Policías sin futuro

“No hay película o novela, en la que no salga un policía, con excepción 

de vaqueros y militares”. 

Origen policial a la mexicana, con su visión embrionaria, que no necesariamente tiene que ver con el origen policial en países democráticos. Y es que los procesos de transición democrática en México, no alcanzaron a las instituciones de seguridad y justicia y por consiguiente a su eslabón más débil, las policías. No hubo, ni hay, ni habrá en un tiempo razonable, interés por democratizarlas, conocerlas, a pesar de ser aún, todavía, un componente en la ecuación de la inseguridad y la violencia.

Producción de orden, diría Foucault, su soberanía, su sometimiento al poder del Rey, ambos, consolidan dicho poder. Hoy transformado a los militares, pero fuera del orden o la producción del mismo. 

Y siempre me pregunto, ¿qué les espera, cual es el futuro de las policías mexicanas?

Después de varios años en el ámbito de la seguridad en los tres niveles de gobierno, la pregunta que siempre les hago a los retirados o jubilados de las instituciones de seguridad, ¿Qué medida de protección te dio el estado para el futuro tuyo y de tu familia? El retiro o jubilación de un policía implica algunas cuestiones legales poco analizadas y nada comprendidas.

Es tan irrelevante la función de seguridad pública en México que ni sus principales activos, hombres y mujeres al servicio de la ley, cuentan con un marco jurídico, como un instituto de seguridad social para los policías a nivel nacional. Bueno, que tan mal vistos son las policías en México, que ni su arma de fuego les dejan al vestir de civiles o en su retiro, para su mínima protección, a diferencia de los militares.

Viejos, desarmados y vestidos de civil, haciendo filas en bancos, tiendas de autoservicio, etc.; como cualquier simple mortal, ven pasar sus días sin un soporte gubernamental que les reconozca su trabajo por su tiempo y vida al servicio público. Pero eso sí, en activo, mucho desarrollo policial, esquemas de profesionalización, certificación y régimen disciplinario, ya que, con ello, supuestamente, les garantizaba un desarrollo institucional, estabilidad, seguridad e igualdad de oportunidades y fomentaba la vocación de servicio y el “sentido de pertenencia”. 

Nunca han sido percibidos por los gobiernos y la sociedad como “pertenecientes”, a lo mejor como “bienes patrimoniales inventariados”, por el contrario, han sido estigmatizados, rechazados, desparecidos y olvidados.

Con la fábula que los policías son “trabajadores de confianza”, empotrados laboralmente en un 123 constitucional, ellos lo saben (los policías), su paso es efímero, sin sentido de pertenecer a algo, al menos, que como dice el viejo adagio: “policía viejo, es que se hizo pend%&”. 

TAPANCO: La sindicalización policial es otro tema, que causa escozor, pero hay que llevarlo a la mesa de discusión, es necesario y sano demoler prejuicios, estigmas y -pertenencias ficción-, siguiendo la ruta de los países democráticos para vigorizar la seguridad social de los policías, como la clave para un mejor: “Proteger y Servir” y razonablemente, revertir la inseguridad y la violencia. 

X @franciscosoni