Un suceso muy probable

Como bien recordamos, el 10 de noviembre de 2019 Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia. Lo hizo después de protestas ciudadanas por un supuesto fraude electoral durante las elecciones presidenciales llevadas a cabo tres semanas antes. Un actor central en los acontecimientos que llevaron a la renuncia de Morales fue la Organización de los Estados Americanos (OEA). Este organismo denunció que hubo una manipulación de votos para favorecer la reelección del presidente.  

De acuerdo con la legislación electoral boliviana, un candidato que obtenga más de 50% de los votos emitidos gana la elección presidencial. Lo mismo ocurre si obtiene entre el 40% y el 50% de votos, con cuando menos un 10% de diferencia con el segundo lugar. De otro modo, el primer y segundo lugares en la elección tendrán que enfrentarse en una segunda vuelta para definir al ganador.      

El día de la elección, el conteo rápido de votos -no oficial- se suspendió a las 19:40 con un 84% de casillas electorales contabilizadas. Los resultados daban a Evo Morales más del 40% de los votos emitidos y un margen de aproximadamente 8% sobre su más inmediato perseguidor. Esto indicaría que el primer y segundo lugares en la elección tendrían que enfrentarse nuevamente antes de definir la contienda. 

Sin embargo, al resumirse el conteo rápido al día siguiente por presiones de la OEA, con datos de un 95% de actas electorales, el margen de Morales sobre su inmediato perseguidor se incrementó hasta una cifra ligeramente mayor al 10%. Los números del conteo rápido fueron confirmados posteriormente por el conteo oficial y con esto Morales resultó el ganador oficial de la elección presidencial.

La OEA expresó su preocupación por el cambio en el porcentaje por el cual Morales aventajaba al segundo lugar, antes y después de la interrupción del conteo rápido. La OEA encuentra inexplicable este cambio, implicando que hubo una manipulación de votos y poniendo en duda los resultados de la elección.  En estas circunstancias, Morales aceptó ir a una segunda vuelta para definir la situación. No pasó mucho tiempo, sin embargo, para que renunciara a la presidencia presionado por los militares.

Los argumentos de la OEA sobre manipulación de votos en la elección boliviana son debatidos por un artículo publicado esta semana en el periódico “The Washington Post”. Dicho artículo es firmado por John Curiel y Jack Williams del Instituto Tecnológico de Massachusetts y en el mismo se presentan y analizan datos estadísticos de la elección boliviana que desmienten los argumentos de la OEA.   

En su análisis, Curiel y Williams consideran solamente datos del 84% de casillas contabilizadas entes de la interrupción del conteo rápido. Consideran, además, sólo aquellas casillas que fueron verificadas tanto antes como después de la interrupción. Estas casillas -1477- representan un 30% del total. La idea central del análisis es la siguiente: si la interrupción en el conteo rápido hubiera sido usada para instrumentar una manipulación del voto, tendría que haber una inconsistencia en la tendencia observada antes y después de la interrupción de dicho conteo.

Curiel y Williams encuentran, sin embargo, que no hay tal inconsistencia, concluyendo que los resultados finales de la elección son consistentes con la tendencia observada antes de la interrupción del conteo. Concluyen que muy probablemente Evo Morales ganó la elección con un margen superior al 10%, tal como indican los resultados oficiales.   

Por supuesto, para que Evo Morales pasara del margen de 8% observado con el 84% de las casillas, al margen final de 10%, fue necesario que en el último 16% de casillas se incrementara la preferencia por su candidatura. Con este respecto, Curiel y Williams hacen notar que las últimas casillas en ser contabilizadas son las rurales, que tardan más tiempo en ser contabilizadas y en las cuales es mayor la preferencia por Morales. 

Por supuesto, si bien con argumentos estadísticos no es posible hablar de certezas sino de probabilidades, habría que considerar que hay de probabilidades a probabilidades. Así, cuando la probabilidad de un suceso es suficientemente pequeña, podemos esperar que nunca ocurra, mientras que una probabilidad suficientemente grande se convierte en casi una certeza. A manera de ejemplo, pocos planean su vida pensando que ganaran el premio mayor de la lotería, suceso que tiene una probabilidad de ocurrir apenas de una parte en 3,000. Al mismo tiempo, muy pocos se animan a jugar a la ruleta rusa, pues la probabilidad de terminar muerto es de una parte en seis. 

En cuanto a los resultados de Curiel y Williams -basados en el análisis estadístico de casi 1,500 casillas- la probabilidad de que correspondan a la realidad estaría más cercana a la probabilidad de morir jugando a la ruleta rusa, que a la probabilidad de ganar el premio gordo de la lotería. Así, si bien es cierto que Evo Morales se excedió buscando un cuarto periodo presidencial, es bastante probable que haya ganado la elección y, en consecuencia, que la OEA se haya excedido en sus funciones. Por decir lo menos.