO POR DICHO IMPUESTO SE APLICARÁ EN SU TOTALIDAD A LABORES DE REMEDIACIÓN, PREVENCIÓN Y EDUCACIÓN PARA CONTRARRESTAR LOS EFECTOS NOCIVOS DE LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL PRODUCIDA POR LA INDUSTRIA EN GENERAL Y NOSOTROS MISMOS. La polémica en países como México es que es un impuesto meramente recaudatorio y una manera más de engañarnos utilizando ese dinero en asuntos políticos y demagógicos, totalmente ajenos a la ecología. En el caso del CARBONO, que es sólo uno de los miles de contaminantes que deberían pagar este tipo de impuestos, al final pagamos nosotros los consumidores que indirectamente contaminamos por medio de nuestro grado mayor o menor de consumismo. El primer paso es dimensionar las emisiones de carbono a nivel mundial, ya que la Unión Europea emite el 9% de las emisiones mundiales, mientras que China y EE UU producen el 41%. O sea que entre estas tres regiones y países producen la mitad de todo el carbono del mundo. Lo anterior en línea con la teoría de que existe una relación directa entre TAMAÑO DE LA ECONOMÍA Y VERTIDO DE CONTAMINANTES EN NUESTRA ATMÓSFERA. Por lo tanto, nosotros –México- emitimos el carbono que corresponde a la 12ª economía del mundo. En Europa ya se están realizando los primeros experimentos para la aplicación de dicho impuesto y lo está empezando a aplicar España a la electricidad producida en Marruecos, dando por hecho que en España sí se aplica en impuesto y en Marruecos no, y de esta manera se nivelan los costos, evitando un DUMPING ECOLÓGICO, lo cual ya empezó a generar tensiones políticas entre ambos países. La Unión Europea está decidida a aplicar este IMPUESTO ECOLÓGICO a las industrias más contaminantes del planeta, es decir, el cemento, el vidrio, el acero, fertilizantes y principalmente los combustibles fósiles. Con parte de este impuesto se financiará el PLAN DE CAMBIO CLIMÁTICO en Europa, que asciende a 500 mil millones de euros y se pretende extender a 750 mil millones. Por lo anterior se tienen que medir y valorar el contenido de carbono en la producción de los bienes que se importan y exportan. En el caso de cemento y acero, es bastante fácil por ser muy altas sus emisiones en sus procesos industriales, pero en productos manufacturados es un poco más difícil, pero se puede hacer. Para darnos una idea, ya en varios países está fijo el costo por tonelada de CO2 emitida. Daremos algunos ejemplos: Canadá 15 usd en 2021 y 30 usd en 2022; Inglaterra 25 usd; EU 5 a 15 usd, según el estado que lo produce; China aún no lo fija; Australia 10 usd, etc. Aquí se empiezan a reflejar las disparidades de criterios a nivel mundial, imaginemos lo que pasa en nuestro estado de San Luis Potosí y en el país en general, que están imponiendo este nuevo impuesto a la población y que en nuestro caso ya fue aprobado por nuestros diputados locales, sin definir el uso de los mismos recursos recaudados, los cuales serán usados sin criterios y vigilancia establecida. Como ejemplo se tiene como parámetro que para producir una tonelada de cemento se emite una tonelada de CO2 aproximadamente, esto quiere decir que a nuestras exportaciones de cemento se les castigará con un impuesto de 15 usd por tonelada exportada a EU o Canadá, o sea 300 pesos equivalentes a un 8% de su costo de mercado en México aproximadamente. ¿Dónde quedarán esos cientos de millones de pesos que serán cobrados directamente por el Gobierno del Estado? Sería bueno que los propios diputados crearan un mecanismo de utilización y transparencia para la utilización de dicha recaudación.
Por lo pronto y sin ninguna explicación o estudio entendible, se dice que se aplicarán 746.50 pesos por tonelada emitida en nuestro estado, o sea 37 usd por tonelada, que es más del doble de lo que se paga en EU y Canadá. Nuestros empresarios ya tienen el dato y deben analizar si aceptan pagar el doble de lo que pagan nuestros vecinos y socios. A lo anterior hay que añadir el costo de corrupción en nuestro país, en la definición de cuánto CO2 produces en tus procesos industriales. Al final, esto es un caldo de cultivo de CONTAMINACIÓN-CORRUPCIÓN generado por los pésimos marcos jurídico-legales en que nos movemos dentro del país y no por los propios burócratas que operan los entes ambientales-gubernamentales en México, pero que con la globalización serán sancionados desde el comercio exterior y más en un país tan exportador como el nuestro.