Comentábamos la semana pasada sobre el reality show La Casa de los Famosos, de Endemol y Televisa como un caso interesante en lo social, lo mediático y en lo económico. Esta semana, luego de un debate sobre feminismo que devino en discusión, y el retiro (por la puerta de atrás) de uno de los “protagonistas”, varios patrocinadores anunciaron su retiro por las conductas agresivas que muestran varios de los participantes.
El retiro de esas marcas significa una pérdida económica que algunos estiman de entre cien y trescientos millones de pesos. Seguro hay seguros para todo. Se habla de demandas de una y otra parte, y para variar todos “se echan la pelotita” de quién decidió darle espacio a seres tan nefastos. En la causa todos coinciden: el rating. Por rating las televisoras son capaces de casi todo, desde inventar una niña atrapada entre las ruinas tras un sismo hasta ofrecerle trabajo al recién expulsado por la competencia.
Alguien dijo que no sería muy televisivo ver a alguien que se la pasa leyendo, o alguien que se dedica a atender una cadena de suministro. Y puede ser, pero también deberíamos revisar de qué nos reímos.
Antes se trataba de humor verbal (contestatario a veces), como Cantinflas, Tin Tan y Piporro. Luego vino el pastelazo, el humor repetitivo (gags) como el de Chespirito. Eugenio Derbez tuvo sus momentos brillantes, lo mismo que Brozo, basados en buenos guionistas y con el ejemplo de Andrés Bustamante.
Hoy se habla de “humor negro” para justificar ataques directos contra alguien o contra una comunidad, usualmente desprotegida o vulnerable. Por el hecho de compartir algún espacio, esta semana hubo quien se lanzó contra la hija quinceañera del comediante Franco Escamilla (como ya ha pasado con otros menores de edad, que sufren el escarnio que merecen, o no, sus progenitores). También es viral ya el gimnasio regiomontano donde les pareció “gracioso” poner la foto de una de las “famosas” en costales y peras, justo la que llamó misógino al expulsado; obvio, terminaron cerrando sus cuentas y pidiendo disculpas.
Hablamos de esto en el taller literario. Dimos nombres de autores de “humor” como Jorge Ibargüengoitia y Enrique Serna. Los cuentos de Etgar Keret. El Anacleto Morones de Rulfo. Peñalosa nos dio varios libros sobre su gremio (Humor con agua bendita I y II, México lindo y devoto. Alguien preguntó si el humor conlleva “resentimiento”. Y sí. A veces es lo único que nos queda frente al poder. Esa era la función del bufón en las cortes, de los panfletos en los muros del castillo. Es la función de la caricatura política y las calaveritas literarias. El humor como un poder en nuestra vida conlleva su alta dosis de responsabilidad.
Cito y recomiendo a Roberto Morris en la-lista.com: “Hoy parece que los que deliran son los bufones. La comedia en la sociedad actual sirve como excusa para que algunas personas privilegiadas se burlen e insulten a personas marginalizadas. En este contexto tenemos que entender que la comedia ya no se limita a la romántica noción de criticar al poder, sino la comedia y los comediantes se han vuelto un arma del poder mismo. ¿Cómo? A través de la risa”.
Revisemos de qué nos reímos y con qué nos entretenemos. ¿Qué tanto público tendría si pasaran por televisión abierta los Juegos Paralímpicos? Al día de ayer México estaba en la posición 30 del medallero, con tres medallas de oro, seis de plata y siete de bronce, lo cual no sucede en los que son transmitidos con gritos y sombrerazos. Una película no hollywoodense suele parecernos demasiado lenta. Y larga. La actriz Winona Ryder dijo hace poco que los jóvenes, hasta sus coprotagonistas, no ven cine: “lo primero que dicen es: ‘¿Cuánto dura?’”.
¿Los canales siguen haciendo «televisión para jodidos”, como dijo alguna vez el llamado Tigre Azcárraga? Para programas inteligentes hay que cambiarle al 11 o al 22, que no llegan a muchos sitios de nuestro país. Ahora hasta hay que pagar por ver la “antes” llamada “caja idiota”. No se puede esperar mucho de medios donde consideran humorístico eso que se llama Me caigo de risa o siguen retransmitiendo La hora pico, pero ojalá cambien su estructura de “entretenimiento”. Incidamos en la ley de la oferta y la demanda, más que fandoms hagamos grupos de análisis.
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Posdata con pretextos para escribir: si buscan motivos para soltar la pluma, ya viene el Inktober (en buen español, “tintubre”), un reto para crear un dibujo o un texto (poema, microcuento) cada día de octubre con la palabra designada por los creadores del reto. Las primeras cinco palabras son mochila, descubrimiento, botas, exótico y binoculares. El resto las pueden encontrar en las redes sociales. Otros buenos pretextos son el Día de Muertos y Navidad, fechas en las que hasta concursos se organizan y pueden hacerse de un dinerito por “hacer buen arte” (Neil Gaiman dixit).