Roma locuta, causa finita

Nunca, que yo recuerde o que lo sepa, en San Luis Potosí se había llegado a un fin de sexenio en la total ingobernabilidad; la ausencia de gobernador observada por lo menos durante cinco años, en los días anteriores alcanzó niveles apoteósicos. Una ciudad capital colapsada por manifestantes que con legítimas exigencias sociales, o sin ellas como también puede suponerse, supieron con exactitud qué arterias presionar para que pareciera que la muerte se apropiaba de un cuerpo. No llegó el óbito, pero la agonía dejó secuelas permanentes. 

En efecto, mientras algunos afirman que las exigencias de los manifestantes son legítimas, hay quienes aseguran que ésta fue generada por el gobierno entrante. Descomposición social como enfermedad terminal, regeneración del tejido, como medicamento; frente al caos, el orden. Todo parecería indicar que fue el corolario de los errores de la saliente administración, pero también es válido suponer el otro origen. Como sea, tampoco es nada ajeno a Palacio, recordemos que si alguien se especializó en administración del caos –buscando siempre su beneficio– fue el anterior secretario de Gobierno.       

La ciudad enloquecida, y una denigrante llamada que el gobernador hizo a la líder de ministerios públicos y ministeriales, Adriana Moya, que mantenían sitiada la ciudad: “ya me tuvieron ahí todo el tiempo que quisieron y no hicieron nada”, espetó a Carreras. Cruel e innecesario tiro de gracia a un cadáver, una reformulación aplicaría: ya tuvo todo el tiempo que quiso, y no hizo nada. Goliat acabó al David.

El Atila verde doblegó al emperador Valentiniano (el corto de estatura, el del descontrol, el del fracaso, el de la total decadencia romana), junto con sus hunos avanzó sobre Roma. Aquí, a diferencia del año 452, no habrá un pontífice León I, ni un cónsul Avieno, ni un prefecto Trigecio, que impidan su avance. El camino le queda allanado, se permitió que su llegada fuera plena.          

La victoria de Ricardo Gallardo en las urnas fue legitimada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el pasado miércoles, cuando por unanimidad los magistrados votaron por desechar las pruebas que para la impugnación se habían presentado en su contra. Luego de una serie de argumentaciones, pareciera, formuladas a modo, legitimaron la infamia electoral; hoy su triunfo es innegable.   

Ocurrió lo de siempre, todos los que en algún momento dijeron ser asesores, consejeros, y estrategas, del candidato de la alianza Sí por San Luis; otros, que incluso llegaron a pasar charola a nombre del candidato, guardaron silencio, o como si de res en matadero se tratara, destazaron las argumentaciones utilizadas para la impugnación; sus refutaciones, pontificando como si de eruditos jurisconsultos se trataran,  no hicieron otra cosa que repetir las peroratas de los magistrados. Es difícil que, diletantes de esos escuálidos niveles, hayan dado lectura a las 6,500 fojas de pruebas;  y si los juzgadores no lo hicieron,  éstos menos. La ignorancia es atrevida.  

Un amigo entrañable, luego de conocer el veredicto, me sugirió dejar el asunto por la paz, finalmente la infamia estaba consumada.  Roma locuta, causa finita, es la frase con que rubrica sus sentencias la Rota Vaticana; si Roma sentencia sólo queda el silencio ante el fallo. Pero si viene el silencio, viene con él la aceptación, el desconocimiento y luego el olvido. Los potosinos, no debemos olvidar que al menos unos cuantos, los menos, trataron de defender la legalidad, cuando incluso ya el candidato y su propio partido dieron el asunto por cerrado.    

Mientras tanto, en San Luis se prepara el terreno para la llegada de los hunos (¿o acaso serán los godos?), ayer mismo  fue dada a conocer la renuncia del fiscal general del Estado, Federico Garza Herrera. Recordemos que semanas antes había sido inutilizado, al serle impuestos en la dependencia personajes vinculados con el Atila verde. ¿Para qué permanecer en un encargo en el que cualquier señalética sería de mayor eficacia? Su renuncia le permitió dejar con dignidad un puesto que ahora quedará en manos de cualquier testaferro de los verdes; luego de los nombres que ya se han hecho públicos en otras dependencias, no es necesario ser un especialista en la materia para suponer lo que viene. 

Mañana la toma de protesta, pasado,  una ciudad pacificada, sin plantones sin bloqueos, sin problema alguno. El mal resultó el remedio para un estado que se encontraba en el más absoluto de los abandonos; el principal responsable de la llegada de Ricardo Gallardo no fue el electorado, sino Juan Manuel Careras López. 

Algunas de las ideas vertidas en esta columna, surgen de una charla sostenida en una mesa paellera el pasado jueves. En ella se mencionaba también la desideologización de los políticos, como una de las principales causas de la debacle de la clase política, y el robustecimiento de la casta burocrática; Juan Manuel Carreras y Ricardo Gallardo, en este sentido, resultaron ser lo mismo: personajes sin ideología que traicionaron, uno a su partido, y el otro a todos los que, luego de apoderarse de ellos, le resultaron desechables; más aún, traicionaron también a la ciudadanía que les permitió llegar al encargo. Aquel al menos descansará, no sé si en paz, pero éste –el de cuidado y el de peligro– continuará y, quizá nos arrastre, por la senda del mal. 

Nada hay ya para decir en estos días, uno ya fue entronizado, mañana será presentado como pontífice en gestatoria; el otro, va directo al basurero de la historia. Causa finita. 

Por cierto, y a propósito de personajes deleznables; trascendió que desde hace tiempo el entonces consejero jurídico de Presidencia de la República, Julio Scherer Ibarra, en contubernio con los empresarios inmobiliarios Alejandro Tamayo y Fernando de los Santos, cabildeaba con la secretaria federal de Medio Ambiente, María Luisa  Albores, a favor del proyecto inmobiliario Las Cañadas. Mientras tanto, don Carlos López Medina no quita el dedo del renglón, en franca rebeldía contra el dicho presidencial de impedir la urbanización de la Sierra de San Miguelito, presentará el 30 de septiembre su proyecto Las Cañadas. Voracidad como marca de la casa. 

Gracias por la lectura. Es tiempo de cuidarse, es tiempo de ofrecer resistencia, no sólo ante el covid. Siempre se está a tiempo; hoy más que nunca.