Resurrección urbana

Una fotografía antigua de San Luis Potosí constituye un testimonio fidedigno de la imagen de la ciudad en el momento en que fue tomada. De la misma manera, una serie de fotografías tomadas a lo largo de un periodo de tiempo nos ilustra sobre la evolución temporal de dicha imagen. Así, fotografías de nuestra ciudad impresas en el libro “El San Luis que se fue”, publicado por Pro San Luis Monumental, nos muestran que al iniciar el siglo XX la catedral solamente contaba con una torre, al igual que el templo de San Miguelito. De la misma manera, una fotografía del año 1920 nos muestra que, desafortunadamente, han desaparecido los edificios que ocupaban las dos esquinas de la calle de Zaragoza al desembocar en la Plaza de Armas.

La fotografía, por supuesto, es una proyección en dos dimensiones de la imagen urbana y nos proporciona solamente una pálida idea de cómo habría lucido la ciudad en el pasado, sobre todo si la fotografía es en blanco y negro. Imagine por un momento que pudiéramos superar esta limitación y que, de alguna manera, pudiéramos sumergirnos, en tres dimensiones y a todo color, en un ambiente urbano ya desaparecido; que pudiéramos, por ejemplo, caminar por la antigua calle de Juárez, hoy Álvaro Obregón, cuando aún no demolían el templo de San Nicolás para construir el Palacio de Cristal.

¿Qué posibilidades hay de que esto último pudiera llegar a ocurrir? ¿Sería posible, por ejemplo, usar un casco de realidad virtual para sumergirnos en una proyección creada por una computadora, de un ambiente urbano ya desaparecido?  Ciertamente, dicho ambiente podría recrearse en un set cinematográfico, como es común cuando se filma una película. Desafortunadamente, muy posiblemente no contemos con suficiente información para asegurar que dicha recreación fuera fidedigna.

No es éste el caso en otras latitudes, como lo muestra un artículo aparecido esta semana en la revista Plos One, en el que se muestra la reconstrucción de dos vecindarios de la ciudad de Columbus, Ohio, tal como lucían hace más de medio siglo. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores encabezado por Yue Lin, de la Universidad Estatal de Ohio. 

Lin y colaboradores basaron su trabajo en los mapas Sanborn, empleados por las compañías de seguros para evaluar los riesgos de incendio de una propiedad. Estos mapas, que eran continuamente actualizados, acumulan datos de edificios de 12,000 ciudades y pueblos en los Estados Unidos en los siglos XIX y XX. Los mapas Sanborn contienen una gran cantidad de información acerca de cada uno de los edificios en un vecindario, incluyendo los materiales de construcción de los que estaban hechos, sus dimensiones y su contorno, y la ubicación de ventanas y puertas. Se incluía también información acerca del departamento local de bomberos, de la localización de las tomas de agua y gas disponibles en caso de emergencia, lo mismo que información de los edificios públicos, iglesias y empresas en el vecindario.   

Los mapas Sanborn ya no son usados por las compañías de seguros, pero la gran cantidad de datos que contienen los convierten en materiales de consulta para un gran número de investigaciones, incluyendo, el estudio de la evolución del entorno urbano de las ciudades en los Estados Unidos, por los programas de renovación urbana, y por la construcción de vías rápidas para la circulación de automóviles, que constituyeron líneas divisorias de áreas urbanas.  

Dada la gran cantidad de información contenida en los mapas Sanborn, Lin y colaboradores utilizaron técnicas de inteligencia artificial para extraerla de manera rápida y eficiente. La información adquirida les permitió desarrollar mapas tridimensionales en computadora de dos vecindarios de la ciudad de Columbus que fueron divididos por una vía rápida en la década de los años sesenta. En su artículo, Lin y colaboradores incluyen una visualización interactiva que nos permite adentrarnos en estos dos vecindarios, pudiendo ver a los edificios con gran detalle (https://bit.ly/3Dj3IgN). En la visualización se muestran también los edificios que fueron demolidos por la construcción de la vía rápida. 

Lin y colaboradores nos demuestran que es posible “revivir” un vecindario tal como lucía hace más de medio por medio de la información contenida en los mapas Sanborn. Dado que este tipo de mapas existen desde la segunda mitad del siglo XIX, tal pareciera que el proceso de resurrección podría extenderse todavía más hacia el pasado. En contraste, en nuestra ciudad, y dado que solo contamos con poco más que fotografías antiguas en blanco y negro, tal parece que tendríamos que conformarnos con bastante menos.