El cambio climático se ha convertido en un factor decisivo en las proyecciones a largo plazo de las compañías, así lo escribió en una carta que Larry Fink (fundador, presidente y director ejecutivo de BlackRock, Inc., la empresa gestora de activos más grande del mundo) dirigió a sus CEOs.
También señaló: (i) Están buscando entender tanto los riesgos físicos asociados al cambio climático, como también las maneras en que las regulaciones climáticas impactarán precios, costos y demanda de manera transversal en la economía; (ii) En los próximos años, una de las preguntas más importantes a las que nos enfrentaremos, es la escala y el alcance de la política pública respecto al cambio climático, que a grandes rasgos, definirá la velocidad con la que pasaremos a una economía de bajas emisiones de carbono; (iii) Este desafío no se puede resolver sin una respuesta internacional coordinada entre los gobiernos, alineada con los objetivos del Acuerdo de París.
Pero ¿Por qué los Acuerdos de Paris son tan importantes, al grado que personajes tan disímbolos como Greta Thunberg o Larry Fink, fomentan su cumplimiento? Este pacto mundial sobre cambio climático que data del 2015 es considerado por muchos como el mayor logro en materia ambiental en la historia; fue suscrito por 195 de los 197 países partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; en aquel momento sólo Nicaragua y Siria se negaron a ser parte del mismo y en el 2017 el Presidente Trump decidió retirar a su país.
El texto que se aprobó señala que tanto naciones desarrolladas como países en desarrollo se comprometen a gestionar la transición hacia una economía baja en carbono, los países ricos deben dar apoyo financiero a los demás para ayudarles a reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático, emitiendo políticas eficientes, en todos los rincones del planeta, que contribuyan a desacelerar del calentamiento global.
El Acuerdo de París señala que los gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana deberán equipararse con los niveles que los árboles, el suelo y los océanos puedan absorber naturalmente. Los principales gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre son el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono, siendo las emisiones de CO2 las que más preocupan por sus enormes efectos en el cambio climático. Como señalan los analistas, París es sólo el comienzo de un cambio hacia un mundo con bajas emisiones de carbono y las metas deberán ampliarse más y más.
El cambio climático es entonces una realidad, pero su peligro es exponencial si todos nos normalizamos a sus efectos y pensamos que: “simplemente así es y yo no puedo hacer algo”. Ejemplo de lo peligroso de esa línea de pensamiento es la normalización de la violencia en la percepción de muchos mexicanos que consideran que la estela de muertos que ha convertido al país en un cementerio, “es normal”. Si normalizamos el cambio climático, la lucha ambiental estará perdida.
Hay estimaciones escalofriantes como aquella que señala que para el año 2050, es posible que 700 millones de personas sean desplazadas por una escasez de agua severa, motivada por el aumento de las temperaturas globales. El cambio climático es solo uno de los temas que cada vez preocupan más a la sociedad, sin embargo son pocas las personas que reflexionan sobre los problemas ambientales, económicos y sociales que existen en el planeta, no obstante, nunca es tarde para hacerlo.
Los efectos del calentamiento global generan ahora nuevos fenómenos y conceptos, como por ejemplo el “apartheid climático”, que significará que los más adinerados reserven los lugares menos expuestos al impacto del cambio climático, del que ellos mismos han sido responsables en gran medida, es decir, nos arriesgamos a un escenario donde los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras que el resto del mundo tiene que sufrir, según palabras Philip Alston, experto de la ONU, pero que perfectamente caben en el guion de una película de ciencia ficción de Hollywood.
Este experto ha manifestado que en este siglo XXI, millones de personas tendrán que enfrentar problemas de inseguridad alimentaria, migración forzada y salud. El cambio climático podría desplazar para el año 2050 a unas 140 millones de personas en África subsahariana, Asia del Sur y América Latina. Otras 250,000 personas morirán cada año debido a la malnutrición, la diarrea, la hipertermia y la malaria. Tristemente esas personas habitan en los países menos responsables de la contaminación por emisiones de carbono y sus efectos, pero experimentarán las consecuencias más graves. Él también destaca que hay ciertas personas y países que han hecho enormes fortunas por medio de las emisiones, pero sin asumir los costos. Quienes más dinero tienen, son los responsables de buena parte de los gases de efecto invernadero producidos y los que mayor beneficio han obtenido de sus emisiones. Y son también ellos los que quedarán “mejor ubicados para enfrentar el cambio climático”.
En diciembre pasado Michelle Bachelet afirmó que el cambio climático es la mayor amenaza a los derechos humanos desde la Segunda Guerra Mundial y que a 71 años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la lucha en pro de la justicia climática no debe ser motivo de un enfrentamiento político, ni una cuestión de derechas e izquierdas, sino un asunto de derechos y agravios.
“Entre los múltiples retos a los que se han enfrentado los derechos humanos desde la Segunda Guerra Mundial, quizás sea la emergencia climática mundial la que representa una amenaza de mayor magnitud. Desde su repercusión sobre el derecho a la vida, la salud, la alimentación, el agua y la vivienda, hasta nuestros derechos a vivir sin discriminación, al desarrollo y la autodeterminación, sus efectos se sienten ya en todos los ámbitos”, dijo Bachelet.
Bachelet recordó que ninguna nación ni ninguna comunidad quedará al margen de la emergencia climática, a medida que su intensidad se recrudece, y aseguró que ya países y comunidades han padecido daños terribles.
Parece entonces que nuestro deber es romper la normalización y luchar día a día en pro de la justicia climática.
Delírium trémens.- Recién fuimos notificados de la resolución judicial que concede el amparo y protección de la Justicia Federal a varios ciudadanos y Cambio de Ruta, para que el Gobierno del Estado monitoree en la Zona Metropolitana de San Luis Potosí las partículas PM 2.5, las más dañinas para la salud. SEGAM 4 – Medioambiente 2.
@luisglozano