Tal vez al pueblo lo puede engañar, pero no a los economistas, a los expertos en finanzas públicas, ni a los inversionistas nacionales o extranjeros. Los indicadores económicos son fríos y solo reflejan la realidad. El PIB que el sigue sosteniendo que llegará al 4% en este año, no va a llegar ni al 1.5% y quizás ni al 1%, si no empieza a rectificar; los recortes que està haciendo en el presupuesto de muchas dependencias gubernamentales, dice que servirán para apoyar a PEMEX, que es un barril sin fondo, todo el dinero que se le dé a la paraestatal no servirá para nada, se va a resumir en el pantano de corrupción que la asfixia; el dinero que se va a destinar al Tren Maya y a la refinería de Dos Bocas, si se suma a los enormes recursos que comprometió para los jóvenes y a personas de la 3ª edad, no mas no le va a alcanzar. Las inversiones nuevas están detenidas. La oferta de empleo, claramente empieza a declinar. La recaudación de IVA y de ISR ya muestra una disminución con respecto al mismo periodo del año anterior. Los apoyos a Ninis están promoviendo ausentismo escolar, facilitando el alcoholismo y los mayores, que ya han trabajado toda su vida y pagado impuestos, están recibiendo mucho menos apoyo que los NINIs.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), rebajó el pasado jueves su previsión de crecimiento para México, a solo 1.6%, 4 décimas porcentuales menos que su previsión anterior del 2%. Por su parte, el FMI estimó en enero que México reduciría en 4 o 5 décimas su pronóstico anterior.
AMLO no hace caso a los expertos ni a los datos duros; actúa solo por su instinto, que busca antes que nada mantener el poder y no tanto servir a los mexicanos. En las compras gubernamentales, abusa del recurso de Adjudicación Directa, en lugar de licitar. La cancelación del nuevo aeropuerto, sigue pesando mucho en el ánimo de los inversionistas y de las calificadoras, que no van a exponer su dinero en un ambiente de incertidumbre como el que actualmente prevalece. La inversión decide esperar o ir a otro lugar, cuando el gobernante, en un arrebato, decide echar a la basura una inversión de decenas de miles de millones de pesos que ya estaba ejercida en esas obras y que requerirá costos y gastos aun mayores en el proyecto Santa Lucía que ya está demostrando desde ahora que resultarán mayores, por falta de los debidos estudios previos de factibilidad e impacto ambiental. Solamente remover el cerro, o la loma, como se prefiera, que no habían descubierto en el terreno en el que se proyecta una de las pistas de aterrizaje, representará un costo de cientos de millones de pesos.
Como ciudadanos mexicanos, en pleno uso de nuestras libertades y derechos, miles de hombres, mujeres y jóvenes de diversos grupos sociales, salimos a las calles de distintas ciudades del país, a manifestar nuestro rechazo a la forma en que está gobernando, con faltas reiteradas a la ley, a la Constitución, al sentido común y a los principios que deben regir toda buena administración pública. También porque con su lenguaje agresivo y su costumbre de aplicar epítetos y adjetivos irrespetuosos a quienes manifestamos crítica, está provocando encono social y división entre los mexicanos, en lugar de buscar la unión que necesitamos para avanzar en el mejoramiento social, económico y político de todos los mexicanos.
Me parece que al presidente no le están saliendo bien las cuentas. Son tantos los compromisos financieros a que lo ha llevado su verborrea y su demagogia, que ya se empieza a vislumbrar que el dinero no le va a alcanzar y va a meter a la economía del país en un callejón que no presagia buenos resultados. Ese discurso maniqueo en el que insiste tercamente en clasificar a los mexicanos en buenos y malos, en fifís y chairos; o en calificar de conservadores o minoría rapaz a quienes levantan su voz para criticar sus desastrosas decisiones, más temprano que tarde, le va a pegar a los más débiles de la sociedad a esos que él dice defender con su “primero los pobres”, porque un presidente que se muestra ofensivo y hasta agresivo contra quienes no le aplauden, o quienes critican sus decisiones, genera desconfianza y disminución de la inversión, y el consecuente desempleo.
Si no rectifica pronto en muchas decisiones absurdas, como la cancelación del Aeropuerto de la ciudad de México, o el Tren Maya o la refinería, es muy difícil que se mejoren los indicadores económicos más confiables y las previsiones para el presente año y los próximos.
El pasado 5 de mayo varios, tal vez muchos miles de mexicanos le demostramos a AMLO, con todo valor civil, que no estamos de acuerdo con sus políticas económicas, su amnistía general que favorece a delincuentes y a funcionarios corruptos, como la “maestra” (¿?), el minero (¿?) Napoleón, el que “se le cayó el sistema”, o el “señor de las ligas”.
¿En què ha beneficiado a los mexicanos el gobierno de AMLO hasta ahora? ¿Se ha reducido la corrupción? ¿Se ha sometido a proceso a algún funcionario o ex funcionario importante? ¿Se ha disminuido la violencia, siquiera en lo mínimo? ¿La economía da señales de mejoría?
Usted tiene la palabra, estimado lector.
lujambio06@hotmail.com
PD.- Una sincera felicitación a las madres que
ya lo son y a las que pronto lo serán.