Convengo que el término o la expresión de “REVOCACIÓN DE MANDATO”, es atractivo a los oídos de cualquier demócrata que ve en él, la posibilidad de deshacerse de un mal gobernante, sin tener que esperar al término del periodo para el que fue electo. Suena bien. Pero, ¡Cuidado! Hay algo detrás de ello que puede ser muy peligroso o dañino para la vida democrática de un país, si no se cumplen cabalmente ciertas condiciones o circunstancias, como serían:
1.- Que sea convocado y organizado precisa y exclusivamente por ciudadanos y no por el propio gobernante, porque puede ser utilizado solo como distractor de sus malas prácticas en el gobierno, de su corrupción o de sus deficiencias. O para ganar tiempo.
2.- También puede servir, cuando el proceso lo controla el propio gobernante, para provocar más divisionismo en la ciudadanía, que se traduce en radicalizar las posiciones y fomentar antagonismo político que solo debilita al país. Y, me temo que esto es precisamente lo que anda buscando López Obrador. Aplicar fuertemente su destructiva política de “divide y vencerás”, para ampliar su poder.
3.- Cualquiera que fuera el resultado, si sale derrotado el gobernante, puede desconocerlo, alegando fraude y hasta decidir prolongar su mandato por tiempo indefinido, lo cual equivaldría a caer en una franca dictadura, que luego a ver cómo nos la quitamos de encima.
4.- Aún si fuera derrotado el gobernante, y lo aceptara, al irse, se generaría un vacío de poder, y un riesgo de ingobernabilidad, mientras el país se organiza para realizar nuevas elecciones.
Me inclino más bien por no atender el llamado presidencial y dejarlo nuevamente fracasar (como ocurrió en la consulta contra los expresidentes) y presionar por todos los medios legales, para que entregue el poder, al terminar su periodo, a quien resulte electo en el 2024.
La palabra presidencial en México, no es de fiar: ante tantas contradicciones, mentiras, incongruencias, etc.
¿Recuerda usted, querido lector que el presidente nos aseguró públicamente que cuando tuviera ya formada la Guardia Nacional, con 50,000 nuevos elementos para la protección de la seguridad de los ciudadanos, habríamos de empezar a ver una disminución continua de la violencia y la inse guridad que tanto daña a los ciudadanos de este país? ¿En dónde quedó la palabra presidencial? ¿No censuraba duramente a los presidentes anteriores, porque no lograban un crecimiento del PIB mayor al 2%, asegurando que él lograría el 4% desde el comienzo de su gobierno y para los últimos años habría de llegar al 6%? ¿Si conocía tan bien los problemas del país, después de tantos años de buscar la presidencia del país y recorrer 2 veces según él, los 2459 municipios del país, porqué recurre al expediente fácil de echar la culpa de sus propios fracasos en su gobierno, a los presidentes anteriores? ¿No es cierto que prometía que, al llegar a la presidencia, devolvería al ejército a sus cuarteles, que Calderón había sacado durante su mandato,? etc., etc.
A este presidente nadie lo contrató para echar la culpa de la problemática del país, a otros, sino para que la resolviera. Tampoco se le eligió para que se la pasara diciendo mentiras desde sus costosas conferencias de cada día, se le eligió para que sea un verdadero presidente de México y asumiera su responsabilidad trabajando, para actuar con JUSTICIA y jamás anteponer los intereses propios ni los de su grupo por encima de los de los mexicanos. También para que respetara y hacer respetar la Constitución y el Estado de Derecho, no para que siguiera actuando como candidato de un partido político.
Por eso, a López Obrador le convienen más y más distractores. Estar hablando siempre. Temas que mantengan ocupada la atención pública, para que no se hable de los verdaderos problemas del país, de los que más preocupan a los mexicanos: de la violencia creciente, de la corrupción, de la impunidad, del aumento de la pobreza y de la extrema pobreza (Datos duros del CONEVAL, aunque él diga que tiene otros datos que nunca especifica cuáles son ni de donde los obtiene), la falta de medicamentos, el desempleo, la carestía, o de la falta de seguridad pública con una Guardia Nacional descafeinada, indefensa, que puede ser atacada y desarmada fácilmente por la delincuencia, sin consecuencias, la falta de inversión generadora de empleo, etc., etc. Por eso inventa todo el tiempo, distractores como la rifa no-rifa del avión presidencial, la petición al gobierno español de que nos pida perdón por la conquista o la construcción de un Tren en el sureste del país, que muchos expertos aseguran que será imposible terminarlo, por las dificultades técnicas que entraña y por la falta de recursos económicos.
Quiere ahora imponer la Revocación de Mandato, como nuevo distractor. Medida que le corresponde EXCLUSIVAMENTE a los ciudadanos, no a los gobernantes. En todo caso, al país no le conviene la terminación anticipada del gobierno de AMLO, porque de ocurrir, entraríamos en un período de inestabilidad política que podría ser aún más peligroso que dejarlo terminar su sexenio.
Es de vital importancia ejercer una vigilancia más estrecha y cuidadosa participando los ciudadanos y las instituciones no gubernamentales, sobre todo los grupos parlamentarios de verdadera oposición, en una vigilancia más estrecha y cuidadosa sobre las decisiones erróneas en que incurra el presidente. Más aún, ahora que ya no tiene el control de la mayoría calificada, que es lo que le permitiría seguir haciendo sus destrozos al país, pisoteando la Constitución. Eso, ya no puede hacerlo más!
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