Sobre el arte de Damián Ortega

Hablemos de arte contemporáneo realizado por mexicanos contemporáneos:  Es posible decir que son la arquitectura y la ingeniería las bases que sostienen la esencia de la obra de Damián Ortega, quien trabaja con pesos y contrapesos, con fuerzas, con tensiones, estrechamente relacionadas con ambas disciplinas pero también con la energía de los componentes de sus piezas.

Desde la observación de su entorno, de sus primeros círculos así como de los de la sociedad globalizada, Ortega despliega proyectos que permiten la reflexión de tópicos de interés general como la sociedad de consumo y la idea de progreso, así como  los supuestos beneficios que éste traería con su advenimiento. Temas como las fuentes de financiamiento a través del tráfico de drogas, o bien las herramientas y la sociedad de masas.

Ejemplo de ello son sus trabajos de re-made sobre el submarino incautado, la torre Latinoamericana o el módulo de tortillas, que además tienen un fuerte componente lúdico que le impone un carácter alegórico. Sus trabajos marcan contrastes que revelan la seducción que ejercen los objetos sobre nuestras sociedades, hipnotizadas por el consumo. En ellos es posible advertir el desgaste de los objetos tras el paso del tiempo.

Ortega incide así en nuestras sociedades, nos lleva a una experimentación con nuevas realidades, elementos y componentes prácticamente de re-uso para demostrar el valor que tiene aquello que desechamos como participantes de una cultura inmersa en el desperdicio y la falta de valor de aquellas cosas que fueron útiles alguna vez y que han sido sustituidas por perder actualidad o bien por extraviarse en un universo infinito de nuevos objetos de consumo.

El autor nos obliga a ver desde una perspectiva profunda y juguetona, el sistema de nuevas economías, mismas que han estado transformando el mapa económico y social del planeta de una manera vertiginosa, irregular y en ocasiones inmersas en sociedades tradicionales. El resultado: contrastes y contradicciones que Ortega expresa como su visión artística, como actor mismo de la situación y no sólo a través de sus piezas que resultan significativas para nuestro país pero a la vez apreciadas por su carácter universal y humano.

Artista que sin necesidad de tomar los íconos utilizados por los representantes del “neomexicanismo”, le otorga a su trabajo un sello que lleva inherente su origen y los elementos con que se identifica su país de origen.

El retomar, desarmar, armar, usar y tomar los componentes de sus conceptos para explicar las funciones de sistemas o herramientas es el principal proceso subyacente a lo largo de su evolución como artista plástico. Este modelo es a su vez una analogía de la autogestión que ha practicado desde sus proyectos iniciales.

Ortega toma la esencia para descomponerla y recrearla, entregando una forma nueva de admirar lo que llamamos realidad o bien los productos hechos por la mano del hombre, sean estos tangibles o bien hechos tangibles debido a su intervención.

Su trabajo es similar a un instructivo que nos indica una forma distinta de acercarnos a los objetos, a los sistemas de relaciones y a uno mismo.

Ortega se ha dedicado a interrogar a la sociedad de una forma que no se experimenta como tal: como un cuestionamiento, sino más bien con humor, tal como un juego de palabras a través de su interpretación que en ocasiones también contiene un tinte trágico o dramático. El humor como herramienta para tratar situaciones que sólo tienen cabida por esta vía.

*Aquí pueden consultar algunas imágenes sobre su obra: https://www.google.com/search?q=damian+ortega.com&rlz=1C1SKPL_enMX441&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwicz5COl_TiAhUoslQKHalCDJ8Q_AUIECgB&biw=1920&bih=969