Superadas, por lo menos en el corto plazo, las discrepancias, tensiones y riesgos en la inevitable relación Gobierno-Universidad, se hace oportuno que la Casa de Estudios vuelva la mirada hacía su interior, donde enfrenta desafíos que reclaman atención. Algunos son permanentes, otros de mediano o largo plazo, y los hay también urgentes. En la medida que se solventen, la institución se hará más fuerte.
Entre los retos permanentes e ineludibles que encara la Universidad Autónoma de San Luis Potosí destaca la elevación de su nivel académico. Distintos indicadores al respecto, de instancias externas, apuntan en el sentido de que esa calidad ha retrocedido ligeramente o en el mejor de los casos se ha estancado. La razón de ser de la Universidad es enseñar, preparar, formar con la mejor calidad posible. Cualquier estancamiento o retroceso en esos rubros es ir contra su esencia misma.
Sin duda que resolver esa exigencia puede ser costoso y que el margen financiero para encararla resulte ser insuficiente. Para ampliar su margen de maniobra en términos económicos -visto que los subsidios federal y estatal del año próximo se mantendrán prácticamente iguales que ahora- la UASLP no tiene mucho de dónde echar mano, pero lo poco que tenga debe aprovecharlo al máximo.
Pienso, por ejemplo, en recortar algunos gastos de carácter administrativo vía mayor austeridad, pero sobre todo creo que hay una opción que debe ser revisada con seriedad y carácter, que sin duda incidirá rápidamente para ofrecer resultados, sin demandar nuevas o mayores erogaciones. Me refiero al ausentismo de los maestros, que en algunas unidades académicas es verdaderamente vergonzoso. Hay facultades donde faltan más los maestros que los alumnos, lo cual genera un comprensible sentimiento de defraudación por lo menos en el tiempo útil de las y los jóvenes.
Algunos catedráticos han formado grupos de chat con sus alumnos, que principalmente utilizan para avisar que no llegarán a impartir su materia, cuando faltan pocos minutos para la hora de inicio y de nada sirve a los muchachos que ya están en la facultad.
Es verdad que el pago a los maestros de hora-clase (ciento y pico de pesos) es casi simbólico -“para la gasolina”, me comentó uno- pero si el cumplimiento de la responsabilidad adquirida va a quedar condicionado al monto de la remuneración y éste no resulta satisfactorio, pues que no asuman el compromiso.
Los más viejos de la comarca recordamos nítidamente que muchos años ser catedrático universitario era motivo de orgullo personal y de prestigio social. Debería seguir siéndolo, pero no se percibe así cuando menos en los promedios de faltas que se registran, sobre todo en facultades de humanidades. En las que imparten materias técnico-científicas el ausentismo promedio es menor.
Pero lo más reprobable es que hay unidades académicas donde su personal administrativo no reporta las faltas injustificadas, lo cual propicia que en alguna proporción nada despreciable, los faltistas salgan premiados con sueldo completo. Por exiguo que esto sea, estamos ante un caso de deshonestidad que los estudiantes notan y registran.
Obvio que la ausencia de los maestros de alguna forma alienta también el de los alumnos, lo que a su vez se refleja en indisciplina, comportamientos inadecuados o pérdida de compromiso con la carrera profesional. Todo esto, a final de cuentas, repercute más temprano que tarde en la pérdida de calidad académica.
Así encontramos que solventar uno de los requerimientos más apremiantes y permanentes de la Universidad -la conservación y mejora de su nivel académico-, no requiere de entrada mayor presupuesto, sino de mejor control, vigilancia y exigencia en cada facultad o escuela, lo cual en primera y casi única instancia es responsabilidad de los directores. Pueden no ser ellos los que tomen la iniciativa para remediar ausentismo y otras lacras, pero para eso están la rectoría y el Consejo Directivo Universitario.
Hay otros desafíos que enfrenta la UASLP -como el uso indebido de espacios institucionales a deshoras y el fácil ingreso de personas ajenas a diversas instalaciones de la Casa de Estudios- que tampoco requieren grandes desembolsos, pero sí de conocimiento, comprensión, claridad de juicio y energía suficiente para aplicar los correctivos pertinentes. Ya los comentaremos.
LAS MARCHAS
La llamada “Marcha de la Generación Z”, realizada el sábado pasado en la Ciudad de México, ha saturado la conversación pública desde antes de que se celebrara siquiera. En lo personal me quedo con las reflexiones del economista Gerardo Esquivel, cercano a la 4T pero no incondicional sometido. Reproduzco algunas de sus ideas aparecidas el lunes anterior en su columna Otros ángulos, del periódico Milenio. (Los énfasis son nuestros).
“¿Había razones legítimas para marchar? Sí, la inseguridad y la violencia allí están. No son un invento. El descontento de algunos grupos opositores con el gobierno actual también es una razón válida para marchar y protestar. Así ha sido siempre y así debería seguirlo siendo.
“¿Que no fueron sólo jóvenes a la marcha? Obvio, pero eso qué. En las marchas siempre confluyen distintos grupos con distintas razones para hacerlo. Esa no debería ser ninguna justificación para descalificar a una movilización social.
“A decir verdad, la marcha convocó a más gente de la que yo hubiera anticipado. Creo que la reacción desde el poder incluso la impulsó. La marcha originalmente convocada quizá hubiera pasado desapercibida. La atención que recibió desde la mismísima Presidencia le dio una importancia que muy probablemente no tenía.
“No sé quién tuvo la peregrina idea de dedicar el tiempo de la conferencia matutina a señalar e identificar a los posibles organizadores o convocantes de la marcha. Eso debía ser irrelevante. Esas personas estaban ejerciendo un derecho y nada justifica haberlos denunciado ex ante. No estaban cometiendo un delito. Esto es todavía peor cuando proviene de un gobierno de izquierda que se forjó en la oposición y que marchó miles de veces… La hipersensibilidad a la crítica no suele ser buena consejera.
“Actuar de esa manera sólo contribuyó a activar a los acólitos del gobierno que se sumaron ni tardos ni perezosos a atacar a los organizadores y a la marcha misma...
“Es de manual: si quieres inflar un movimiento, habla de él, di que alguien más está detrás, que no es legítimo, que hay fuerzas oscuras, que lo mueven otros intereses…
“Las fuerzas del orden cayeron en la provocación y reaccionaron con exceso… Lamentablemente, resultaron lesionados manifestantes, policías y periodistas que cubrían la marcha. No se puede culpar a un solo lado. La responsabilidad recae en ambas partes.
“Hacía adelante, espero que se actúe con mayor prudencia y sensatez. El derecho a la protesta y a la inconformidad es inalienable. Desde el poder se debe escuchar y atender los reclamos. Un gobierno legítimo no puede actuar de la misma forma que gobiernos que no lo eran”. (Fin de la cita).
COMPRIMIDOS
Como podía esperarse según la opinión de expertos, los presuntos responsables del robo y homicidio del joven Jorge Eduardo Dávila, pasante de la carrera de estomatología, fueron capturados en un plazo tan corto como nueve días. Dejo para otro momento el dato de si fue porque los policías que los detuvieron los conocían de antemano o todo fue resultado de una investigación rápida y acertada. Si los detenidos son locales sin vínculos con foráneos, también está por verse. Por lo pronto, los detenidos ya encontraron eficientes y baratos defensores: quienes filtraron a medios la grabación del principal sospechoso y el gobernador que ya los encontró culpables y que los sentenció a muchos años en la cárcel. Es por demás.
Si no hay cambios de última hora, hoy a mediodía sesionará el Consejo Directivo Universitario para elegir nuevo director o directora de la Facultad de Derecho. La terna definida por el Consejo Técnico Consultivo de la propia facultad (de entre un total de doce aspirantes registrados) quedó integrada por los catedráticos, Luz María Lastras Martínez, Georgina González Cázares y Javier Delgado Sam. El asunto tiene un fuerte aroma de mujer.
Hace algunos meses, luego de un par de periodicazos con olor a gallardismo que le propinaron en medios nacionales, Gerardo Sánchez Zumaya abandonó el escenario político local. Cuando reapareció, ya no hacía referencia al gobernador Gallardo Cardona que antes era su cliente favorito y de “el peor delincuente del estado” no lo bajaba. Se aplacó, pues. Su siguiente lance fue hacer ostentación de su inscripción en Morena y todo iba tranquilo, hasta ayer que la columnista de El Financiero, Lourdes Mendoza -critica férrea del mandatario potosino- le puso otra madrolineada, a Sánchez Zumaya, que parece ser polvos de los lodos de Adán Augusto. A ese paso no le va a quedar capital político ni para ser alcalde de Tanquián.
Cada que el Ejecutivo y sus corifeos amenazan con desincorporar a Soledad de Graciano Sánchez del Interapas, me digo para mis adentros que ojalá lo hagan. En el vecino municipio es evidente la existencia de una, llamémosle así, cultura de no pago por el agua, fomentada precisamente por el gallardismo desde hace casi dos décadas. Un solo dato basta para ilustrar lo dicho: En el renglón de consumo doméstico (el más importante de todos), el municipio de la capital carga con una cartera vencida, al 30 de septiembre, de 569 millones 642 mil 726 pesos, mientras que Soledad, con menos de la mitad de los habitantes, arrastra por el mismo concepto 442 millones 136 mil 482 pesos. Dicho de otra manera, si Navarro recibe la orden y se sale de Interapas, el ayuntamiento a su cargo habrá hecho el peor negocio de su vida.
No sé si sea síntoma de la proximidad del fin de los tiempos, pero el gallardismo ha decidido endurecer la pierna. Jugar más rudo, pues. El arquetipo de este fenómeno lo ofreció hace pocos días el ínclito Héctor Serrano, que ante el solo anuncio de que los concejales de Villa de Pozos reclamaban su derecho a designar de entre ellos a quien ocuparía el cargo de Concejal Presidenta, por renuncia de la anterior, de plano se quitó la máscara de negociador y constructor de puentes y los amenazó con “evaluarlos” (para lo cual ni facultades tiene). Ganaron una batalla, no la guerra. Varios liderazgos poceños interpusieron ayer un recurso de impugnación contra la designación de la señora Aradillas. Lo pueden ganar.
Hasta el próximo jueves.