Reinventar la Oposición

Luego de lo ocurrido en el Senado de la República, donde finalmente el oficialismo consiguió sacar adelante la mayoría calificada y en consecuencia la multicitada reforma al poder judicial, la manera en que se logró, seguirá siendo tema de conversación en los años venideros en que comiencen a resentirse sus no promisiorios buenos efectos. 

En tanto que, los hoy senadores: Miguel Ángel Yunes Márquez (con su voto a favor) y Miguel Barreda (con su ausencia), cuando el inexpugnable paso del tiempo les cobre factura, seguramente revelarán ante algún biógrafo, la verdad sobre que fue lo que realmente sucedió en esos convulsos días de septiembre de 2024, que y quien les hizo, a uno cambiar de opinión y al otro dejar vacante su curul a sabiendas de la imposibilidad de contar con un suplente, más allá del apresamiento de su padre; por lo que, parafraseando a Ortega y Gasset en sus Meditaciones del Quijote: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, algún día seguramente lo sabremos, por hoy, la etiqueta de la traición y de la ausencia conveniente, permanecerá ahí, cierro el comentario con una interrogante inmortalizada por el último habitante de Los Pinos: ¿qué hubieran hecho Ustedes?. 

De modo que, con este inolvidable episodio se inauguró el trabajo legislativo de un Congreso de la Unión, que cuando menos los próximos tres años contará con una mayoría aplastante en Cámara de Diputados y como vimos una endeble oposición en el Senado de la República, incapaz de soportar los embates de poder de la maquinaria del Estado. 

No hay otra, esa es la realidad, cruda tal cual es, vendrá entonces la aplicación de la reforma judicial, las elecciones de las ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de magistradas y magistrados, jueces federales y después locales, ¿qué queda?; la respuesta a esa interrogante en el México de nuestros tiempos me lleva a referirme al gigante Nelson Mandela cuando perseguido y encarcelado por un régimen opresor, con la firmeza y congruencia de los grandes seres humanos, expresó: “Cualquier hombre o institución que trate de despojarme de mi dignidad, fracasará.” Qué palabras más potentes dichas por un hombre que lo perdió todo frente a un régimen autoritario, no obstante, nunca perdió lo único que le quedaba al más duro opositor del apartheid: su DIGNIDAD (con mayúsculas). 

Cuánta falta nos hacen hombres como Nelson Mandela, para sostener un discurso opositor congruente, articulado, pero sobre todo cercano a las personas, en una nación donde el régimen pareciera coptar masivamente las conciencias. 

Por eso esta columna se titula: reinventar la oposición, porque para hacerlo, esa oposición, está(mos) obligada a encontrar primero referentes en la historia, que los hay, como Mandela, Ghandi, Luther King, Alexei Navalny, todos ellos en su tiempo plantaron cara al régimen defendiendo nobles ideales; y en el México de la dictadura perfecta hasta los oficialistas de aquel entonces reconocían el honor y la valía de hombres como: Gómez Morín, González Luna, Vicente Lombardo, Heberto Castillo, Luis H. Álvarez o Castillo Peraza, quizá sea momento de que sus luces nos inspiren ahora, tal como lo hicieron en su momento con millones de conciencias, mujeres y hombres valientes, dignos y firmes militantes de la oposición, pudiera parecer romántica esta postura pero la asumo porque me resisto a creer que nuestro México claudique, y más aún, estoy cierto que al interior del propio oficialismo, no sólo hay fanatismos exarcerbados, también hay mentes prudentes y sapientes que no comulgan con la línea trazada, pues bien saben que la unanimidad no existe ni en las familias, que disentir es válido y que el consenso es la mejor herramienta para lograr buenos gobiernos democráticos. 

Ergo, la oposición deberá reinventarse, volver a sus orígenes, a sus valores, pues si bien son positivos los actos de contrición por lo que dejó de hacerse, no olvidemos en tiempo presente a esas millones de personas que votaron contra el oficialismo, que aún confían y esperan de sus representantes un actuar apegado a los principios de: Justicia Social, Bien Común y Socialdemocracia. Feliz Día de la Independencia. 

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