Tengo la ambición legítima, quiero pasar
a la historia como uno de los mejores presidentes de México, y no le voy a fallar al pueblo y voy a lograr mi propósito”.
Andrés Manuel López Obrador
El mayor éxito de López Obrador fue reducir la pobreza. El Coneval, un organismo autónomo, registró en 2018 una población de 51.9 millones de personas en pobreza que para 2022 había bajado a 46.8 millones. Sin embargo, el presidente ha lanzado una iniciativa para destruir el Coneval y la mayoría de los organismos autónomos del Estado. Es típico del sexenio que hoy concluye: los logros, que los hay, palidecen ante la obsesión del mandatario por concentrar el poder y destruir instituciones.
La pobreza no bajó porque hayamos tenido un alto crecimiento económico. El producto interno bruto se expandió 4.94 por ciento, pero no al año como prometió el presidente, sino en todo el sexenio. Esta es la cifra más baja desde Miguel de la Madrid. La expansión anual en 2019-2024 fue de 0.81 por ciento, pero ante el crecimiento poblacional se traduce en una contracción acumulada de 1.05 por ciento del PIB per cápita (Grupo Financiero Base).
Si el PIB no creció, ¿por qué se redujo la pobreza? Principalmente por los programas sociales, aunque también por las remesas. Las transferencias, que incluyen ambos rubros, representaban en 2018 el 15.33 por ciento de los ingresos de los hogares, pero subieron a 17.16 en 2022 (ENIGH). La gran pregunta es si esto es sostenible en el largo plazo.
Por lo pronto, la calidad de los servicios públicos está cayendo. El PIB de servicios básicos (energía eléctrica, agua y gas natural por ducto) se ubicó en el segundo trimestre de 2024 un 25.15 por ciento debajo de 2018. El poco dinero del Estado se gasta en programas sociales y obras ejecutadas sin ningún estudio previo.
El deterioro de infraestructura física es notable, pero el de infraestructura social una tragedia. La población con al menos tres carencias sociales pasó de 25 millones en 2018 a 32.1 millones en 2022. El rezago educativo, que afecta a las personas sin el nivel de educación obligatoria correspondiente a su edad, pasó de 23.5 millones a 25.1 millones. La población sin acceso a servicios de salud subió de manera dramática: de 20.1 a 50.4 millones. El gobierno ha provocado una persistente escasez de medicamentos al destruir el sistema de compras consolidadas del IMSS. Además, eliminó el Seguro Popular y lo reemplazó primero por el INSABI, que no funcionó, y ahora por el IMSS-Bienestar, que apenas empieza.
AMLO ha presumido sus “logros” en seguridad, pero hasta este 27 de septiembre se registraban en el sexenio 197,244 homicidios (91 diarios) contra 146,650 (71 diarios) en el de Peña Nieto y 120,463 (55 diarios) en el de Felipe Calderón (Edu Rivera, @edusax79). El de AMLO ha sido el sexenio más violento desde que tenemos las actuales series estadísticas. Es también el de más desaparecidos: 51,700 frente a 32,367 con EPN y 17,707 con Calderón.
La estabilidad del peso ha sido un gran logro producto de la prudencia hacendaria y de una política monetaria restrictiva del Banco de México. Esa prudencia, sin embargo, se perdió en 2024. El presidente presume la creación de 1.9 millones de empleos formales hasta agosto, pero en el sexenio de EPN fueron 4.2 millones y en el de Calderón 2.3 millones (Base).
Más preocupante es la reforma que supedita el poder judicial al ejecutivo. La militarización representa un riesgo para la república civil. La destrucción de los organismos autónomos afecta la transparencia y los contrapesos al poder. A pesar de una importante reducción de la pobreza, que no sabemos si es sostenible, Andrés Manuel ha sido uno de los peores presidentes de nuestra historia.
Vitalicia
El presidente anunció una “compensación vitalicia” a 7,233 extrabajadores del SME que, cuando se extinguió Luz y Fuerza del Centro, fueron ya indemnizados o pensionados. El costo será de 1,835 millones de pesos anuales. Así recompensa al SME por el dinero que le dio en su plantón de Reforma de 2006. Es un desvío de recursos públicos.
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