Posdatas

No sé si esto viene de hace tanto tiempo, pero ya es raro utilizar las precisiones que complementan. Con todo, oigan, resultan aún útiles cuando la prisa o la brevedad han generado reacciones como ¡No te entiendo! o ¿Te puedes explicar un poco?

En la columna anterior recomendé el artículo seminal de Levy y López-Calva “¿Qué falló? ¿Qué sigue? México 1990-2023”, revista Nexos. Destacaba yo que la informalidad laboral se ha convertido en un gran problema, pues las políticas que intentaban enfrentarla se volvieron contraproducentes.

La productividad viene a ser fundamental en el crecimiento económico y la distribución del ingreso, pero en los hechos ha resultado muy desfavorable el esquema dual de seguridad social que tenemos para los trabajadores en el sector formal y, en paralelo, para los del informal (que aumentan su atractivo). Así, eso se ha vuelto perverso y hay que corregir muchas fallas antiguas y recientes.

De ninguna manera será aceptable abandonar los logros que se habían alcanzado en salud, educación, seguridad social, instituciones autónomas, competitividad, Estado de derecho o certidumbre jurídica. Habrá que defenderlos y revertir esta degradación…  ¿Nos escuchas, Xóchitl?

Tampoco será nada fácil alcanzar una prosperidad compartida, pero es la única posible, ya que cualquier otra no se podrá sostener. A eso habremos de aspirar los mexicanos, sin quedarnos en los fracasos viejos o nuevos, aunque ciertos demagogos idealicen la informalidad y la pobreza si se sigue su propia ideología para fines electorales.

Nunca va a ser perfecto, claro, pero el diagnóstico ahí está. Y hay mucho qué hacer… ¡Tan sencillo, tan difícil!

* LO DE LOS LIBROS de Texto es demasiado importante. Igual, se confirma que no tiene sentido llamarlos “comunistas” o hablar de quemarlos como si fueran los tiempos anti-intelectuales del Nazismo alemán o la Inquisición española.

Un experto mexicano que encabeza el Mexico-China Center en la República Popular China, Alfonso Araujo, ha señalado algunos puntos muy pertinentes, ya que ese país intentó ideologizar a sus maestros y niños utilizando la educación como vehículo … y fracasó. En la década de 1960 se intentó imponer la Revolución Cultural entre “una serie de medidas económicas, políticas y sociales, con el objetivo de transformar al país” … el gobierno trató de educar “a varias generaciones para que rompieran con el pasado, y les enseñó a calificar de mala cualquier acción gubernamental antes de la revolución”. Confió entonces en “servidores públicos sin experiencia”, lo cual “les hizo perder 20 años de progreso”.

La frase: “Es mejor ser rojo que ser experto”, llevó a desastres económicos y educativos. Así “les tomó otras dos décadas corregir y llegar a algo razonable en el año 2000, para luego”, a partir del líder Deng Xiao-Ping, arribar “a algo bastante bueno”. Tras un par de décadas en China, el matemático de la UNAM sostiene que “si se quiere hacer un cambio radical de cualquier cosa, se tiene que ver con muchísimo cuidado, con visión”. Y humildad, diría yo.

Bien, advierte: este fatuo modelo educativo “no dará resultados a corto ni a largo plazo porque carece de estructura y visión”. Como pedagogo, halló que en los textos y las guías no existe valor didáctico y “están altamente ideologizados con una constante denuncia del neoliberalismo…” y tantas cosas más, pues todo estaba mal.

A su vez, el prestigiado columnista Luis Rubio comenta en Reforma, agosto 20, que “los últimos estalinistas” (Gatell, Buylla, Arriaga) están en la 4T, y se caracterizan por un mesianismo “tardío, aberrante y nostálgico, pero no por eso menos poderoso. Y dañino”. Aquel comunismo de estirpe religiosa se fue hace unos 60 años, aunque algo quede hoy en la mente de ciertos trasnochados.

Al igual que sus antecesores, los de ahora niegan la naturaleza humana y no ven la realidad del siglo XXI. También deberían entender que “la economía es infinitamente más compleja, profunda y exitosa de lo que el gobierno veía”. Aunque quieran disfrazar de grandeza la ruindad, son enormes los costos de oportunidad que hemos perdido hacia el desarrollo y la construcción de un futuro mejor.

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