En estos momentos difíciles para la humanidad, quiero recordar que Stephen Jenkinson habla sobre nuestra cultura del miedo a la muerte, diciendo: “En mi opinión, estos tiempos moribundos constituyen una oportunidad para vivir realmente bien, si prestamos atención a lo preciosa que es la vida. Podemos sentirnos en paz cuando entendemos que la vida es mucho más grande que cada uno de nosotros como individuos. Podemos entender nuestro papel si nos integramos en esa cadena de dignos antepasados que vinieron antes que nosotros, y dedicamos nuestra vida a honrar y proteger a las generaciones que vendrán después.”
Sé que actualmente el tema central es el COVID-19, y con toda razón, ya que la numeralia de la pandemia dejará cicatrices en la humanidad. Pero les invito que en estos momentos difíciles reflexionemos sobre la emergencia climática en la que nos encontramos y nos hagamos responsables.
En la era del colapso ecológico, cuando el futuro de nuestros hijos e hijas puede llegar a constituirse sobre una catástrofe inimaginable, es nuestro deber sentir verdadera aflicción, para después preguntarnos cómo pretendemos actuar. Este es un gran cambio en nuestra conciencia ya que nos aleja de la cultura consumista narcisista: “¿Qué es lo que necesito?”, “¿Cómo puedo sentirme mejor?” “¿Cómo mantengo mis privilegios y los de mi familia?” Nos acerca, en cambio, hacia la aceptación de que este es un momento de aflicción en el que aún somos capaces de apreciar la belleza, en el que aún podemos mantenernos en forma para llevar a cabo aquello que nos ha sido encomendado. Este cambio en la percepción nos pide una vida de servicio y que hagamos algo diferente, nos insta a sacrificarnos por algo digno. Se trata de un giro emocional muy importante y liberador.
Necesitamos un nuevo acercamiento ante este fracaso, ya que como cuenta el científico social Graeme M. Taylor en su libro The Evolution’s Edge (2008), el presidente John F. Kennedy anunció en mayo de 1961 que el ser humano llegaría a la Luna en menos de una década. En 1961 no se disponía de la tecnología necesaria para lograr tal proeza. Sin embargo, sí se disponía de los fundamentos teóricos necesarios para conseguirlo. Finalmente, el ser humano llegaría a la Luna en julio de 1969, ocho años después del anuncio de Kennedy. Taylor concluye diciendo que, si disponemos de la teoría necesaria, podemos generar los medios indispensables para lograr grandes proezas en un período de tiempo relativamente breve.
Y el caso es que disponemos de los fundamentos teóricos necesarios para evitar lo peor de la crisis medioambiental que se cierne sobre nosotros. El plan ya fue definido en el Acuerdo de Paris -un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono- que básicamente consiste en reducción a cero de las emisiones de carbono en una década, reducción de la demanda a través de un programa de racionalización del carbono, inversiones masivas en tecnologías seguras capaces de eliminar el CO2 atmosférico, reajuste del sistema de transporte, transformación del sistema agropecuario, recuperación de ecosistemas mediante un programa de conservación de la mitad de la tierra y de protección de los océanos; si recuerdan, en la columna anterior estos objetivos los comparte XR.
Llevar a cabo estos puntos es tecnológica y económicamente posible en un corto espacio de tiempo. Las soluciones están ahí. El gran problema es cómo vamos a generar la presión social y política suficiente para que se tomen las decisiones.
Yo sí creo que está en nuestras manos generar esa voluntad política genuina y es a través de implementar y continuar, desde la sociedad civil, el activismo jurídico, científico y de participación ciudadana, es decir que requerimos crear un gran frente a favor de la vida. La buena noticia es que cada día más y más personas admiten la exigencia de actuar y aceptan que tienen la oportunidad de hacer algo increíble.
El enfoque convencional a la hora de hablar sobre el cambio climático suele estar basado en mentiras. No se le dice la verdad a la gente porque creen que generaría un sentimiento de impotencia, que les paralizaría y, finalmente, les llevaría a la no acción, la pasividad. Cuando algo aterroriza, los espectadores suelen buscar una salida para no enfrentarse a aquello que les causa angustia. Sin embargo, somos muchos los dispuestos a hacer aquello que haya que hacer para cambiar el estado de la cosas.
Por lo tanto, el cambio climático y sus graves consecuencias ya no son sólo un asunto político, sino que también es un asunto moral. Lo que está ocurriendo es malévolo y debemos detenerlo. Cuando un gobierno hace algo que es tremendamente inmoral hay que enfrentarse a él, de forma respetuosa, pero enérgica, independientemente de tu opción política.
Así debemos generar la influencia necesaria para la resolución de problemas ambientales que existen en nuestra comunidad.
Hemos pensado que la actuación será crear una exigencia colectiva para que los gobiernos hagan una “declaración de emergencia ecológica” con todas las consecuencias sociales y legales que la misma representa.
El plan de Cambio de Ruta y XR es una rebelión de la sociedad civil que tendrá su inicio el Día de la Tierra, a fin de reflexionar sobre los retos para preservar el planeta, mediante la suscripción de un manifiesto que exige que los autoridades actúen ya, movimiento que se prolongará en el tiempo hasta que el correspondiente gobierno se decida a tomar medidas drásticas para mitigar los efectos de la crisis climática. De forma preliminar pediremos a nuestros gobiernos que se hagan las acciones necesarias para que se reduzcan las emisiones de CO2 hasta casi el 0% para el año 2025, que trabaje con los medios de comunicación para informar a la población de la emergencia climática a la que nos enfrentamos y de las acciones que pueden llevar a cabo, y que dé marcha atrás en las políticas que no concuerden con la emergencia climática.
Por lo tanto, si queremos que la realidad de la amenaza ecológica forme parte del debate general, que la gente sepa el mal estado en que dejamos el planeta a nuestros hijos e hijas (no a las generaciones futuras, que suena lejano en el tiempo y no tan inminente ni real), convendrá que nos movamos ya.
Delírium trémens.- Desconozco por qué la SEGAM desprecia las Áreas Naturales Protegidas localizadas en San Luis Potosí, tanto las de su jurisdicción como las de competencia federal. Posiblemente existan muchos intereses, pero esa dependencia agravó la problemática en el ANP del Sótano de las Golondrinas (formalmente llamada Área Natural protegida bajo la modalidad de Monumento Natural parte del barrio Unión de Guadalupe en el que se encuentra el Sótano de Golondrinas) en Aquismón. Y el Titular del Ejecutivo ¿dónde está?. En breve tocaremos ese conflicto ambiental.
@luisglozano