Los potosinos iremos a las urnas el próximo domingo para elegir a quienes habrán de ocupar, suplentes aparte, 547 cargos públicos. Peculiarmente, si en solamente el uno por ciento de ellos, cinco o seis de carácter estratégico, el gallardismo obtiene resultados adversos, todo el proceso electoral le dejará sabor a derrota. Si así ocurre, Ricardo Gallardo Cardona entrará políticamente maltrecho a la segunda mitad de su mandato y tendrá muy difícil cumplir su sueño caciquil.
Estamos por elegir presidenta de la República, tres senadoras(es), siete diputados federales, 15 diputados locales de mayoría relativa y 12 de representación proporcional; 58 presidentes municipales, 387 regidores y 64 síndicos (habrá también un número por hoy incierto de legisladores federales pluris). La jornada electoral terminará en desastre para el gallardismo verde si Claudia Sheinbaum obtiene en San Luis menos votos que Xóchitl, si la señora Ruth es derrotada en las urnas y solo logra llegar al Senado vía plurinominal; si Sonia Mendoza y Juan Manuel Navarro pierden las alcaldías de San Luis y Soledad, y si Oscar Bautista Villegas naufraga en el tercer distrito electoral federal con cabecera en Rioverde. No es irracional considerar la posible derrota de José Luis El Chiquis Fernández en el distrito federal de Soledad.
Hace seis años, con todo y su abrumador triunfo a nivel nacional, el candidato Andrés Manuel López Obrador obtuvo en esta entidad menos votos que la suma de sus opositores. Postulado por Morena, PT y PES, el hoy Presidente cosechó 527 mil 546 votos, contra 677 mil 930 que acumularon sus tres opositores: Ricardo Anaya Cortés, 334 mil 763, apoyado por el PAN, el PRD y el MC; José Antonio Meade Kuribreña, 260 mil 211, postulado por PRI, PVEM y PANAL, y Jaime Heliodoro Rodríguez, El Bronco, 82 mil 956, compitiendo como independiente. La diferencia es sustancial: 150 mil 384 sufragios.
Hay algunos realineamientos de partidos, pero no de mucho calado. Al final del día, Claudia llega a la cita del 2 de junio apoyada por Morena, PT y Verde, en tanto que Xóchitl lo hace abanderada por PAN, PRI y PRD. El MC va aparte y equivaldrá al papel que jugó hace seis años El Bronco.
Resulta obvio que Morena, PVEM y PT convinieron en que en San Luis Potosí el queso lo partiría y repartiría Ricardo Gallardo Cardona, quien lo hizo con particular deleite. Avasalló y excluyó de las principales candidaturas a morenistas y petistas; amenazó, convenció y compró alcaldes ajenos para que se pintaran de Verde, y todo lo demás que ya sabemos. Pero semejante privilegio no fue gratuito. Se lo concedieron por su presunta rentabilidad electoral; es decir, por su supuesta capacidad para generar carretadas de votos a favor del proyecto de la 4T.
En ese escenario, con las millonadas que ha gastado y el despliegue de mapaches que ya está en marcha, si Gallardo Cardona no es capaz de conseguirle a doña Claudia más votos que los de doña Xóchitl, de poco habrá servido en las alturas soltarle tanto la rienda, empoderarlo tanto, y pagar con ello el costo de las malas compañías.
Si un mal resultado en la elección presidencial puede dejar a Gallardo Cardona desnudo en las instancias nacionales, una votación insuficiente para su señora esposa lo dejaría encuerado ante el respetable local, de la cual depende ineludiblemente la viabilidad de su proyecto caciquil, elegantemente llamado “transexenal” por sus incondicionales.
Doña Ruth será senadora, pero frente a sí tiene tres rutas diferentes: de mayoría, con lo que incluso jalaría al acongojado Hernández Villafuerte; por la primera minoría, si obtiene el segundo lugar de votos, o de representación proporcional, que por su ubicación privilegiada en la lista la tiene garantizada. Muy bien para ella.
Pero si como todo indica, doña Ruth es, hasta ahora, la principal y de hecho única carta de Gallardo Cardona para su sucesión en la gubernatura, éste tendrá claro que, si su señora esposa no consigue ganar ni el segundo lugar en votación estatal, difícilmente ofrecerá la consistencia suficiente para dentro de tres años competir por la gubernatura, donde no hay pluris ni medallas de plata o de bronce. Además de que ahora compite viniendo de un lugar confortable, lucidor y con recursos como es el DIF, pero dentro de tres años vendría de ser una entre 128 senadores(as), con quién sabe qué tantas oportunidades de lucir en tribuna o destacar en la política legislativa.
Asumiendo que la derrota de las señoras Claudia y Ruth serían políticamente muy costosas si no es que aniquilantes, hay otra en riesgo que me atrevo a pensar sería la más dolorosa, deprimente: la presidencia municipal de Soledad, bastión gallardista donde los haya, su caja chica, patio de recreo y kermes interminable desde hace 15 años. No sé si la vayan a perder los señores Gallardo, pero lo que es inocultable es el crecimiento electoral de su principal oponente, Juan Carlos Velázquez, candidato de Morena.
Este fenómeno tiene explicación: alrededor de Velázquez se han congregado los grupos morenistas peor maltratados por el gallardismo. Son los que más que ganas de triunfo lo que transpiran y transmiten es rencor y ganas de venganza. Y agréguele usted que Navarro Muñiz, el candidato Verde -buenísimo para recolectar moches- tiene el mismo carisma que un ladrillo.
El caso de esta capital es diferente: aquí sí van juntos con doña Sonia, Morena, Verde y PT, lo cual de entrada plantea una competencia formidable para al aspirante a la reelección por el frente PAN-PRI-PRD, Enrique Galindo. Pero suertudo que es el alcalde con licencia, el pleitazo que se traen morenos y verdes le está ayudando mucho. Y más aún, la distancia marcada por el jefe de la familia, Gallardo Cardona, respecto de la matehualense, ha sido veneno para ésta última. Sea por lo que sea que haya sido, tenga sólidas razones o pura grilla balín, lo cierto es que, como a todos consta, el mandatario dejó descobijada a la expanista.
Un eventual descalabro del gallardismo en la capital podría no ser tan doloroso ni costoso, en la medida que no sería perder algo que se tiene, sino quedarse sin algo que se desea. Pero hay consecuencias colaterales densas e interesantes: su triunfo en la reelección pondría automáticamente a Galindo en el papel de carta más valiosa de la oposición para el 2027. En este rubro hay variables moviéndose, pero la noche del próximo domingo habrá claridad.
Seguramente algunos de nuestros lectores se estarán preguntando por qué pienso que la eventual derrota de Oscar El Cochiloco Bautista Villegas le rebotaría duro al gallardismo. Respondo: desde fines de los noventa que fue presidente del Comité Municipal del PRI en Rioverde, toda su vida política Oscar la hizo en el PRI, con cuyas siglas ha sido dos veces diputado federal y otras tantas local. Además, fue candidato perdedor en dos ocasiones, una y una.
Ahora, súbitamente, se vuelve verde-gallardista-morenista. Lo que singulariza este caso es que a poco de haberse cambiado de chaqueta don Cochiloco, Leonel Serrato lo criticó y a propósito lanzó un dardo de los suyos: el gobernador anda recogiendo puro mugrero, dijo. Hasta ahí era un incidente más. Pero dónde que Gallardo Cardona decide responder y sale en defensa de Bautista, de quien aseguró que era un personaje regional y a punto estaba de convertirse en la maravilla enmascarada.
En síntesis: Gallardo recogió el mugrero y lo defendió personalmente. Así, la suerte está echada: si don Cochiloco gana, el triunfo es de ambos, y se podrá incluso exaltar la sagacidad política del gobernador. Pero, y no se hagan, si el conspicuo integrante de la Ecuación Corrupta pierde, la derrota es para ambos. ¿O no?
Finalmente, he incluido en este listado de posibles derrotas electorales muy costosas y dolorosas para el gallardismo, la diputación federal por el distrito II correspondiente a Soledad, encomendada a El Chiquis, por una sencilla razón: está en riesgo de que lo jale al fondo del pantano el candidato verde a alcalde, Juan Manuel Navarro, ya que ambos traen el fierro RG2 en la frente. No desconozco que el todavía diputado local compite también por Morena, pero los morenistas dicen que primero toman cicuta que darle su voto. ¿Serán suficientes?
Todo esto es parte de una historia inacabada, cuyo desenlace conoceremos en muy pocos días. Por lo pronto, el domingo todos a votar.
COMPRIMIDOS
Quienes se hayan tomado la molestia de leer los párrafos anteriores, entenderán muy fácilmente lo que ahora les digo: ni los más viejos de la comarca recuerdan unos dispositivos y preparativos para el mapacheo de las dimensiones de los que han comenzado a verse. Las autoridades electorales deberían establecer comunicación con el mayor número posible de funcionarios de casillas para decirles que no se dejen intimidar, que no tengan miedo y que se presenten temprano el domingo. La mapachiza anda desatada.
Qué bueno que tumbaron de su candidatura al Tecmol por no acreditar su residencia. Lo hicieron las mismas autoridades que validaron el registro de una runfla de mugrosos que les vieron la cara diciéndose mujeres repentinas, súbitas y providenciales. El mensaje que nos dejan esas autoridades timoratas y comodinas es que legalmente es más fácil cambiar de sexo que cambiar de ciudad.
Otra de esas perlas que va dejando la ilegal elección de Manuelita como Fiscal General del Estado: alegan los diputados y sus abogados que evitar el plazo de cinco meses era necesario para darle estabilidad y continuidad a las tareas de esa institución. Con esa misma lógica, ¿por qué a los ocho diputados suplentes que están actualmente en el Congreso no les tomaron protesta por tres años para darle estabilidad y continuidad al trabajo legislativo? Mamilas, abyectos y desvergonzados que no fueran.
Otra (de tantas) aberraciones: ¿Cuál será la explicación para que el dirigente de un partido (Héctor Serrano, del PT en este caso) pida ser candidato a diputado local plurinominal por un partido diferente (PVEM)? Es como sí el cocinero de un restaurante a la hora de comer se saliera para irse a otro. Así de pútridos estarán sus platillos.
Pues con la novedad de que el señor no estaba muerto solo andaba de parranda. Ya reapareció el lenguaraz Gerardo Sánchez Zumaya, y se ve que sigue calientito contra Gallardo Cardona. Primero en Tanquián el fin de semana y luego aquí anduvo apoyando candidatos de Morena, pero más que eso surtiéndole al mandatario, al que en público no baja de delincuente y otras linduras por el estilo.
Hasta el próximo jueves.