Organismos internacionales han catalogado a México como uno de los 10 países más peligrosos para los defensores ambientales. La estadística marca que en el 2019 han sido asesinados 15 activistas, quienes contribuían a la protección de los recursos naturales.
En la Cumbre del Clima en Madrid (COP 25) se documentó que la mayoría de los asesinatos y las extorsiones ocurren en Latinoamérica -que continúa siendo la región más peligrosa del mundo para estos activistas- con el triste protagonismo de países como Colombia, Brasil, Guatemala o México. Según el último informe anual de Global Witness (ONG internacional que lucha para que no haya explotación de los recursos naturales y abusos de los derechos humanos), 164 defensores ambientales fueron asesinados en 2018, y más de la mitad de las muertes se produjeron en esta región del mundo. “Las víctimas eran personas que se opusieron a las presas, las minas, la tala o la agricultura en sus tierras y murieron asesinadas por fuerzas del Estado, guardias de seguridad o asesinos a sueldo. Muchos otros han sido amenazados, atacados o encarcelados”, manifiesta la organización.
También Global Witness informó que son principalmente cuatro los factores que posibilitan asesinatos en México, iniciando por la exclusión de las comunidades por parte del gobierno en la toma de decisiones sobre megaproyectos, la ausencia de protección, la impunidad y la creciente expansión del crimen organizado.
En mi opinión existen dos causas fundamentales: la limitada participación ciudadana en los temas medio ambientales y, la debilidad del gobierno en la aplicación y cumplimiento de la ley. A nivel local agregaría la ignorancia, prepotencia y soberbia de la persona que se supone conduce las políticas públicas ecológicas.
Al Gore recién señaló en la COP 25: “No podemos convertir el cielo en una alcantarilla (...) Mi esperanza son los jóvenes, con sus manifestaciones y movilizaciones, y también los líderes empresariales, y muchos inversores que están afrontando este reto tomando medidas más serias muchas veces que los propios políticos”.
Por ello en nuestras manos, a nivel ciudadano y gubernamental, está el cambiar la pereza y lograr transformaciones sustanciales que modifiquen el estado actual de las cosas, y con ello modificar el discurso, dejando de hablar de activistas muertos, y en su lugar, vanagloriarnos con casos de éxito. Por ello sugiero estos propósitos para el año 2020.
Comprometernos por un México y un San Luis Potosí sostenible, reflexionando que lo haremos por nuestros hijos y por los hijos de todos los mexicanos. Es vital educarnos en casa sobre la importancia del ahorro de agua y energía, el manejo de la basura, el cuidado del entorno, la protección al árbol urbano y conocer los daños que un ambiente adverso genera a nuestra salud.
Exigir que el Estado cumpla las políticas públicas ambientales así como el exacto observancia de la ley, diciendo la verdad y divulgando, sin reserva, información útil y confiable. Evaluar constantemente la aplicación del Plan Estatal de Desarrollo 2015 – 2021, ya que involucrándonos, sabremos sus impactos, su verdadera eficacia y provecho, para proponer mejoras en gestiones posteriores.
Que el Congreso del Estado, junto con un grupo multidisciplinario de expertos, perfeccionen el marco legal ambiental existente; concurren casos donde no hay certeza jurídica al ambiente, sociedad e inversionistas.
Constituir una Procuraduría de Protección al Medio Ambiente como organismo encargado de hacer cumplir las leyes, reglamentos y normas ambientales, así como proponer su actualización, misma que deberá trabajar cotidianamente de manera coordinada con los tres órdenes de gobierno.
Fomentar que los políticos y las autoridades escuchen a los especialistas, para que siempre exista un verdadero y eficaz desarrollo científico, tecnológico y de innovación en la ecología. Desde luego esto de la mano con presupuesto apto para generar soluciones a desafíos ambientales y no ha ocurrencias efímeras o cosméticas, como sucede ahora.
Documentar y divulgar a gran escala todos los conflictos ambientales que aquejan a San Luis Potosí, porque conociéndolos y estimando su consecuencias, es la mejor forma de concientizarnos sobre su manejo, prevención o solución.
Conservar el patrimonio natural de San Luis Potosí, logrando que el 20% de su territorio sea área natural protegida, ya sea estatal o federal, pero con programas de manejo eficientes que les den resguardo real.
Diseñar un programa estatal y municipal obligatorio de ahorro de energía y de reciclaje de basura.
Introducir en las escuelas de educación básica la asignatura de Cambio Climático en la que se profundice la crisis que genera, aunado a desarrollo sostenible, para valorar así los recursos naturales.
Fortalecer a las organizaciones de la sociedad civil con alianzas publicas/privadas/sociales, para trabajar conjuntamente en los verdaderos temas que interesan al medio ambiente y a la población.
Para lograr el cumplimiento de estos propósitos ambientales 2020 (solo son algunos) se requiere cambiar nuestra actitud así como que el gobierno del Dr. Juan Manuel Carreras López muestre voluntad política, responsabilidad social y ambiental, privilegiando la vida (en su sentido más amplio) sobre otros intereses. Simplemente actuar ya y “Cambiar el presente para reverdecer el futuro”.
Delírium trémens.- Les deseo que en el año 2020 se cumplan todos sus deseos e ilusiones; será de grandes retos, pero también de variadas oportunidades. ¡Feliz Año Nuevo!
@luisglozano