“Hay en medio de nuestra sociedad una clase desvalida,
menesterosa, pobre y abandonada a sí misma.
Esta clase está en las entrañas de nuestra sociedad, es la clase más numerosa,
es nuestro pueblo, es nuestra sociedad misma”
José Francisco Ponciano Arriaga
El pasado día trece del presente mes de enero, año de dos mil veinticinco, en la Ciudad de México; la Procuraduría Agraria convocó a un foro de consulta que, en el marco de la integración del Plan Nacional de Desarrollo (PND)2025-2030, denominó; “Los Ejidos y las Comunidades Agrarias en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación; Rescate, Defensa y Revalorización”.
Considerando la forma de proceder de quienes detentan el poder político en nuestro país, podemos afirmar que este foro es un elemento formal cuya condición debe cumplirse para hacer válido jurídicamente un proyecto que involucra la propiedad ejidal y/o comunal. Dicho proyecto, desde luego, está en proceso de “planchado”. Esto es, en proceso de convertirse en Programa de Gobierno.
En dicho foro participaron: el Procurador Agrario, Víctor Suarez Cabrera (VSC); el coordinador de asesores de la presidencia de la república Jesús Ramírez Cuellar (JRC) y, entre otras personas, la jefa del gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada (CB).
Personajes ellos de la actual estructura del poder político en el gobierno, enunciaron cosas como: “por primera vez el Ejido formara parte del Plan Nacional de Desarrollo” VSC; o, “los sujetos agrarios han sido protagonistas de las tres transformaciones anteriores, y es crucial que también lo sean de esta cuarta transformación” JRC; así como, “debemos ruralizar la ciudad” (CB).
Cada una de estas afirmaciones por sí mismas bien pueden ser objeto de un análisis particular, pero no es el objetivo del presente artículo sino, el destacar que, en nuestro país, si bien el 80% de la población se concentra en zonas urbanas (considerando el centenario criterio que define como urbano a las poblaciones de más de dos mil quinientas personas) y, sólo el 20% vive en zonas rurales; no obstante, más de la mitad del territorio nacional está conformado por propiedades ejidales (32,500 ejidos aproximadamente).
No es un dato menor pues, en una representación simple, nos permite considerar que la mayor parte de la población en el país ocupa una menor extensión del territorio bajo la condición de propiedad privada, en tanto que, la propiedad ejidal que representa más de la mitad del territorio es ocupada por una menor densidad de población.
Este complejo fenómeno socioeconómico y/o sociodemográfico se agudiza precisamente en las ciudades metropolitanas, donde la expansión del desarrollo urbano requiere extenderse sobre el desarrollo rural, particularmente, sobre las propiedades ejidales.
Es un fenómeno donde lo urbano ahoga, suprime lo rural, hasta que lo rural se transforma (accede) y/o es transformado (obligado) en ciudad.
“Ruralizar la ciudad” parece una expresión contradictoria porque, entendido en el sentido histórico de los términos “rural” y “urbano”, nos remiten a nociones socioeconómicas distintas, hasta opuestas; en tanto que, lo rural tiene como base productiva el sector primario y, lo urbano, principalmente, los sectores secundarios y terciarios.
Una interpretación de esta expresión ruralizadora de la ciudad bien puede ser la recreación de la Confederación Nacional Campesina (como ente político integral de un sistema) transformada en Confederación de las Comunidades y Poblaciones Originarias que, retomando -argumentativamente- el espíritu liberal del prócer Ponciano Arriaga (potosino, por cierto) nos remite a la población que está en las entrañas de nuestra sociedad.
Dicho de paso, parece una casualidad que, precisamente, la Procuraduría Agraria tenga como antecedente la Procuraduría de los Pobres que en 1847, siendo legislador del Congreso del Estado de San Luis Potosí, el licenciado José Francisco Ponciano Arriaga promoviera.
Diría el presidente norteamericano Franklin D. Rooselvet o, el periodista mexicano Manuel Buendía: “en política no hay coincidencias”…. “en política, la forma, es fondo”, complementaría Don Jesús Reyes Heroles.
Ande usted a saber.
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