El senador Ricardo Monreal Ávila navega entre dos aguas: o es tonto o es perverso. Tonto porque la necedad es una forma de estulticia, de actuar tontamente; perverso porque sabiendo los riesgos y las fallas, opta por seguir adelante para satisfacer algún interés.
Me refiero a la iniciativa, aprobada en el Senado de la República, donde se aprueba que el Banco de México incorpore la moneda extranjera, esencialmente dólares americanos, en la que busca que Banco de México incorpore a las reservas nacionales las monedas y billetes extranjeros que circulan en efectivo en ciertos puntos del país, bajo el argumento de que se va a favorecer a las familias que reciben remesas de los estados Unidos, fundamentalmente, al igual que los establecimientos en frontera y centros turísticos.
Se han alzado todas las voces enteradas para cuestionar su reforma pretendida a la Ley Orgánica del banco de México, de expertos de instituciones financieras, del propio Banco de México a través de su Vicegobernador Gerardo Esquivel y su Director General Jurídico, Luis Urrutia, de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas y de muchos más. Sin embargo, don Ricardo sigue empecinado en sacar adelante esa legislación, pues incluso publicó en su cuenta de Twitter que, ahora que el Senado no está en funciones, elaboró un documento un documento para demostrar lo equivocado en los ataques.
Dijo Santiago Ramón y Cajal que se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento. Por eso mi duda sobre si la defensa de Monreal se debe a la falta o al exceso de talento, un talento obscuro y tal vez siniestro.
Porque de otra manera no se explica la razón por la cual quiere arriesgar, en principio, al Banco de México y, de manera mediata, al país entero.
El Gobernador del Banco de México ha sido claro y contundente, en una entrevista dada al periódico El Financiero: “Aunque se tengan todas las medidas de conocimiento del cliente que las disposiciones piden, esos elementos mitigan el riesgo, pero no lo eliminan, y en ese sentido, ese riesgo residual se estaría transfiriendo a Banxico con el grave inconveniente de que se le transfieran a una institución que tiene la custodia y administración de más de 194 mil millones de dólares en reservas y que alguna decisión o consideración de una autoridad extranjera pudiera limitar el uso de dichas reservas y su libre disponibilidad”. Poco que agregar.
El senador Monreal debería también ocupar su tiempo libre del que ahora se jacta tener el leer un poco el código penal federal y su artículo 400 bis sobre operaciones con recursos de procedencia ilícita; la Convención Interamericana contra el terrorismo; el Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo; la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional o el Código Fiscal de la Federación en su artículo 105, que habla del delito de contrabando de dinero.
La iniciativa coloca al banco de México en convertirse, potencialmente, en una superestructura de lavado de dinero. Así de simple.
El Senador Monreal, en el documento justificativo de su postura, en su cuenta de Twitter, dice, entre otras cosas: “En ese sentido, si bien es cierto, que en este Decreto se establecen pautas mínimas a observarse, queda a criterio de ese órgano constitucional autónomo la forma en que se implementará dichas reformas en observancia de parámetros de seguridad, certeza y transparencia”.
¿Y cuánto va a costarle eso al banco central? Es decir, ¿cuánto significará implementar las medidas necesarias para medianamente prevenir que no se infiltre dinero sucio en las arcas nacionales?
Han dicho los que saben que existen otras alternativas, otras opciones de solución. ¿Por qué seguir adelante con su iniciativa, por necedad, por perversidad?
Hay dos posibilidades, y nunca he creído que Monreal sea tonto. Decía mi abuela que pienses mal y acertarás.
@jchessal